Tras seis años de litigio con la Federación de fútbol de EE.UU., las jugadoras lograron una compensación de $24 millones de dólares «en gran parte pagos retroactivos para docenas de jugadoras que fueron incluidas una vez que a las demandantes se les otorgó el estatus de demanda colectiva, y varios millones de dólares en capital inicial para un fondo que estar disponible para las jugadoras para planes posteriores a la carrera e iniciativas para hacer crecer el fútbol femenino», informó The New York Times.
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El acuerdo también incluye un compromiso de US Soccer para igualar el salario, las tarifas de aparición y las bonificaciones de los equipos nacionales masculinos y femeninos para todos los juegos, incluida la Copa del Mundo, en los próximos convenios colectivos de los equipos.
“Es una gran victoria. Si ganamos nosotras, todas ganamos”, dijo Megan Rapinoe, destacada jugadora de la selección norteamericana.
En 2016, cinco integrantes del equipo nacional plantearon una demanda ante la comisión de igualdad de oportunidades. Denunciaron discriminación de trato y de retribución. El pleito llegó a los tribunales, donde seguía pendiente de resolución. Las cinco pioneras fueron Hope Solo y Carli Lloyd (ya retiradas), Becky Sauerbrunn, Alex Morgan y Rapinoe, que aún juegan.
“Los números hablan por sí solos”, dijo la golera Solo, a los jugadores varones «se les paga más por presentarse que a nosotras por ganar campeonatos importantes». La federación les respondía que los hombres conseguían atraer más dinero y obtenían mejores ratings de televisión, por eso ganaban más. Sin embargo, tuvieron que abandonar ese argumento por el escándalo que generó y por las imágenes de multitudes siguiendo la final del 2019.