Imágenes divulgadas en medios locales, como el portal de noticias Rappler, muestran a varios hombres en el norte de Manila con una corona de espinas que caminan lentamente bajo el intenso calor y azotan sus espaldas con tiras de bambú atadas a una cuerda.
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Otras personas llegan a atarse a cruces de maderas y clavarse clavos de ocho centímetros en las manos y los pies en espectáculo que llama la atención de visitantes foráneos.
Aunque la mayoría de los feligreses filipinos celebran en familia el día en que según la tradición Jesucristo murió en la cruz, en algunos pueblos aún se cree en el sufrimiento extremo como forma de expiar los pecados.
Por su parte, el presidente Rodrigo Duterte -que se ha visto envuelto en polémicas con la iglesia católica- envió un mensaje a la nación donde pidió que esta ocasión sea una oportunidad para la oración y la reflexión ‘mientras nos esforzamos por defender lo que es bueno y justo’.
Influenciada por la colonización española, Filipinas es considerada la nación católica más grande de Asia, con 80 millones de fieles.