«La estrategia que sigue el presidente de la República hacia el Mercosur es una estrategia equivocada que no sirvió para obtener los resultados esperados», dijo a Caras y Caretas el diputado Daniel Caggiani, integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales de la cámara baja. Por estas razones es que el legislador cursó un pedido de informes al Ministerio de Relaciones Exteriores para conocer cuáles son, si los hay, los argumentos jurídicos para llevar adelante una política de relacionamiento bilateral en contraposición con resoluciones del bloque que obligan a sus miembros a negociar en forma colectiva.
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Usted hizo un pedido de informes a la cancillería acerca de las propuestas de Uruguay para el Mercosur. ¿Qué es lo que preocupa de estos planteos?
Hicimos una solicitud a la cancillería para conocer los informes jurídicos que sustentan el posicionamiento de Uruguay ante el bloque regional, en el entendido de que públicamente se ha dicho que Uruguay podrá comenzar a negociar acuerdos comerciales por fuera del acuerdo regional sin ningún tipo de ataduras desde el punto de vista jurídico. Sin embargo, hay una resolución que se conoce como la 32/00, que la firmó el gobierno de [Jorge] Batlle, cuyo canciller era Didier Opertti, acerca de que los países que lo integran se comprometían a negociar de manera conjunta los acuerdos comerciales. Eso, generalmente, tiene incidencia en las preferencias arancelarias que se establecen para quienes acordamos. Eso sin duda puede tener repercusión en lo que se llama arancel externo común del Mercosur, que es como un paraguas arancelario que nuestra región tiene para proteger la industria nacional y evitar el ingreso de productos extrarregión con menores aranceles. Que un país realice de manera bilateral esta modificación del arancel común terminaría perforando el propio bloque regional y sobre todo el Mercado Común del Sur, que es imperfecto pero tiene su importancia.
Por lo tanto nosotros queremos conocer sobre todo cuáles son los informes jurídicos que avalan esta postura. El excanciller Opertti ha hecho una exposición bastante crítica sobre esa postura. Pero sobre todo no queda claro que el país plantee que es necesario flexibilizar el bloque y al mismo tiempo esté sosteniendo que una decisión que lo obliga a establecer algunos marcos de negociación común no tenga vigencia.
Queremos conocer los argumentos jurídicos y sobre todo el impacto económico acerca de las consecuencias para el país de persistir en esa postura de avanzar en una agenda más bilateral y perder las preferencias que tiene en materia de acceso a mercados tanto de Argentina, Brasil y Paraguay.
¿Cómo evalúa la postura del gobierno hacia el Mercosur?
La estrategia que sigue el presidente de la República hacia el Mercosur es una estrategia equivocada que no sirvió para obtener los resultados esperados. Si bien uno puede compartir la inquietud de parte del gobierno de que nuestros principales productos de exportación puedan tener mejores preferencias arancelarias en el ingreso a mercados más competitivos, hay que mirar todo el conjunto de la película, no solo una parte. Y la región es nuestro principal socio comercial. El segundo socio en su conjunto en el comercio de bienes, luego de China. Pero si uno agrega en la balanza al comercio de bienes también el de servicios, y los servicios turísticos y logísticos, que para Uruguay son muy importantes, el Mercosur es uno de nuestros principales socios comerciales porque el turismo básicamente tiene una gran aporte regional, de Brasil, Argentina, Paraguay, incluso Chile. Ni que hablar los servicios logísticos portuarios que tienen una fuerte vocación regional.
Por tanto creo que es importante que el gobierno tenga en agenda toda la mirada de la situación. Más que establecer una lógica confrontativa lo que debería haber hecho es avanzar en una lógica más de cooperación, de establecer una agenda externa regional común, como bloque, y sobre todo avanzar en conjunto para lograr acuerdos comerciales con zonas económicas importantes. Creo que es el camino más adecuado, pero lamentablemente se optó por un camino de confrontación. Así como el presidente de la República a nivel doméstico más que negociar impone, quiso seguir esa lógica a nivel internacional y Uruguay tiene un peso relativo distinto. Uno no puede negociar como si fuera Brasil siendo Uruguay. Me parece sin duda que es un elemento bastante crítico, pero que además no ha obtenido los resultados esperados porque la Presidencia y la cancillería establecieron que en el primer semestre iban a tener resultados y todavía no ha habido ni un solo comienzo de negociación formal o comunicación sobre el establecimiento de ningún acuerdo comercial y creo que sin duda eso no es bueno para el país.
¿Esto puede provocar conflictos?
Esto sin duda puede provocar conflictos en el relacionamiento bilateral. Uruguay tiene intereses muy importantes en la región. El Mercosur es importante para la producción y el trabajo nacional. El 80% de nuestros productos exportables tienen que ver con productos agroexportadores, que sin duda generan ingresos de divisas muy importantes pero no explican el conjunto de las actividades económicas que pueden tener mayores niveles de producción e incluso trabajo nacional. Si uno tuviera que explicar la cantidad de trabajo nacional que generan nuestras exportaciones, si uno solo se concentra en esos productos como la soja la celulosa o la carne, no podría explicar la mayoría de la mano de obra que Uruguay hoy tiene. Que sin duda en el contexto regional tiene una vocación muy importante de construcción de encadenamientos productivos y sobre todo mano de obra y trabajo nacional.
En un momento tan complicado para la economía uruguaya no es bueno comprarse algunos problemas quizás por falta de visión y sobre todo falta de experiencia en materia internacional, donde importan mucho la diplomacia, la negociación, los gestos; lamentablemente Uruguay no opto por la vía de la negociación, sino por la vía del choque. Eso va a tener perjuicios en la cadena turística, que ya esta bastante deteriorada por la situación sanitaria, que puede verse complicada por medidas que se puedan tener tomar de manera bilateral y generar mayores problemas.
¿Uruguay tiene una verdadera estrategia internacional?
Uruguay no tiene una verdadera estrategia de inserción internacional. Uruguay ha tenido a lo largo de su historia líneas de acción común que van trascendiendo gobiernos y posicionamientos internacionales muy importantes. Y este gobierno en materia internacional ha sido uno de los primeros lugares donde ha hecho agua. De hecho el primer ministro que renunció fue el canciller de la República. Creo que la primera vez en la historia de nuestro país, en los últimos 40 o 50, años que un ministro de Relaciones Exteriores renuncia, o es renunciado, a menos de cuatro meses de haber asumido. Pero, además, se ha cambiado la tónica de posicionamiento internacional en materia de no alineamiento con las principales potencias, Uruguay ha tenido, sobre todo el presidente de la República, un alineamiento casi vergonzoso con la administración Trump de Estados Unidos, incluso tratando de tomar partido en algunas cosas que sin duda no son beneficiosas para Uruguay, como votación de un candidato no latinoamericano para el Banco Interamericano de Desarrollo, la no continuación en el grupo de contacto junto con el contador Enrique Iglesias en la mediación con Venezuela, la decisión de plegarse a los decisiones que toma el viejo grupo de Lima en la OEA apoyando la reelección del excanciller Luis Almagro. Sin duda que son noticias en materia internacional que generan mucha preocupación, que marcan un cambio de rumbo muy importante y que no tienen bases comunicantes con esa vieja tradición de la política exterior uruguaya de defender los principios de derecho internacional, la paz, la seguridad, el principio de no injerencia, la estabilidad y sobre todo preservar la democracia en nuestro continente. Lamentablemente eso se ha visto bastante resentido y creo que sin duda ha generado preocupación en varios organismos internacionales y estamentos diplomáticos del continente, porque nunca se vio a Uruguay tener este cambio de rumbo, y no es bueno para el país.
¿Cómo evalúa la gestión que desarrolla el canciller Francisco Bustillo?
El canciller Bustillo hace lo que puede. Lamentablemente las decisiones de política exterior no pasan por la cancillería, sino que pasan por el edificio de la Presidencia. Es lamentable, pero la concentración de muchas áreas del quehacer nacional, incluso las relaciones exteriores, ha deteriorado el posicionamiento de Uruguay, el profesionalismo, la visión de largo plazo, la importancia de la diplomacia y el trabajo profesional y eso es visto por propios y ajenos.
Creo que además es parte de la problemática que tiene la coalición de gobierno que no convence a sus propios integrantes del posicionamiento internacional que está tomando Uruguay. El país tiene un posicionamiento mucho más intervencionista en algunas áreas de la política exterior y creo que eso no es bueno para el relacionamiento y, además, carece de una estrategia internacional, de inserción internacional, y sobre todo carece de una estrategia de inserción comercial. Sobre todo en un mundo donde cada vez se cierran más las fronteras nacionales, donde los espacios regionales empiezan a confluir y tener cada vez más peso, Uruguay decide patear el tablero del ámbito regional, dividir y confrontar en el Mercosur, más que apostar a una línea de mayor relacionamiento, mayor intercambio comercial y sobre todo mayor integración latinoamericana.