Hacia mediados de los años noventa se comenzó a visualizar la insostenibilidad del sistema provisional tradicional de solidaridad intergeneracional, en el cual los aportes de los trabajadores activos cubrían las necesidades de las jubilaciones de los pasivos.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Las finanzas del sistema funcionaban cuando la pirámide poblacional del país tenía una participación más grande de las generaciones más jóvenes, pero a medida que el país completó su transición demográfica muy tempranamente, el peso de las jubilaciones de los pasivos comenzó a volverse cada mayor e incapaz de poder ser costeado por las generaciones más jóvenes exclusivamente.
La solución propuesta –no acompañada por nuestra fuerza política– se basaba principalmente en el pasaje de un sistema de solidaridad intergeneracional a uno de capitalización intrageneracional, en el cual la jubilación de cada persona se costearía con los aportes propios que esa persona hizo durante su período de actividad laboral, e incluía involucrar a administradoras de fondo privadas para rentabilizar estos ahorros a medida que se iban acumulando.
Es importante comprender que la rentabilidad de las cuentas individuales compensarían, al menos en concepto, las pérdidas inevitables que tendrían las jubilaciones al pasarse a un sistema de capitalización individual. Asimismo es importante recordar que esta solución fue recomendada como parte de la receta de los bancos y organizaciones internacionales de crédito. Era casi un punto más del consenso de Washington. El sistema fue impulsado en toda América.
Las ventajas u objetivos planteados para la reforma del sistema de jubilaciones hacia uno basado en AFAP eran los siguientes:
1. Corrección del sendero divergente del déficit del sistema de jubilaciones, volviéndolo sostenible a largo plazo.
2. Rentabilidad financiera del ahorro individual de los trabajadores, el que sería volcado a sus jubilaciones.
3. Creación de un mercado de capitales de largo plazo, inexistente en el país en ese momento.
4. Competencia entre prestadores de servicio de administración de fondos (AFAP), lo que haría maximizar los retornos para los trabajadores a través de un mecanismo de mercado.
El primer y principal objetivo aún no se ha cumplido a 20 años de implementada la reforma, ya que el déficit del BPS sigue creciendo año a año, aunque se espera que comience a estabilizarse y converger a senderos más sostenibles una vez que los primeros grandes contingentes de trabajadores comiencen a jubilarse por el nuevo sistema.
Los otros tres objetivos entendemos que tampoco se han materializado y no parece previsible que se materialicen a corto plazo.
1. La rentabilidad, cuya unidad relevante para las jubilaciones es la UR, ha sido negativa en promedio durante los últimos años.
2. Los fondos acumulados por las AFAP no han permitido la creación de un mercado de capitales a largo plazo que financien inversiones de maduración lenta, como, por ejemplo, en infraestructura.
3. Las comisiones cobradas por las AFAP varían enormemente entre prestadores y frente a ganancias muy similares presentan retornos para los trabajadores muy disímiles en forma persistente.
Estos tres fracasos tienen un fundamento transversal aunque no exclusivo: la legislación es restrictiva respecto a las inversiones que se les permite hacer a las AFAP, por lo que tienen retornos muy similares.
A su vez, estas restricciones no permiten utilizar los fondos acumulados para financiar requerimientos de capital de proyectos con maduración lenta (puertos, vías de tren etc).
Por otra parte, existen diferencias notables en las comisiones que cobran las distintas prestadoras, llegando a ser casi el doble las de la prestadora más cara con respecto a la más barata. Estas diferencias de comisiones son persistentes en el tiempo, y frente a ganancias iguales muestran que el mecanismo de competencia no funciona en el mercado de administradoras de fondos como forma de maximizar los retornos para los trabajadores. Estos tienen suficiente dificultad y/o falta de información como para permanecer en administradoras que les transfieren rentabilidades (después de comisiones) significativamente menores que en otras de la competencia.
Estas comisiones son, además, por montos que parecen excesivos frente al servicio prestado: rondan entre 20% y 30% del total aportado. Comisiones muy altas comparadas por las que cobra un corredor de bolsa en el mercado para administrar un portafolio de inversiones similares a las que administran las AFAP.
En resumen, la reforma del sistema de jubilaciones podría en un futuro cumplir con el objetivo de controlar el déficit creciente del sistema, pero no cumple ni parece que cumplirá con los otros tres.
Se está perdiendo la posibilidad de utilizar enormes fondos acumulados en la financiación de inversiones que el país precisa.
Más preocupante aun, las actuales restricciones están repercutiendo en las jubilaciones que van a tener los trabajadores.
El nuevo sistema previsional parió problemas graves como el llamado de los “cincuentones”, trabajadores que antes de 1996 eran menores de 40, fueron obligados a pasar en función de sus ingresos al régimen de las AFAP y ahora comprueban que sus jubilaciones estarán entre 30% y 35% por debajo en comparación al régimen anterior. Es necesaria una solución rápida y satisfactoria para los afectados.
A nuestro juicio, es casi una expropiación el porcentaje del aporte realizado por el trabajador que se destina a las comisiones para administrar los fondos.
Por último, veamos las transferencias a la seguridad social: a la Caja Policial aumentaron 29%, pasó de 0,51 del PIB a 0,65; la Caja Militar aumentó 14,% del 0,91 al 1,04 del PIB; el BPS aumentó 6%, de 7,37 a 7,81. Transferencias al seguro de enfermedad pasó de 2,45% a 4% del PIB; las AFAP de 1,35% a 1,88%. Sólo estos dos rubros representan 2 puntos del déficit fiscal.
Estamos convencidos de que llegó el momento de debatir en profundidad todo este tema, a la vez de comenzar a encontrar las soluciones a un problema que a todas luces tiende a agudizarse.