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Intensa y conmovedora, la poética de Laura Martínez (1965-2020) desborda el verso, llega hasta la prosa ensayística, a la narración, para dar forma a una extensa obra que vibra con el territorio de su Melo (Cerro Largo) natal y a la vez puebla de imágenes y sentidos las formas de habitar esta región del planeta.
Además de haber sido columnista regular de Caras y Caretas, publicó una larga lista de libros que, a casi un año y medio de su fallecimiento, se expande con la edición en Uruguay de El sagaz nombre de las frutas. Esta selección de textos, publicada por CR Ediciones de Argentina en 2019, se presentó el sábado 11 de junio, a las 17.30 horas, en la Fundación Mario Benedetti (Joaquín de Salterain 1293), con la participación de su editor, Patricio Raffo. La presentación estuvo a cargo del escritor y periodista uruguayo Mauricio Rodríguez, la actriz Raquel Diana interpretó una selección de los poemas publicados, y actuó la cantante y compositora Colombia Biasco.
Días antes de este evento, Caras y Caretas dialogó con Patricio Raffo (escritor, periodista, poeta y artista multidisciplinario oriundo de Rosario, Argentina) sobre el lenguaje poético de Laura Martínez y el proceso de edición de El sagaz nombre de las frutas.
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¿Cómo tomaste contacto con la escritura poética de Laura Martínez?
Patricio Raffo (PR): Conocí a Laura a través de un gran escritor y tallerista de esta ciudad de Rosario, Eugenio Previgliano. Laura había venido en situación del Festival Internacional de Poesía, en 2016 y, posteriormente, presentó un libro suyo en el Centro Cultural Atlas. Dentro de estas circunstancias tomé contacto con Laura, en un almuerzo de “palabras mezcladas” en el que no faltó música a través de piano, guitarra y canto. Y podría decirse que ese encuentro selló una amistad, en lo personal, para siempre y una relación editorial de la que, junto a mi socio Marcelo Cutró y el staff editorial, estamos sumamente orgullosos.
¿Cuáles son los rasgos estilísticos, conceptuales, expresivos que más te movilizaron de su poesía?
PR: El primer libro de Laura que editamos fue El estampido fatal de la esperanza, una recopilación de notas escritas para Caras y Caretas. La intensidad de Laura se puso de manifiesto en la cantidad de textos enviados por ella, todos de una calidad absolutamente sensible y ajustada. Y, justamente, dado el gran material enviado, tuvimos que hacer una curaduría editorial para llevar adelante el libro que, así y todo, supera las 200 páginas. Por otro lado, esos textos abrían tantos espacios de pensamiento que sentimos la necesidad de acompañarlos con una producción fotográfica profesional. Laura abría caminos con sus textos y nosotros acompañamos esa apertura con creatividad para poner a disposición del público un objeto-libro que estuviera a la altura de la literatura que contenía. Éste libro salió a la luz en agosto de 2019. Posteriormente, afianzando nuestra relación editorial con la querida Laura, unificamos criterios para editar su poesía, su maravillosa poesía. Y nació el libro El sagaz nombre de las frutas. En este caso no hubo curaduría respecto de la elección de textos pero hubo un trabajo de ordenamiento de los mismos, supervisado por Laura, para lograr el equilibrio de la obra. Este libro tiene una contratapa de Eugenio Previgliano, citado anteriormente, en la que se expresa diciendo que la poesía de Laura Inés Martínez Coronel no reconoce límites y que es un interminable universo de expresión.
La escritura de Laura tiene una potencia tal que te dispara a estados o a universos envolventes, intensos, que no admiten la indiferencia. Uno queda atrapado, seducido ante una tempestad de ideas, de palabras con alto valor sonoro que se despojan de sus usos y sentidos corrientes. ¿Cómo se llega a un lenguaje así? ¿Esos mundos (im)posibles abrevan del drama de lo real, del dolor en la carne, en el deseo?
PR: Justamente, terminé recién con la cita de Previgliano porque se enlaza con la opinión vertida acerca de los universos envolventes. Sin dudas, Laura Inés Martínez Coronel, generaba universos en los que había mundos, en los que había ciudades, en los que había personajes y sensaciones. Y a este lenguaje se llega de una única manera: abrevando en la profundidad más profunda. Laura tenía una infinita capacidad para ahondar en las palabras, en los sentimientos, en las posibilidades de comprensión, en las cercanías de lo imprescindible. Y tomemos como imprescindible lo real en su punto más estricto, más concreto, en el dolor agudo, en la carne que sabemos vulnerable, en esa fragilidad de lo efímero, en la permanencia del deseo como, probablemente, único estandarte válido de la existencia.
En función de tu experiencia como escritor y editor, ¿qué pautas deberían manejarse en la edición de un libro de poesía?
PR: Cada poeta tiene el derecho del uso de la palabra como mejor lo considere, teniendo como herramienta fundamental a la libertad que la poesía ofrece, en el marco de las aristas y el vuelo con que se desee abordar la temática desarrollada. Pero, es de hacer notar que, esa libertad citada está regida por la calidad literaria y la misma se basa en la capacitación y el trabajo. El minucioso trabajo del poeta es producto de una orfebrería de la palabra a la que se accede, únicamente, a través de la técnica y de la capacidad de profundización de la mirada sobre lo que subyace. A esto debería agregarse lo anticipado en el punto anterior: el equilibrio de la obra. La poesía, en su brevedad, exige una precisión que no da tregua, una palabra en exceso es un alarido inútil. Y la poesía debe contener el grito en el susurro, el universo la intimidad de un rincón, el brillo en la ceguera de la oscuridad, la visión en lo que no se alcanza a ver. En esta complejidad es que analizamos las obras con posibilidad de ser editadas y, por supuesto, también consideramos que la poesía tiene que conmover, en el sentido amplio de la palabra. La poesía debe generar conmoción. La poesía debe arder.
Escritora, periodista, docente, traductora, conferencista y narradora oral, Laura Martínez Coronel trabajó con personas de contexto social crítico y con talleres de rehabilitación psicosocial. Poeta, narradora y ensayista. Obtuvo el primer premio Zona Poema, Poetas Internacional y primera mención en el Concurso Marosa di Giorgio (Jurado de la Academia Nacional de Letras). Ganadora del Premio Literario "Juana de América", en tres oportunidades y jurado de éste así como de otros concursos. Una Bandada de dados recibió el primer premio a mejor libro de poesía édita 2011 en Uruguay (AEDI) y Archipiélago de nadie fue el libro uruguayo de poesía mejor vendido de la Feria de Guadalajara.
Co-fundadora de la Asociación de Escritores de Cerro Largo, integrante de la Casa del Poeta Latinoamericano y de la Casa del Escritor del Uruguay. Columnista en la revista uruguaya "Caras y Caretas". Invitada al festival Internacional de Poesía de Rosario 2016 representando a Uruguay, así como a otros eventos internacionales de prestigio.
Eclipse De Mar Y Sangre - 1998 (Primer premio “Concurso Juana de América” 1996)
El Tiempo De La Lluvia - 1999 (Primer premio “Concurso Juana de América” 1998)
En La Piel De Un Relámpago - 2002 (Primer premio “Concurso Juana de América" 2001)
El Sueño de Andrea - 2007 (Premio Justino Zabala Muñiz)
ExpresARTE para la vida – 2008
Conociendo la Tierra – 2009
Una Bandada de Dados - 2011 (Ed. Ático)
Sólida en el incendio - 2012 (México, Ed. Sediento)
Archipiélago de nadie - 2015 (México, Ed. Sediento)
Un bosque por dentro - 2017 (Mención principal Concurso Marosa di Giorgio 2015)
Toda alegría es imposible - 2018 (México, Ed. Dark&Glow Press)
El estampido fatal de la esperanza - 2019 (Argentina, Ed. CR ediciones)
