La región latinoamericana y caribeña continúa siendo la región más desigual del mundo en lo que respecta a la distribución de los ingresos entre su población, con un índice de Gini promedio de 0,465 en 2018.
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El virus SARS Cov-2 no tiene en cuenta las condiciones sociales para contagiar a una persona. Sin embargo, la pertenencia a un status social sí te hace más vulnerable a adquirirlo y desarrollar la enfermedad.
El acceso y la calidad de los sistemas de salud, las condiciones laborales, el abandono de las zonas rurales, el acceso a agua segura, los niveles educativos, el hacinamiento en los barrios pobres o el acceso a la tecnología, incrementan el nivel de exposición al contagio de Covid-19 y las limitaciones para protegerse.
Cifras contundentes
De acuerdo a las estimaciones señaladas por la CEPAL los efectos de la pandemia generarán la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914 y 1930, con un crecimiento proyectado de -5.3%, un importante deterioro de los indicadores laborales en 2020 que generaría casi 12 millones más de desempleados en la región y un aumento de casi 28.7 millones de pobres más que en 2019, para un total de 214.7 millones de personas en condición de pobreza en la región latinoamericana (34.7% del total de la población.
Además, es previsible que la pobreza extrema aumentará en 2.6 puntos porcentuales (15.9 millones de personas más), lo que afectará a un total de 83.4 millones de personas que corren riesgo de caer también en una crisis alimentaria.
Cuando el primer caso de la pandemia se notificó en Brasil, el 26 de febrero del 2020, comenzaba un tsunami de fallecimientos en la región. Desde entonces, la Covid-19 se ha propagado a los 54 países y territorios de la región de las Américas. El epicentro de la pandemia se ha desplazado a la región de las Américas, en la cual, al 3 de agosto del 2020, se habían notificado 9 764 672 casos confirmados (+111 200), el 54.06% del total de casos reportados en el mundo, con 365 688 fallecidos (+2089) para una letalidad de 3,74% (-0,01). En general, se observa una tendencia creciente en la incidencia y las muertes en la región. Cinco países (Brasil, Estados Unidos de América, Chile, México y Perú) se encuentran entre los diez con el mayor número de casos confirmados y/o muertes en todo el mundo.
La crisis sanitaria puso en evidencia las debilidades de los sistemas de salud pública de la región. Lamentablemente, en América Latina y el Caribe los sistemas de salud, públicos, universales y de calidad son inexistentes. La inversión pública en salud es en promedio un 2.2% del PIB, más o menos la mitad de la que la OMS recomienda.
Los gobiernos invierten un promedio de 600 dólares per cápita cada año en asegurar la salud de la población latinoamericana, un 21% de lo que invierten los países de la OCDE. Se cuentan con un promedio de 23 camas hospitalarias y 18 médicos por cada 10 mil habitantes, aproximadamente la mitad que el promedio en los países de la OCDE. Esta es la explicación de que los desabastecidos hospitales públicos colapsasen y los niveles de contagio se extendieran aún más.
Cuba solidaria desde siempre
Cuba, en la región latinoamericana y caribeña, ha sentado un precedente en materia de desarrollo social. En el resto del continente la aplicación forzosa del neoliberalismo en las décadas finales del pasado siglo, provocó la profundización de las crisis políticas que ocasionaron la ilegitimidad e ingobernabilidad de las autoridades constitucionales y un amplio cuestionamiento a los postulados de la representatividad democrática en sus “principios intermediarios”. En algunos países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, durante la década de los noventa y principios del siglo XXI, ocurrió una reconfiguración de las estructuras sociopolíticas que permitió la inclusión y visibilización de las clases sociales históricamente marginadas.
En los últimos tres años esta realidad ha cambiado radicalmente y una ola ultraneoliberal invade la mayor parte de la región, con gobiernos deseosos de consolidar un modelo económico que destruye todo lo logrado en la década ganada por el progresismo latinoamericano.
Organismos internacionales como la OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) o la propia ONU reconocen a la mayor de las Antillas como el único país latinoamericano con uno de los mejores sistemas de salud del mundo.
La labor del ALBA-TCP como mecanismo de integración regional ha sido decisiva para el impulso de la cooperación médica cubana en el continente americano. Sus principios de cooperación entre los pueblos, como alternativa que los fortalece y los hace soberanos, capaces de crecer a partir de la complementariedad no ha sido bien visto por la derecha regional y Estados Unidos, quienes han protagonizado una ofensiva neoliberal con nuevos métodos para hacer caer uno a uno los gobiernos progresistas de la región y así debilitar el ALBA.
Las constantes sanciones económicas contra Venezuela, han debilitado sin dudas el pilar económico más fuerte de la organización, afectando seriamente, el financiamiento de las misiones y programas de salud. Al mismo tiempo, la derechización de los gobiernos progresistas se ha convertido en un escenario adverso para el desarrollo de la colaboración médica cubana, siendo incluso interrumpida forzosamente en algunos países de la región.
A pesar de los logros alcanzados por las brigadas médicas cubanas en países de la región la persecución de Estados Unidos forzó el cese de los programas de cooperación en Brasil, Ecuador y Bolivia. Esta política se ha implementado en el contexto de la administración e Donald Trump y rompe con las conversaciones iniciadas entre cuba y la administración de su antecesor Barak Obama. Los gobiernos de Barak Obama y Raúl Castro en diciembre de 2014 impulsaron el inicio del proceso de normalización entre Cuba y Estados Unidos.
A la persecución iniciada por la administración republicana se suma la acción combinada con la amenaza de sanciones a dirigentes cubanos y presiones contra los Estados receptores para que prescindan de ella. Esta campaña es dirigida desde el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, congresistas republicanos de la Florida y el Departamento de Estado.
En tiempos de pandemia
El alcance las brigadas médicas cubana llega a países de Europa, América Latina y el Caribe, África y Medio Oriente, en medio de la pandemia, para ayudar a contener en esos territorios la propagación de la enfermedad.
Desde hace dos años, la administración del presidente Donald Trump empezó a criticar los programas de envíos de personal sanitario cubano.
Sin embargo, Cuba insistió en que las brigadas mostraban el carácter humanista de la revolución y a pesar de las campañas de descrédito mantiene la cooperación médica.
En los momentos en que la pandemia arreció en el mundo, el país ha enviado ayudas a sitios que lo solicitan. El primero de ellos fue Lombardía, epicentro de la Covid-19 en Europa. Luego Andorra, también en Europa; y en lo sucesivo se desplegaron por varios países.
Venezuela, Nicaragua, Surinam, Jamaica, Dominica, Belice, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, entre otros, ya poseen médicos cubanos luchando contra la pandemia. En la última semana, han confirmado su presencia en Cabo Verde, Honduras y Togo.»Es un gesto natural de los cubanos, expresa su carácter internacionalista, la manera en que ven la vida, como dijo Fidel (Castro) muchas veces: Cuba no da lo que le sobra, comparte lo que tiene», aseveró el gobernador de Luanda, Luther Rescova, al recibir en Angola a la brigada caribeña.
Actualmente, Cuba mantiene abierto el canal de solidaridad para asistir a los países que necesiten su ayuda frente a la pandemia.