Entre julio y agosto, los repartidores, que mayormente hacen las entregas en motos o bicicletas, protagonizaron dos importantes paros en todo Brasil y, aun así, sus demandas no fueron satisfechas por las empresas.
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Trabajando para compañías como iFood, Rappi y Uber Eats, los modernos mensajeros no están protegidos por derechos básicos y están sujetos a una situación de vulnerabilidad por la crisis sanitaria.
Muchos denuncian que ni siquiera reciben equipos de seguridad de las empresas de aplicación y no tienen ningún amparo en caso de accidentes o enfermedades.
Solicitan que se establezca un seguro contra robos y hurtos, otro de accidentes y de vida, y se instale una base de apoyo para el descanso y la alimentación.
En medio de un peligroso escenario por el nuevo coronavirus, estos trabajadores se arriesgan diariamente sin artículos elementales para enfrentar el patógeno como gel de alcohol, mascarillas faciales, entre otros.
Los operadores de aplicativos, en nombre de la modernización y la prestación de servicios, crearon nuevos sistemas de entrega, aumentando la gama de opciones para los clientes.
Si, por un lado, el consumidor tiene más comodidad, por otro lado, el precio lo pagan los trabajadores.
Bajo la falacia del ‘espíritu empresarial’, cada vez más repartidores se encuentran sin mínimas condiciones laborales.
Ante la falta de respuesta de las empresas, estarán en Brasilia para que se considere y apruebe el proyecto de ley 1665/2020, presentado por la bancada del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) de Brasil en la Cámara baja, el cual tiene el régimen de urgencia aprobado, pero sin una fecha para ser votado.