Este miércoles el secretario general de la OEA, Luis Almagro, pensaba viajar a Cuba para participar en un acto en homenaje al líder opositor derechista Oswaldo Payá, fallecido en 2012, y la entrega de un premio de un grupo opositor de la isla. El gobierno cubano le negó la visa y Almagro emitió una carta en la que aseguraba que su presencia y la ceremonia a la que pensaba asistir «no se diferencia de otros eventos similares que tienen lugar en otros países de la región y en los que he participado y que se realizan sin que el gobierno los apoye necesariamente, pero sin censurarlos, porque son parte de la tolerancia de los sistemas y valores democráticos”. La respuesta de La Habana no ha tardado en llegar. En una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano se explica que el «premio» al que pensaba asistir Almagro – junto al expresidente de México, Felipe Calderón, y la exministra de Educación de Chile, Mariana Aylwin- es un invento de «un grupo ilegal anticubano, que opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia Panamericana». Dicha Fundación, según Cuba, surgió en el contexto de la VII Cumbre de las Américas de Panamá «para canalizar esfuerzos y recursos contra gobiernos legítimos e independientes» de América Latina. La Habana considera que la ceremonia constituía «una abierta y grave provocación» que intentaba generar «inestabilidad interna, dañar la imagen internacional del país y, a la vez, afectar la buena marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba con otros Estados». «Tal vez algunos calcularon mal y pensaron que Cuba sacrificaría las esencias a las apariencias», asevera el comunicado. El país caribeño afirma que la ceremonia tenía el apoyo de organizaciones «con abultadas credenciales anticubanas», entre ellas el Centro Democracia y Comunidad y el Instituto Interamericano para la Democracia, «del terrorista y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner». «En un intachable acto de transparencia y de apego a los principios que rigen las relaciones diplomáticas entre los Estados, las autoridades cubanas se pusieron en contacto con los gobiernos de los países desde donde viajarían esas personas e informaron, trataron de disuadir y de prevenir la consumación de esos actos», afirma la Cancillería cubana. El gobierno cubano apuntó directamente a Almagro y sostiene que no le sorprenden sus declaraciones. Para Las Habana, el secretario general de la OEA, «en muy corto tiempo al frente de esa organización, se ha destacado por generar, sin mandato alguno de los estados miembros, una ambiciosa agenda de autopromoción con ataques contra gobiernos progresistas como Venezuela, Bolivia y Ecuador». «En una ofensiva neoliberal millones de latinoamericanos han retornado a la pobreza, cientos de miles han perdido sus empleos, se han visto forzados a emigrar, o fueron asesinados o desaparecidos por mafias y traficantes mientras se expanden en el hemisferio ideas aislacionistas y proteccionistas, el deterioro ambiental, las deportaciones, la discriminación religiosa y racial, la inseguridad y la represión brutal», expresa el texto oficial. «¿Dónde ha estado la OEA, que siempre ha guardado cómplice silencio frente a estas realidades? ¿Por qué calla? Hay que ser un trasnochado para intentar venderle a los cubanos ‘los valores y principios del sistema interamericano’ frente a la dura y antidemocrática realidad engendrada por ese mismo sistema. Hay que tener escasa memoria para no recordar que, en febrero de 1962, Cuba se alzó solitaria frente a ese ‘cónclave inmoral’, como lo denominó Fidel en la Segunda Declaración de La Habana», agrega. El comunicado culmina asegurando que Cuba «nunca regresará a la OEA».
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