A partir de su resolución 2235 de agosto de 2015, el Consejo creó un mecanismo conjunto de investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y Naciones Unidas, encargado de indagar denuncias de uso de letales gases, como el Sarín, en el país levantino. Encabezado por la argentina Virginia Gamba, envió su primer informe al Secretario General, quien lo dirigió para su discusión hace 10 días al órgano de 15 miembros, presidido este mes por Venezuela. Según el mecanismo activado para identificar a individuos, entidades, grupos y gobiernos supuestamente responsables de emplear armas químicas en Siria, una situación condenada por el Consejo a través de varias resoluciones, actuó con imparcialidad, objetividad e independencia. Los expertos evaluaron hechos ocurridos entre abril de 2014 y agosto de 2015. Como resultado de las pesquisas, fueron identificados al menos seis casos potenciales, cuatro en las gobernaciones de Idlib y uno en las de Alepo y Hamas. De acuerdo con el mecanismo OPAQ-ONU, cada incidente será investigado de manera profunda, en aras de presentar futuros reportes al Consejo de Seguridad. Su informe analizado hoy en el órgano de 15 miembros concluye con la advertencia de que los responsables de lanzar gases durante el conflicto sirio «serán identificados y tendrán que responder por sus horrendos actos». También reclama la cooperación de los Estados y otras fuentes para cumplir sus objetivos. Recientemente, funcionarios estadounidenses acogidos al anonimato aseguraron que el Estado Islámico utilizó sustancias prohibidas contra unidades kurdas en Siria e Iraq. En 2013, el empleo de armas químicas en el conflicto estuvo a punto de desatar una agresión de Estados Unidos, luego de acusar al gobierno de Bashar al Assad de gasear a civiles, aunque no presentó pruebas. Una iniciativa rusa y la decisión de Damasco de adherirse a la Convención de Armas Químicas impidieron la cruzada de Washington, que lidera las acciones de cambio de régimen contra Siria. A finales de 2013, un equipo de científicos creado por ONU de conjunto con la OPAQ para investigar los alegatos de empleo de sustancias venenosas en el conflicto confirmó ese escenario, pero sin responsabilizar a alguna de las partes enfrentadas. En el informe final, los expertos precisaron que fueron recolectadas evidencias «claras y convincentes» de la utilización de sarín en Ghouta, el 21 de agosto, así como elementos que apuntan al probable uso de armas químicas en Khan Al Asal, Jobar, Saraqueb y Ashrafiah Sahnaya, aunque sin corroborarlo por la falta de pruebas determinantes. Moscú y Damasco atribuyeron el lanzamiento de gases letales a una conspiración destinada a propiciar la intervención estadounidense. Las acusaciones por el empleo de armas químicas en la crisis siria no han cesado, lo que explica el mecanismo en curso. (Prensa Latina)
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