En la actualidad se venden casi 30 mil millones de preservativos al año en todo el mundo. Se estima que desde 1990 se han logrado prevenir 45 millones de infecciones por VIH gracias a su uso, según la organización Onusida, financiada por las Naciones Unidas.
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Pero lograr se usen de forma correcta sigue siendo un desafío, afirma William Yarber, director del Centro Rural para la Prevención del Sida y de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) de la Universidad de Indiana, EEUU.
«Según nuestra investigación, muchos quieren usar condones pero han tenido experiencias negativas al hacerlo. Creen en la ‘mala reputación’ de los preservativos o no saben mucho sobre el uso correcto de los mismos y cómo utilizarlos sin renunciar al placer», prosigue.
Hay una variedad de razones por las que algunos se resisten a usar condones: motivos religiosos, una pobre educación sexual o porque les disgusta la sensación de ponérselos.
Las rupturas o los deslizamientos son relativamente poco comunes, pero suceden. Algunos estudios estiman que ocurren entre el 1% y el 5% de los casos y esto también puede afectar la confianza y la decisión de usarlos o no.
El grafeno, el material «ideal»
Esto ha obligado a que los investigadores busquen formas de mejorar los actuales preservativos con materiales y tecnologías innovadoras, con la esperanza de que esto haga que se usen más.
Una idea prometedora para crear condones más fuertes está basada en el uso de grafeno, una capa única ultrafina de átomos de carbono que fue identificada por primera vez por científicos ganadores del Premio Nobel en la Universidad de Mánchester, Reino Unido, en 2004.
Aravind Vijayaraghavan, científico de materiales en el Instituto Nacional del Grafeno de dicha universidad, cree que ese material, el «más delgado, liviano, resistente y mejor conductor del calor del mundo», podría ser el ideal para mejorar las propiedades de los condones.
Su equipo recibió una subvención de la Fundación Bill y Melinda Gates en 2013 como parte de una campaña para desarrollar diseños innovadores de preservativos.
Pero el grafeno no puede ser transformado en un objeto sin mezclarse, por lo que el equipo de Vijayaraghavan lo está combinando con látex y poliuretano.
«El grafeno es un material a nanoescala, que tiene un solo átomo de espesor y unos pocos micrómetros de ancho», explica.
«Pero en esa pequeña escala es el material más fuerte del planeta. El desafío es transferir esa fuerza de nanoescala a macroescala, en la que usamos objetos del mundo real», prosigue.
«Lo hacemos combinando las partículas de grafeno fuertes con un polímero débil, como el látex de caucho natural o el poliuretano. Luego, el grafeno imparte su fuerza al polímero débil para hacerlo más fuerte reforzándolo a nanoescala».
20% más delgados con la misma resistencia
Esta combinación puede aumentar la resistencia de una delgada capa de polímero en un 60% o permitir que los condones se hagan un 20% más delgados mientras conservan su resistencia actual, agrega Vijayaraghavan.
Aunque los preservativos de grafeno aún no están disponibles, el equipo está trabajando actualmente en la comercialización de su innovador material.
Otro grupo que trabaja para hacer que el material utilizado en los condones sea más delgado y resistente tiene su sede en la Universidad de Queensland, en Australia.
Allá están desarrollando prototipos que combinan látex con fibras de spinifex, una hierba nativa del país.
La resina de spinifex ha sido utilizada durante mucho tiempo como adhesivo por las comunidades indígenas australianas, y los investigadores descubrieron que podían reforzar el látex con la nanocelulosa extraída de esa hierba despulpada.
Las capas de látex resultantes eran hasta un 17% más resistentes y era posible hacerlas más delgadas.
Según cuentan, fueron capaces de producir un condón que podía soportar un 20% más de presión en una prueba de ruptura e inflarse hasta un 40% más en comparación con los condones de látex comerciales.
Nasim Amiralian, ingeniero de materiales de la Universidad de Queensland y uno de los líderes del proyecto, señala que el equipo ahora trabaja con fabricantes del sector para optimizar las formulaciones y los métodos de procesamiento.
Espera que logren fabricar condones que sean más fuertes pero quizás hasta un 30% más delgados que los actuales.