Protegida, oculta tras la densa nube informativa que cubre monótonamente los aspectos menos relevantes de la pandemia, la nave de la reestructura oligárquica del país sigue su camino casi sin perturbaciones.
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El espacio informativo que antes ocupaba la crónica roja ha sido sustituido por la prolija contabilidad de casos. Tantos hisopados, ¡vaya neologismo desagradable! Con tantos resultados negativos y tantos positivos.
El total de análisis efectuados; con discriminación prolija y poco útil de positivos y negativos. El total de los ya recuperados y los que “cursan la enfermedad”. Con información de los que la cursan en CTI; de que nadie está en cuidados intermedios y los demás cursarán en la casa.
Se agrega el fallecido, nos acercamos a la veintena. Disminuye con con él la cifra de los internados en CTI y nos proporcionan algún dato de su edad y padecimientos anteriores.
La discriminación de los trabajadores de la salud y la lista de los departamentos afectados.
¡Ya estoy harto de sintetizar lo que se nos machaca en “reiteración real” por todos los medios y a toda hora!
Pero hay más. También se nos informa de lo que el gobierno dijo. De las patrullas que se están realizando en las carreteras. De las visitas de los ministros. ¡De la llegada de “ajenos” no deseados a La Paloma! Del arribo de “uruguayos varados” y de la situación del crucero.
¡De los zafreros brasileros que tienen que entrar porque los de acá no son suficientes y hay que hisopar!
Tanda mínima y reiterada que deja muy poco espacio informativo para lo demás. Que, para mayor estrechez, deberá compartir ese sobrante con las detonantes denuncias de “irregularidades del pasado gobierno que se están investigando”; las siempre esclarecedoras intervenciones de la senadora Bianchi y las arriesgadas “patrullas” del Dr. Larrañaga.
Compitiendo consigo mismo, porque ahora está en el cargo que criticaba y, trata de disimular la tasa de homicidios destacando la baja de rapiñas.
No se conforma el que no quiere. Si no hay gente en la calle y los domicilios están ocupados en forma permanente, robos y rapiñas se hacen más difíciles.
Así como disminuye la venta de boletos. Como dice el tango: los chorros “ya no encuentran a quien robar”.
¡Tranquilo, don Jorge! Tiempo al tiempo y resignación, ya que en la medida en que crecen las tensiones, crece el delito.
Uno se pregunta si en los medios hay una especial epidemia de falta de apetito informativo o, como en los cardúmenes de anchoítas, evolucionan en conjunto porque son seres de cardumen.
¿Es esto todo lo que pasa en el país?
Es y no es. No deja de ser cierto que está pasando todo eso y tampoco deja de ser cierto que nos están construyendo a una velocidad de vértigo la “nueva realidad”.
Algunos únicamente parecen preocupados por el hoy por hoy y otros, en cambio, “dicen” estar preocupados por el coronavirus, pero ya tienen decidido hace tiempo los pasos sucesivos a dar, para los cuales tienen las “dos perillitas”. Con una “abren” y ven que pasa y con la otra moderan la apertura. Como hacemos nosotros al bañarnos, sincronizamos la fría y la caliente para no congelarnos ni abrasarnos.
Eso es casi automático. Aparece un caso en Rivera: ¡cierro las escuelas rurales y aumento los patrullajes!
En realidad, el funcionamiento del aparato productivo que importa nunca dejó de funcionar.
Somos una nación agroexportadora y aquí lo que importa realmente es cosechar, procesar y exportar.
El arroz está terminando su cosecha, que inauguró, ya en emergencia sanitaria, el presidente. Rindes excelentes y colocación demandada. La soja ya está en proceso.
Y los novillos sufrieron un pequeño corte porque China enlenteció compras y pagos, pero ya todo está normal.
El precio bajó un poco, pero el dólar subió.
Hasta para “mantener encendidos los motores de la economía” se facilitó el viaje hacia España en uno de los aviones que llevan y traen “varados” de las cuadrillas de esquiladores trashumantes.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, los cosechadores de trigo venían de Italia aportando mano de obra al “Granero del mundo” y luego se volvían para cosechar en su país.
La guadaña exigía mucha mano de obra y todavía nuestra población era escasa.
Cuando las cosechadoras los volvieron innecesarios, dejaron de venir. O se quedaron.
Nos dejaron la costumbre de “los ñoquis del 29” con una moneda, la última antes de cobrar, debajo del plato.
Ahora, nosotros, que fuimos mucho más “laneros” y estamos volviendo a serlo, tenemos cuadrillas de esquiladores que hacen zafra por el mundo. España, Uruguay, la Patagonia. Gracias a Talvi y su diligencia se embarcaron para hacer la zafra de merinos en España. Volverán en setiembre.
Nuestro canciller me hace acordar a otro tango, que advierte: “Son otarios con trampa y ranunes temerarios”. Al parecer únicamente se ocupa de la compleja operación “Todos en casa”. Tanto se olvidó de firmar el mensaje con la LUC. Por descuido…
Eso sí, nos fuimos de Unasur y de todos los organismos similares para ingresar complacidos y complacientes en la OEA de Almagro y la cariñosa amistad con los yanquis.
¡Ni una palabra de condena al intento de invasión mercenaria de Venezuela!
Tampoco, como grupo mayoritario de su partido, emitió opinión acerca del absurdo y trascordado manifiesto que Vargas Llosa “cosechó” con las firmas de los doctores Sanguinetti y Lacalle.
Tan, pero tan ultrarreaccionario y de un antiestatismo-liberalismo deshumanizado que protesta por la intervención estatal en la lucha contra la pandemia.
Si será fuerte el manifiesto y poco simpáticos los auspiciantes, que ambos firmaron, pero no lo han dado a conocer. Un saludo a la bandera…¡la de las “barras y estrellas”!
La construcción prolija de la “nueva realidad” comienza por la monopolización de los medios masivos de información.
No hubo cadena para el 1º de Mayo y no la tendrán Madres y Familiares para el 20. Entretanto, Sotelo dejó en manos seguras la tijera de la censura. Y de un plumazo se anularon las adjudicaciones de medios masivos a entidades fuera del trust que forman los tres canales cable.
En tanto, la LUC se trata con discreción y sin manifestaciones (por ese asunto del “distanciamiento social”) y se aprobará en maratónicas sesiones en cada cámara.
Lo que más me preocupa es que nuestros representantes, la “oposición”, crean que “la gran batalla” será en ellas. Que tiene alguna importancia el detallado examen de la misma y el espigado de cuestiones menores que “podrían ser negociables”.
No quiero disminuir su papel como representantes del partido mayoritario. Del pensamiento de izquierda. Vaya, como mis representantes.
¡Dirán lo suyo! Lo dirán en cada intervención que hagan y en cada fundamento de voto.
Hasta es posible que consigan alguna aparición en los medios masivos. Y que agiten en ellos que el Frente tiene distintas y populares respuestas.
El chino Sun Tzu puso por escrito (en ideograma) miles de años antes del coronavirus, algunas enseñanzas que siguen vigentes.
¡Son obvias! ¡Evidentes por sí mismas! Tal vez, por eso, ignoradas.
En la guerra, y eso es válido para la política, ya lo dijo Clausewiz, que una es la continuación de la otra.
En la guerra quien engaña respecto de cuál es el objetivo principal saca ventaja y mucho más ventaja saca aquel que consigue dar la batalla en el terreno que le resulta más propicio.
Pretenden engañarnos agitando la pandemia, que es “un azote del cielo”, ante la cual únicamente cabe “protegerse” y nos están descuartizando el menguado Estado de bienestar que habíamos construido.
Nos cubren los ojos con el coronavirus como al pobre potro cuando lo atan al palenque. Con la diferencia a favor del potro de que él se da cuenta y forcejea; en cambio, nosotros proponemos otros vendajes.
Nos reestructuran el país y el mundo en tanto nos agitan el coronavirus para que no luchemos.
No hay ninguna razón para que aceptemos el terreno en donde nos proponen la batalla. En las cámaras tienen los votos y los utilizarán.
No digo que los cabildeos y discursos sean inútiles, pero ese no es “nuestro terreno”. Me repito a mí mismo: cuando gobierna la derecha, es dos veces “mano”.