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La Revista | políticas |

JOSÉ LORENZO LÓPEZ

«El gobierno está blindado por algunos medios»

El vicepresidente del PIT-CNT considera que al gobierno se le agota el tiempo y no ha cumplido sus promesas electorales.

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Según López, las grandes mayorías padecen las políticas económicas neoliberales del herrerismo, sufren la pérdida salarial y la rebaja de calidad de miles de empleos, pero además la violencia ingresó en “una escalada espantosa”, con algunas prácticas macabras “nunca antes vista en nuestro país”.

Habla pausado, escucha mucho y su rol como vicepresidente del PIT-CNT se ha caracterizado por cuidar los espacios de entendimiento entre las distintas corrientes. Está cada día más alejado de los ruidos y las estridencias que signan los actuales tiempos de la política mediática histérica de la TV, pero cuando lo invitan, no reniega su participación ya que valora especialmente el papel de la comunicación como herramienta necesaria para defender los reclamos sindicales.

Dice que está logrando cierto equilibrio entre las responsabilidades de sus cargos y cuidar los pequeños espacios de la familia, a resguardo de la vorágine pública. Va transitando el camino liviano de equipaje, siente que está en paz y sin mayores reproches con la vida. José Lorenzo nació en Montevideo pero siendo muy chiquito, a los 2 años, la vida cambió, sus padres se separaron y él se fue con su mamá, Ana María, a vivir a Flores, un pedacito del mapa que hoy considera su lugar en el mundo. La infancia y adolescencia fueron felices a pesar del desarraigo con su papá -también llamado José Lorenzo- al que por muchos años no volvió a ver. Con don José Lorenzo se reencontró cuando el ahora dirigente sindical rondaba los 17 años. Aquel abrazo fue sin rencores ni reproches. Al fin de cuentas, no todos pueden reencontrarse con su papá después de tantos años. Más allá de los mil momentos no vividos, los recuerdos de aquella ausencia nunca fueron traumáticos para Joselo. "La ausencia se notaba en las celebraciones y la Navidad". Y en ocasiones muy puntuales de la escuela. "Mi madre nunca me habló mal de él, entonces el reencuentro fue sano y de mirar hacia adelante".

La vida y sus recovecos trajeron hermanos, juegos y sorpresas. Joselo comenzó a trabajar repartiendo fotos en Flores, porque "en sus pagos", los fotógrafos sociales hacían su trabajo y luego del revelado, alguien las tenía que llevar hasta la casa de las y los clientes del pueblo. Allí iba Joselo en su bici con los sobres llenos de celebraciones, casamientos, cumpleaños y aniversarios. Esos "manguitos" del trabajo del reparto sumaban para la olla que aquella trabajadora del Consejo del Niño mantenía sola, agudizando el ingenio. El segundo trabajo fue en una pizzería. Un adolescente de 16 era quien servía tragos a los parroquianos. Vidrioso por donde se lo mirara. Pero "eran otros tiempos" o, como dice López, "no había demasiados controles en aquellas épocas". Ese boliche era atendido por una barra de amigos de Joselo, todos jóvenes de Flores con los que la amistad cimentó bases sólidas. Los recuerdos de entonces son casi todos felices y en un entorno de respeto hacia "los pibes que recién empezábamos a trabajar para ganar algún manguito y ayudar en nuestras casas". Ahora, en perspectiva, asume que fue uno de esos jóvenes "tremendos", sin tregua ni pausa, en los bailes de los clubes Porongos, Juventus y Peñarol, "donde cada dos por tres se ponía brava la cosa", mientras que la clase media alta de Flores iba al club Democrático, en un entorno más "calmo". Después la vida siguió su curso y llegaron las responsabilidades sindicales en casi todos los ámbitos de trabajo por los que anduvo.

En pocas palabras, dice que Lacalle Pou es un político «de pura cepa», Alfie, el hombre «manos de tijera», Graciela Bianchi, una mujer inteligente que le toca «distraer» la atención y «raspar» en la mitad de la cancha con sus declaraciones escandalosas, Martín Pereira, «un gran amigo y compañero», Petinatti, un comunicador que «opera para el gobierno», Conrado Ramos es un hombre inteligente, pero piensa su gestión como si viviera en Finlandia. Sobre la postulación de la psicóloga Gabriela Fulco al directorio de la Inndhh por parte de un legislador nacionalista, dijo que nada le sorprende ya que la exjerarca del INISA “es una mercenaria” y defiende “a ultranza” a Valeria Ripoll contra todos los ataques que recibe de las redes sociales y dice que es «una gran dirigente sindical».

Admira, valora, cuida y quiere cada gesto ínfimo de su compañera de vida, María José, la mujer a la que considera “la locomotora de la familia” y está convencido de que, sin ella, ni él ni sus hijos podrían ser lo que son. Hoy disfruta la paz familiar, se siente a gusto con su rol en la construcción cotidiana del diálogo y los equilibrios en el movimiento sindical y se lleva fenómeno y no tiene asuntos pendientes con la almohada. Nada mal en estos tiempos.

¿Cómo te sentís en el cargo de vicepresidente del PIT-CNT? No parece pesarte como una mochila extra. ¿Es así? ¿Vas liviano de equipaje por la vida?

Totalmente. En distintos planos creo que es así. Voy liviano de equipaje como se suele decir, pero eso implica también que voy sin reproches. No soy rencoroso ni mucho menos. Por supuesto que a veces queda algún resquemor por ahí guardado y uno trata de sobrevivir con eso, pero no tengo traumas ni rencores. Algo importante para poder lograr eso es saber diversificar las cosas que uno hace para que eso no lo llevemos a la familia como una carga. Hay veces que es inevitable y por supuesto que la familia te ve preocupado y tratan de hablarnos para que bajemos el estrés. Pero no es algo que pase seguido, felizmente.

Al asumir el cargo de vicepresidente del PIT-CNT, además de las responsabilidades en el Suinau y COFE, podrías haberte sentido en cierta forma «desbordado» porque este no es un tiempo sencillo para los sindicatos y las personas que ocupan cargos dirigenciales. Hay embates de odio muy fuertes desde las redes y también desde diversas voces del gobierno.

Sí, pero por suerte la fuimos llevando bien porque hemos tratado de desarrollar un trabajo de equipo. Si bien hacía tiempo que yo integraba el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT, el cargo de vicepresidente lo asumí con mucho compromiso. Este cargo implica ser muy cuidadoso con cada postura pública, cuidar las palabras al máximo, tratar de tejer equilibrios, a veces te toca asumir la representación de todo el movimiento sindical y esa es una responsabilidad muy grande pero que la tomo como un desafío. No es que me paralice sino todo lo contrario, agradezco la posibilidad de estar en este lugar de la historia con estos compañeros y compañeras. Hay momentos en que los sindicatos te piden una mano para encontrar soluciones a sus conflictos y eso implica intentar aportar soluciones. Y por ello es que te decía que ahora hay que medir mucho cada palabra para dejar puertas siempre abiertas ya no por nosotros, sino por los demás. Otro tema que ha sido clave es que hemos construido un espacio de coordinación muy llevadero, y si bien todo es perfectible, creo que vamos bien.

El escenario para ustedes no parecía sencillo: gobierno de derecha, políticas económicas neoliberales y la partida de Fernando Pereira, un dirigente que marcó una impronta muy potente.

Sí, este es el momento histórico que nos toca vivir. Pero el movimiento sindical ya ha tenido que sobrellevar la pérdida de otros compañeros dirigentes también muy potentes como pasó ahora con Fernando, en su momento el Negro [Juan] Castillo, Luis Puig, Ivonne Passada, por ejemplo. Y siempre el movimiento sindical mantuvo su fortaleza en el proceso colectivo y en la construcción de la unidad. Fernando dejó su huella. Ellos marcaron su impronta y no son sustituibles. Los que venimos a ocupar cargos de responsabilidad no podemos pensar en términos de sustituir o reemplazar. Somos distintos. Y cada uno de nosotros -y creo que puedo decirlo también en nombre de mis compañeros actuales en la conducción- estamos tratando de dar lo mejor. Y nos equivocaremos y corregiremos. Y también acertaremos. Y ojalá sean muchas más las veces que acertemos que las otras.

¿Cómo está el vínculo hoy con el gobierno?

Hay que verlo desde dos lugares diferentes. El relacionamiento personal con las autoridades del gobierno yo te diría que es tan o más fluido que con el gobierno anterior. Ahora, el problema es que en el movimiento sindical no tiene una relación «humana» y «personal» con el gobierno, sino institucional. Y ahí es donde están las dificultades, porque el Ejecutivo parece que no tiene incorporado en su ADN la negociación colectiva. Eso queda cada día más evidenciado por su propio accionar. Por lo tanto, hay mucho chisporroteo, ruidos y confrontaciones desde ese lugar. Además, es un gobierno que está aplicando un ajuste muy duro y ese ajuste lo está pagando el trabajo. El gobierno favorece al gran capital en detrimento del trabajo. El ajuste lo paga el sector del trabajo y ahí tenemos serias dificultades y diferencias brutales con la política económica de la administración. Este es un país donde todos los números desde el punto de vista económico son positivos, el precio de las materias primas, el aumento de las exportaciones, el crecimiento de la recaudación, el crecimiento del PIB; sin embargo, la relación del salario en función del crecimiento del producto sigue generando una brecha cada vez más grande. O sea, pierde participación la masa salarial en función el crecimiento económico. Eso implica por un lado que hay rebaja salarial y que nosotros estamos tratando primero de resistir -que no nos rebajen más el salario- y después recuperar lo que se perdió. Y fundamentalmente intentar que los sectores más sumergidos puedan crecer. Ahí tenemos una situación compleja que nos distancia del gobierno. El otro punto clave es que la pandemia generó 100.000 nuevos pobres que se sumaron a los que ya había. Y si bien de manera lenta se han recuperado cerca del 50%, lo cierto es que hoy todavía tenemos decenas de miles de compatriotas que comen en ollas populares y eso es terrible. Por otra parte, vemos que las cifras de empleo están inestables; lo que parecería era una recuperación, volvió a sufrir una caída según datos oficiales. Con el agravante que dentro de los números de empleo se incluyen empleos de muy baja calidad, sin ningún tipo de cobertura sanitaria, muy precarios y con salarios por debajo del Salario Mínimo Nacional, como son los jornales solidarios y el Plan ABC, que como una salida a la situación de crisis fueron una solución, pero si no se regulan, terminan siendo mano de obra barata para las intendencias. Por eso el reclamo del movimiento sindical es que hay que generar puestos de trabajo de calidad con remuneraciones justas para que el trabajador pueda desarrollarse.

Sin embargo, el gobierno se jacta de su nivel de aprobación y, por tablas, sostiene que la gente está aprobando las medidas de recorte, austeridad y, en sus editoriales, el diario oficialista dice que el movimiento sindical está cada vez más aislado.

Creo que el 7 de julio se mostró todo lo contrario a eso. No hay ninguna fuerza social, política o de cualquier índole que pueda mover la cantidad de gente que movilizó el movimiento sindical. Ese movimiento sindical que el gobierno por un lado quiere ningunear, pero por otro lado lo pone como el principal interlocutor para justificar las cosas que hace. Ahí hay una esquizofrenia del gobierno, por un lado denuesta al movimiento sindical, lo persigue, lo cuestiona, pero sin embargo ahora afirma que el movimiento sindical ya no es el brazo político de la fuerza progresista, sino que, por el contrario, la fuerza progresista es el brazo político del movimiento sindical. Hay una cierta esquizofrenia del gobierno y lo que parece evidente es que no tiene muy claro en dónde quiere ubicar a su principal interlocutor: si en la fuerza política o en el movimiento sindical. Eso lo que demuestra es que el movimiento sindical sigue siendo muy fuerte en nuestro país, por su capacidad de movilización, por su capacidad de generar agenda y de reacción ante las políticas que desarrolla el gobierno. Pero, remarco, en la capacidad propositiva de agenda del movimiento sindical, de alternativas, de ideas, estudios, documentos, es un movimiento sindical que trabaja y mucho con sus equipos para proponer temas y soluciones con mucha seriedad.

Más allá de las cifras de crecimiento económico y de exportaciones, la Rendición de Cuentas ha sido duramente cuestionada por el movimiento sindical. ¿El gobierno es peor de lo que imaginabas?

A mí no me sorprende, está en el ADN de este gobierno. Este Partido Nacional ha gobernado históricamente en diferentes períodos del país y siempre ha tenido una política de favorecer al gran capital en detrimento del trabajo, por tanto, en ese sentido no me sorprende. Sí creo que es importante cambiar la realidad. De todas maneras a la hora de la evaluación hay que admitir que durante la pandemia, el gobierno tuvo aciertos en materia sanitaria. Pero claramente en materia social y económica dejó un país con una crisis notoria. El gobierno supo capitalizar los aciertos de la pandemia, y eso le dio crédito ante la opinión pública. Y si hay algo que destacar es la capacidad de comunicación que ha tenido el gobierno. Uno a veces se pregunta, con todo lo que está pasando con rebaja salarial, pérdida de puestos de trabajo, con miles de compatriotas que comen en ollas populares, cómo puede haber un nivel de aceptación tan grande del gobierno. Y eso es porque ha tenido una capacidad de comunicación que ha sido muy efectiva.

¿Qué rol jugaron los grandes medios de comunicación? Desde la oposición y también desde el movimiento sindical se ha denunciado cierto blindaje por parte de algunos grandes medios hacia el gobierno. Se ha cuestionado que no se le pregunta a los ministros o al presidente nada que le pueda incomodar o sobre las innumerables irregularidades denunciadas a nivel de medios alternativos. ¿Hay un blindaje?

Yo creo que hay cierto blindaje mediático. Uno lo puede visualizar, por ejemplo, con lo que sucedió con la reciente movilización del 7 de julio. La actividad estuvo precedida de muchas movilizaciones importantes, la de la industria, la educación, COFE, las empresas públicas, el Sunca, la Coordinadora de Sindicatos de Ancap, todas con miles de personas en la calle y era muy notorio que si bien los medios cubrían las actividades, lo que mostraban los informativos era un orador hablando solo. No hubo prácticamente ni una toma de las multitudes que asistieron a cada una de las actividades. No hubo paneos generales. Si uno profundiza en esos aspectos y afina un poco el análisis, necesariamente tiene que ver la concentración de medios que está habiendo con determinados grupos, que claramente operan a favor del gobierno. Y esto marca y evidencia de que hay cierto blindaje. Creo que no tiene que ver tanto con los trabajadores de los medios de comunicación, sino con la línea de los medios. Después, si uno ve que lo que sucedió con el tema de dar o ceder a manos privadas la transmisión de datos después de la gran inversión que había hecho el Estado -y en este caso la empresa de telecomunicaciones-, en definitiva te empieza a cerrar el círculo. Porque a los grandes medios de comunicación no solo se le cede la infraestructura, sino que se le paga arriba para que hagan el trabajo que podía hacer Antel con su propia inversión. Ahí ves que el círculo entra a cerrar. Por un lado se concentra el poder de los grandes medios en determinados grupos y luego la forma en la que el Estado a través de la pauta publicitaria también incide en los grandes medios de comunicación. El Poder Ejecutivo termina entonces resolviendo a favor de esos grandes medios de comunicación, dándoles no solo la infraestructura, sino pagándoles un canon. Todo cierra para que estos medios operen a favor del gobierno.

¿Cómo hace el movimiento sindical para moverse en ese ecosistema?

Hay que tener mucho ingenio. Todavía a nosotros nos falta mucho. Creo que hemos avanzado, que estamos tratando de profesionalizar la comunicación, pero todavía estamos lejos para poder contrarrestar todo ese aparato. De todas maneras creo que se están haciendo muchas cosas, algunas demasiado doméstica o precarias, otras un poco más profesionales, pero nos falta. Aparte tenemos que hacernos la autocrítica, a veces en el movimiento sindical careteamos demasiado, creemos saber en algunas cosas más de lo que sabemos y no nos apoyamos tanto en los profesionales que han estudiado para eso. Ahí tenemos una dificultad que creo que venimos sorteándola, pero que nos falta mucho todavía.

En materia económica, sin embargo, se respaldan en el trabajo de institutos especializados que les dan herramientas para estar a la altura cuando tienen que actuar en ámbitos superiores.

Sí, claramente. Creo que es parte de la evolución que ha venido teniendo el movimiento sindical, pero todavía falta. En principio los sindicatos no tenían ni abogados. Después se entendió que desde el punto de vista laboral no solo alcanzaba con tener un sindicato organizado, sino que te tenías que tener abogados que defendieran a los trabajadores o los asesoraran. Posteriormente, se empezaron a desarrollar los asesoramientos en materia económica. Hoy creo que las grandes ramas de actividad tienen asesores que en materia económica van dando determinados lineamientos para que las decisiones políticas, que siempre tienen que existir, sean más efectivas. En materia de comunicación hablamos de un área absolutamente estratégica. Tenemos que profesionalizar y mejorar no solamente los logros, sino también la información. Cuando se trata de un movimiento sindical que toma posturas sobre los temas que afectan a la mayoría de la población, hablamos del salario, jubilaciones, hambre, educación, salud, y tantos otros temas, es fundamental que se pueda contar con un fluido acceso a los canales de comunicación.

Parece existir cierto consenso en el diagnóstico que el gobierno ha atacado a los sindicatos en general, pero se ha ensañado con algunos en particular. ¿Por qué crees que se ensañó con los sindicatos de la enseñanza?

La verdad es que no sé. No tengo idea por qué, pero es claro que hay algunos sindicatos que la tienen mucho más difícil que el resto. No es que el resto no la tengamos difícil, sino que lo que está pasando con los sindicatos de la educación y, sobre todo con algún sector de la educación, es realmente llamativo, la saña que se ha generado con Fenapes es terrible. Partamos de la base de que seguramente todos cometemos errores, pero la reacción del gobierno contra Fenapes ha sido absolutamente desmedida, despiadada. Esta comisión investigadora del Parlamento para investigar a dirigentes sindicales se definió antes de que la propia administración terminara la investigación. Hay una intervención directa del Parlamento en el funcionamiento administrativo de una institución, es una cosa que la verdad muestra saña en el accionar contra Fenapes.

La sociedad está observando un fenómeno creciente de casos de extrema violencia. Cuerpos desmembrados, ejecuciones, crímenes, balaceras a plena luz del día frente a escuelas, los femicidios no paran. ¿Cómo se posiciona el movimiento sindical frente a esta violencia?

Preocupa mucho más de la atención que le ponemos. Todos estamos preocupados por esa situación, entre otras cosas porque muchos de los que viven esas situaciones son trabajadores. El tema es que el orden de prioridades del movimiento sindical a veces te hace desviar la atención para otro lado y la verdad es que tampoco tenemos el conocimiento necesario para poder abordar ese tipo de situaciones. Nos preocupa mucho y creo que también hay fallas hasta de la propia fuerza política de la oposición. En el gobierno anterior por mucho menos de lo que está pasando se armó una campaña que en mi opinión le terminó costando la propia elección. Y en buena medida perdió el gobierno por esa campaña por la inseguridad. Por mucho menos que esto que está pasando. No soy un experto ni mucho menos, pero creo que la gente reclama que se pongan de acuerdo para aplicar políticas de Estado en materia de seguridad para que la sociedad viva mejor. Es cierto que el narcotráfico incide y que la mayoría de los crímenes que hay son fundamentalmente por ajustes de cuentas. Pero como sociedad no podemos quedarnos solo en eso, hay que hacer algo. Me da la sensación de que en lugar de pasarse facturas y comparar los homicidios, deberían lograr caminos de trabajo que lleven a políticas de Estado para terminar con esta realidad tan dura. Creo ni llegamos a tomar la dimensión que tiene esta escalada espantosa de violencia: la cantidad de muertos por cada 100.000 habitantes en nuestro país es muy superior a la de un número importante de países de la región y del mundo. Es un tema grave, y si bien, no es algo de lo que el movimiento sindical conozca en profundidad, nos preocupa y mucho. Sí reclamamos políticas de Estado. El gobierno llegó con el verso de que se terminó el recreo y parece que le erró y feo. No solo no se acabó el recreo, sino que es cada vez más grande.

Los sectores más conservadores del gobierno han exhibido su estrategia para la nueva integración del Inddhh. ¿Qué pensás al respecto?

Por un lado hay una gran mezquindad y no se estaría cumpliendo la ley que establece que quienes deben proponer los integrantes o los candidatos para la dirección de la Inddhh deben ser las organizaciones sociales. Están intentando transformarla prácticamente en una bandera política para hacer un reparto de cargos. Seguramente debe tener una intencionalidad política de algunos para tratar de frenar algunas cosas, pero también tiene mucho de mezquindad, de ver si pueden colocar algún carguito de esos que se habían quedado sin empleo. Creo que con la decisión que ha tomado el gobierno y, si así se materializa, se desvirtúa bastante el objetivo que tenía la Inddhh. A nosotros nos preocupa eso y también algunos nombres que se han manejado. Nos llama poderosamente la atención que un diputado del Partido Nacional proponga para la dirección de la Inddhh a quien fue la presidenta del Inisa por el FA, algo que nos toca muy de cerca porque sabemos el historial de la persona en cuestión, no solo de su accionar en el Inisa, sino desde antes, cuando tenía un cargo de responsabilidad en Ministerio del Interior y se le sumarió por conjunción del interés público con el interés privado. Y ese sumario que venía muy complicado se terminó resolviendo políticamente. Cómo será la cuestión que hoy los dos integrantes del FA en el Inisa en el período anterior, uno está presentado por un diputado del PN para asumir un cargo de responsabilidad en la Inddhh -que fue la presidenta- y quien fue el vicepresidente del Inisa, tiene un cargo político de particular confianza dispuesto por la coalición de gobierno en una institución de ASSE.

¿Se va a concretar la reforma de la seguridad social en este gobierno?

Espero que no porque es muy complicada como viene la mano. Creo que lo que impulsará el gobierno no es lo mismo que salió de la comisión de expertos. Hay tres elementos que para la gran mayoría de nuestro pueblo son muy complicados: uno es aumentar la edad de jubilación. Eso me parece que habría que discutirlo y analizarlo más profundamente. El segundo es bajar la tasa de reemplazo que en definitiva es bajar la tasa de jubilación. El impacto de ello directamente se traduce en bajar las jubilaciones, todo lo que hemos aportado durante muchos años; vamos a tener un reembolso menor, por lo tanto nuestras jubilaciones van a ser menores que las que se definieron antes. Lo otro es seguir manteniendo el tema de lucro en la seguridad social. El otro día leía que las AFAP van a invertir en la Bolsa. Y esa es plata de las y los trabajadores. Si no existieran las AFAP, seguramente el déficit de la previsión social sería mucho menor de lo que es.

El movimiento sindical va rumbo hacia un Congreso del Pueblo. ¿Cómo se le explica a la población que eso es en su beneficio cuando hay tanta gente con urgencias no resueltas?

Porque el objetivo del Congreso del Pueblo, que es una patriada importante que se juega el movimiento sindical, es para la gente y para plantear soluciones a los problemas profundos que tiene este país. No será un tema solamente del movimiento sindical, sino que de la Intersocial, los feminismos, las organizaciones sociales, y todos aquellos espacios de trabajo que puedan ofrecer ideas, inquietudes, alternativas que necesita el país y que en algunos casos, perfectamente pueden llegar hasta la propia reforma de la Constitución. Por lo tanto creo que es un objetivo grande que se ha trazado el movimiento sindical que necesita la más amplia participación. Y para que suceda eso y todo el mundo se sienta representado, todos tenemos que hacer recíprocas concesiones porque si no, estaríamos tratando de imponer cosas que capaz que a otros les molestan y tenemos que aprender sobre el camino. Ya tenemos una base importante de lo que fue el referéndum y la juntada de firmas, creo que ahora hay que organizarse de mejor manera para llegar, que en definitiva el Congreso del Pueblo tenga un gran resultado que permita a nuestro país modificar estructuras sobre todo desde el punto de vista normativo para que los más infelices sean los más privilegiados, como dijo el prócer.

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