Una genialidad (¿o falta de respeto?) que se ha visto repetida en varias ocasiones a lo largo y ancho del planeta fútbol…¡y que no siempre acabó bien! Henri Coppens se inventó esta triquiñuela en un Bélgica-Islandia clasificatorio para el Mundial de 1958. La ejecución más mítica de un penalti indirecto fue esta. La dupla holandesa-danesa impactó con su truco el Ajax-Helmond Sport en 1982.
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