De acuerdo con el imán itinerante y portavoz de esa comunidad Keysar Trad, esos centros religiosos están tomando en serio sus responsabilidades. «La mayoría de los comités de mezquitas están vigilantes. En general, no les gusta los sermones demasiado políticos, por lo que tratan de asegurarse que los fieles reciban un mensaje correcto del Islam», afirmó. Aun así, la medida implementada con el auspicio de la Organización de Seguridad e Inteligencia Australiana (ASIO) también despertó las críticas de los predicadores vetados, que ahora recurren a espacios privados y salones alquilados para dirigirse a sus seguidores. En un mensaje de Facebook ya suprimido, Ismail Al-Wahwah afirmó ser objeto de un ataque a la libertad de expresión, al prohibírsele conducir las oraciones en una mezquita de Sydney la semana pasada, debido a la presión de la ASIO. Las autoridades religiosas, sin embargo, señalan que el guía espiritual del grupo islámico de línea dura Hizb ut-Tahrir hizo repetidos llamamientos en sus discursos al asesinato de judíos y el derrocamiento de los gobiernos no musulmanes. En declaraciones al diario digital WAtoday, un líder religioso dijo que el señor Wahwah, deportado de Indonesia en 2007 y torturado en una cárcel de Jordania en 2011, estaba cada vez más rechazado por la comunidad y su «círculo está disminuyendo». «Él es un cabecilla político, que no es un líder religioso, sino que trata de hacer propaganda extremista a través de los sermones», consideró el entrevistado. (Prensa Latina)
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