Desde el descubrimiento del primer planeta extrasolar (un planeta que orbita otras estrellas no nuestro Sol), en los años 1990, el foco principal de los científicos ha sido encontrar uno que tenga la mayor similitud posible con la tierra. Este planeta tendría que ser relativamente pequeño y rocoso para poder ser denominado como “zona habitable” inicialmente definida como la región del espacio en la órbita de la primera estrella y que no quede ni cerca ni demasiado lejos de modo que la temperatura en su superficie no sea caliente en exceso para que permita la existencia de agua en estado líquido, condición considerada esencial para el desarrollo y el sustento de la vida como la conocemos. Pero solo orbitar dentro de esa fase no es suficiente para garantizar que un planeta sea habitable. La prueba de eso está en nuestro propio Sistema Solar, donde Venus y Marte también estarían teóricamente dentro de esta región, pero el primero es un infierno donde la temperatura en la superficie es capaz de derretir hierro y el segundo es un desierto gélido donde la temperatura varia de 153 grados Celsius en los polos, a una máxima de 20 grados en el ecuador durante un día de verano de los más calurosos. Ahora la situación de nuestros vecinos cósmicos puede ser acreditada por sus propias características planetarias como el tamaño excesivamente pequeño del planeta Marte o el azar del efecto calentamiento descontrolado en Venus, de que exclusivamente a distancia de los científicos están buscando encontrar la definición de zona habitable para tomar en cuenta otras características de las estrellas. Entre estos factores a ser tomados en consideración en la búsqueda de una “Tierra 2” está, el tipo, la edad y actividad de la estrellas en torno a la cual los planetas orbitan como muestra el estudio hecho por los investigadores de la Nasa publicado esta semana. Según ellos aunque el planeta se encuentre a una distancia ideal, erupciones estelares frecuentes que lanzan enorme cantidades de material y radiación en el espacio pueden terminar con la atmósfera y prácticamente eterizarlo -Si queremos encontrar un exoplaneta (como también son llamados los planetas extrasolares) que pueda desarrollar y sustentar la vida, precisamos descubrir cuales estrellas son las mejores madres-resume Vladimir Airapetian, científico solar del centro de Vuelos Espaciales Goddard de la Nasa, y líder del estudio, publicado en el periódico científico “The Astrophysical Journal Letters”-estamos cada vez más cerca de entender qué tipo de estrellas-madre necesitamos- Según los científicos el problema de las erupciones es mas grave en el caso de las estrellas de un tipo conocido como enanas rojas, las menores, más frías y numerosas del Universo y justamente donde las búsquedas por la Tierra 2 se concentran actualmente por ser las que permiten detectar más fácilmente pequeños planetas rocosos con la tecnología y los métodos disponibles hoy. _Las enanas rojas tienen la desventaja de estar más sujetas a frecuentes y poderosas erupciones estelares que nuestro Sol-dijo William Danchi, astrónomo del centro Goddard y coautor del estudio-Para evaluar la habitabilidad de los planetas en torno de estas estrellas precisamos entender como varios efectos que se equilibran. Otro factor importante para la habitabilidad de un planeta es la edad de la estrella. Todos los días las estrellas enanas rojas jóvenes producen supe-erupciones que son por lo menos diez veces más poderosas que las observadas en nuestro Sol. Ya las enanas rojas más maduras, de mediana edad como el Sol, desencadenarían super-erupciones solo una vez cada cien años. -Cuando observamos enanas rojas jóvenes de nuestra galaxia vemos que ellas son mucho menos luminosas que nuestro Sol hoy-recuerda Airapetian-Asi por la definición clásica la zona habitable alrededor de las enanas rojas debe ser diez a 20 veces más cercana de la estrella de que la Tierra està del sol. También sabemos que “las enanas rojas” liberan mucho más rayos X y emisiones extremas de ultravioletas en la zona habitable de los exoplanetas, por medio de sus frecuentes erupciones y tempestades estelares. De acuerdo con los científicos estas super-erupciones horadan la atmósfera del planeta cuando los rayos X de alta energía y las emisiones de rayos ultravioleta primero rompen las moléculas en átomos y después ionizan los gases atmosféricos. En este proceso de ionización la radiación alcanza los átomos y expulsa los electrones. Como son mucho más leves que los iones recién producidos, los electrones escapan de la atracción gravitacional en el espacio. “Los opuestos se atraen, entonces cuanto más electrones de carga negativa son generados, más poderosa es la atracción que empuja los iones positivos de la atmósfera, en un proceso llamado “escape de iones”- .Sabemos que el escape de iones de oxígeno sucede aquí en la Tierra en una escala menor, ya que el Sol exhibe apenas una fracción de actividad de las estrellas más jóvenes-destaca Alex Glocer, astrofísico del centro Goddard y otro coautor del estudio. Varios modelos de erosión atmosférica indicaron que por ser el elemento más liviano el hidrógeno es más vulnerable a este escape, dejando para atrás una atmósfera rica en átomos pesados como oxígeno y nitrógeno. Cuando los científicos pusieron en consideración las super-erupciones , el nuevo modelo indicó que las tormentas estelares violentas de enanas rojas generan radiación de alta energía suficiente para que el oxígeno y nitrógeno- elementos esenciales para el desarrollo de vida como nosotros conocemos escapen de la atmósfera. Cuanta más energía de rayos X y ultravioleta extremo tengamos, más electrones serán generados y más fuerte se volverá el efecto de escape de iones-dijo Glocer-este efecto es muy sensible a la cantidad de energía que la estrella emite lo que significa que debe tener un papel muy fuerte en la determinación de lo que es o no un planeta habitable- -Los resultados de este trabajo pueden tener implicancias profundas en la química atmosférica de estos mundos-comento Shawn Domagal-Goldman, científico espacial del centro Goddard que no participó en el estudio-Las conclusiones de este equipo tendría impactos en los estudios actuales de misiones que can a intentar encontrar señales de vida en la composición de estas atmósferas. Este nuevo modelo de evaluación de habitabilidad también tiene un gran significado en la evaluación del planeta extrasolar descubierto recientemente en la órbita de la Proxima Centauri la estrella más cercana al sistema Solar. Airapetian y su equipo aplicaron el modelo en el caso del planeta con masa similar al de la Tierra que orbita la estrella 20 veces más cerca de lo que la Tierra esta del Sol, bautizado como Proxima b. -Tenemos resultados pesimistas para planetas en torno a las enanas rojas en este estudio pero tenemos una mejor comprensión de que las estrellas tienen buenos prospectos para la habitabilidad-concluyó Airapetian-A medida que aprendemos más sobre lo que precisamos de una estrella madre, nos aseguramos más que nuestro Sol es una de aquellas estrellas madre perfectas para haber sustentado la vida en la Tierra.
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