El 30 de agosto se iniciaron los registros del Irma, el mayor huracán jamás visto en el océano Atlántico oriental. Su desarrollo se inició en las inmediaciones de las islas de Cabo Verde a partir del desplazamiento de una onda tropical desde la costa oeste africana dos jornadas antes. En apenas 24 horas el huracán creció hasta ubicarse en la categoría 2 de la escala Saffir-Simpson y el cuatro de setiembre los registros lo situaron en la categoría 5, con vientos de hasta 300 kilómetros por hora. En la mañana del miércoles 6 se iniciaron los desastres desatados por este fenómeno climático a su llegada a las islas de San Martín y San Bartolomé. En la noche de la mencionada jornada arribó a Barbuda, dejando alrededor de 90 por ciento de su superficie inhabitable, según informó el primer ministro del archipiélago, Gaston Browne. Puerto Rico y la isla La Española vieron pasar al huracán de forma tangencial, aunque su influencia igualmente afectó a la población, desatando tormentas y fuertes marejadas. El sábado 9 llegó a Cuba causando el fallecimiento de diez personas así como innumerables pérdidas materiales. El 10 de setiembre cruzó el Estrecho de Florida internándose en el estado homónimo de Estados Unidos y en Georgia. En Florida dejó al menos seis víctimas mortales y en Georgia se registraron tres. Temporada de ciclones El huracán Irma está dentro de la que se conoce como “Temporada de huracanes en el océano Atlántico”, la cual suele abarcar el período de tiempo comprendido entre el inicio de junio y el final de noviembre. En estos meses se tienden a formar la mayor parte de ciclones tropicales en el mencionado océano. La presente temporada está siendo la más activa y dañina que se recuerda desde 2005, año en el que se gestaron los huracanes Katrina y Wilma, los cuales fueron de los eventos meteorológicos más dañinos de historia reciente en la zona. Este año es el tercero consecutivo en el que la temporada de huracanes se adelantó, cuando en abril se registró la tormenta tropical Arlene, recordando a los meteorólogos que, en realidad, los ciclones pueden desatarse en cualquier momento del año. Asimismo el inicio formal de la temporada se estableció este año con el registro de la tormenta tropical Bret, la cual afectó a la isla de Trinidad y Tobago entre el 19 y el 20 de junio, causando daños por un valor aproximado de tres millones de dólares. Jornadas más tarde, se desató Cindy, otra tormenta tropical cuyos vientos de hasta 95 kilómetros por hora afectaron a Honduras, Belice, la península del Yucatán, Cuba y a los territorios estadounidense de Louisiana, Misisipi y Alabama. A Cindy le sucedieron las tormentas Don y Emily. La primera apenas reportó daños, pero la segunda afectó al estado de Florida. A partir de agosto comenzaron a ser registrados los primeros huracanes de la temporada. El primero fue Franklin, que entre el 7 y el 10 de agosto afectó a los territorios de México, Belice y Texas (EEUU). Después vino Gert, entre el 13 y el 17 de agosto, sin causar daños. Finalmente, el 17 de agosto se desencadenó el que, hasta Irma, fue el peor evento de la temporada: el huracán Harvey. Este fenómeno llegó a registrar vientos máximos de 215 kilómetros por hora y, tras cruzar el Caribe, llegó al estado de Texas con grado 4, dejando un saldo de 30 fallecidos y numerosos daños materiales por valor relativo de 100.000 millones de dólares. Daños del Irma El total de fallecidos registrados hasta el momento por el huracán Irma asciende a 55. En el Caribe dejó 43 y en Florida al menos 12. Según el portavoz del gobierno de Florida, seis personas fallecieron en accidentes de auto, cuatro durante la realización de tareas de prevención, una electrocutada y otra por un problema cardíaco. En el Caribe, Irma dejó daños severos en las islas de San Bartolomé y San Martín, incluyéndose en ellos diez víctimas mortales y el colapso de estructuras y edificios de importancia fundamental para la región, como el aeropuerto internacional Princesa Juliana de San Martín. En San Bartolomé, según informó el diario Le Monde, con base en el testimonio de un residente, la tormenta fue como “una bomba que quemó toda la vegetación”. En su capital, Gustavia, las inundaciones arrancaron árboles y arrastraron vehículos y elementos de mobiliario por las calles. Por otro lado, en la isla de Barbuda, el primer ministro afirmó, tras recorrer el territorio en helicóptero, que 90 por ciento de los edificios de la isla habían sido destruidos y que, por tanto, “Barbuda es casi inhabitable”. A esto agregó que “casi toda la isla está bajo agua y también existe una amenaza muy grave en cuanto a las enfermedades llevadas por el mar. Tenemos que tomar medidas”. Los daños en esta localidad se sitúan en un costo de alrededor de 150 millones de dólares. Numerosos bloques de viviendas quedaron arrasados o sumergidos bajo el agua por el paso del huracán. En Antigua, sin embargo, los daños fueron mucho menores, no pasando de inundaciones de zonas bajas y voladuras de techos y árboles. Los efectos del Irma también se extendieron hasta la dependencia británica de Anguila, donde, además de destruir viviendas, escuelas y edificios públicos, dejó intransitable alrededor de 90 por ciento de las vías del territorio. En las Islas Vírgenes Británicas, 70 por ciento de la infraestructura resultó dañada. Por otro lado, la población de Puerto Rico pudo ver olas de hasta nueve metros de altura. Allí perecieron un total de siete personas. Los municipios de Culebra y Vieques resultaron ser los puntos más afectados por la catástrofe, llegando a ser declaradas “zonas de desastre” por el presidente estadounidense Donald Trump. A Puerto Rico llegaron también miles de personas procedentes de las Islas Vírgenes de Estados Unidos y de San Martín para ser atendidas en calidad de refugiados. El siguiente punto de influencia del Irma fue la isla La Española, donde, si bien no pasó por su territorio, sí desató fuertes vientos y lluvias que provocaron la crecida de ríos como el Dajabón, en República Dominicana. Allí 15.000 personas tuvieron que ser evacuadas y un millón de dominicanos quedaron sin servicio de agua. En Haití fueron evacuados 10.080 habitantes, aunque no se registraron víctimas mortales. Sin duda, uno de los países más afectados por este fenómeno ha sido Cuba, donde Irma llegó con vientos sostenidos de hasta 260 kilómetros por hora. Allí terminó con la vida de diez personas en los territorios de La Habana, Matanzas, Camagüey y Ciego de Ávila, según informaron las autoridades gubernamentales. Las víctimas se sitúan en una franja etaria de 27 hasta 89 años. En todo el litoral noroccidental se registraron inundaciones con olas de entre seis y nueve metros de altura. En La Habana el mar se internó casi 500 metros al interior de la ciudad. Las provincias de Ciego de Ávila y Villa Clara fueron de los puntos en los que mayores daños edilicios se reportaron, quedando destruidas una parte importante de las viviendas. En Santa Clara casi 40 edificios llegaron al colapso. Sobre el pasado fin de semana, el huracán llegó al suroeste de Florida con grado 4 y con vientos de 185 kilómetros por hora. En los Cayos alrededor de 25 por ciento de las viviendas fueron destruidas y 60 por ciento fueron dañadas, según informó el jefe de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, Brock Long. Por otro lado, la ciudad de Jacksonville fue de las más afectadas por las inundaciones, dejando a 300 personas atrapadas en sus hogares. Alrededor de 15 millones de personas en el conjunto del estado sufrieron cortes de electricidad. A estas se suman cerca de un millón más de habitantes en Georgia y 20.000 en Carolina del Norte.
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