En los últimos días, cuando la campaña electoral llega a su punto culminante, se ha dado la constante aparición pública de youtubers, influencers, periodistas de línea editorial, dirigentes de organizaciones empresariales, entre varios otrora destacados iracundos antipetistas de virulentos ataques mediáticos que se suman a la campaña de apoyo a Lula, arrepentidos de haber propagado discursos de odio. Y en esto no hay confusión en cuanto a quienes se posicionan contra el actual presidente apoyando “terceras vías” u otros posicionamientos que posibilitan una segunda vuelta, ya que, de acuerdo con los sondeos de opinión, van siendo cada vez menos significativos en relación con los adherentes al “voto útil”.
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Una decisión urgente que no acepta oportunismos
El momento histórico de enfrentamiento al fascismo y al desgobierno mafioso instalado en Brasil ha generado el acercamiento por parte de adversarios históricos que hasta ahora estaban en sectores opuestos o se habían distanciado de forma absolutamente crítica. Es así como se apunta al “voto útil”. Esta carrera hacia el “rescate” del Estado de derecho y el juego democrático se reproduce en la elección para gobernador de los estados, y en menor medida en senadores y diputados. Sin embargo, hay otros candidatos en la disputa por el cargo máximo del Ejecutivo. Si consideramos a quienes siguen en las proyecciones, ocupando el tercer y cuarto lugar, estos parecen no estar alineados con la perspectiva de que una segunda vuelta electoral significa dar otra oportunidad a Bolsonaro, con más exposición, más mentiras, violencia, minutos de televisión y la posibilidad de concretar el golpe de Estado tantas veces anunciado.
El más destacado es el exministro en los gobiernos de Itamar Franco y Lula da Silva, diputado, intendente de Fortaleza y exgobernador de Ceará, Ciro Gomes (PDT). Con una trayectoria de respeto, reconocida por los sectores progresistas, viene echando por tierra su prestigio. Su campaña ha apelado al discurso bizarro de justiciero perseguido, con la tónica puesta en acusaciones hacia los candidatos con mayores chances, declarándose antibolsonarista, pero posicionándose en un discurso contra Lula que apela a argumentos similares a los de la extrema derecha. Subido a la onda de los textos declaratorios de diferentes organizaciones en defensa de la democracia, Ciro Gomes ha hecho público su propio manifiesto; el resultado no le ha sido favorable. Este candidato a nuevo “Mito” (apodo dado a Bolsonaro por sus seguidores) ha sufrido una caída importante de su popularidad, incluso en su región de influencia. No solo sus electores lo han abandonado, su postura ha generado la ruptura con sus hermanos y principales aliados, en una caída hacia el cuarto lugar en las proyecciones electorales.
Por otro lado, la llamada “tercera vía” -movimiento surgido del establishment para romper la “polarización política”- promueve a la candidata Simone Tebet (MDB), hija de un importante político, abogada, profesora con una carrera política de diputada, senadora, intendenta de su ciudad, vicegobernadora de Mato Grosso do Sul y líder de la bancada femenina. Clara, representante del latifundio y del centrão oportunista, apoyó el impeachment contra Dilma Rousseff, el techo de gastos en educación y es apuntada como una de las legisladoras enemigas de los pueblos indígenas. Tebet ha sostenido un discurso crítico hacia los dos candidatos más importantes, principalmente contra el actual presidente.
Hay una importante concordancia, expresada incluso a través de manifiestos y cartas con millones de firmas, en cuanto a que esta elección es la más importante desde la vuelta de la democracia. En este caso se habla de democracia o barbarie, de la necesaria unidad de quienes apuestan al juego democrático para terminar con los sobresaltos y las amenazas de golpe. Las últimas encuestas se han realizado con cada vez más entrevistados, el instituto IPEC, ha multiplicado por diez el universo de electores investigados en todo el país, arrojando una robusta proyección favorable a Lula ya en la primera vuelta, aunque el 50 por ciento más uno de los votos no es una certeza.
La caída de Messias
El bolsonarismo insiste en cuestionar las instituciones democráticas, salvo el Poder Ejecutivo y su líder supremo pese a los reiterados escándalos, anunciando el evidente fraude del que han sido (por no haber ganado en primera vuelta en 2018) y serán víctimas por parte del Tribunal Superior Electoral. Las proyecciones de las encuestadoras, inclusive las contratadas por la ultraderecha, ya son tomadas como argumentos de ese fraude. El excapitán ha declarado recientemente, de forma descarada, que los mismos jueces que soltaron a Lula son los que hoy llevan adelante el proceso electoral, mientras que al verificar quienes son los actuales integrantes del Tribunal Superior Electoral (TSE), solo uno de ellos ha votado a favor de la libertad del ahora candidato del PT, ¡incluso dos de los siete ministros han sido nombrados por el propio Bolsonaro! La estrategia de invertir los hechos, el negacionismo, generar tantas falsas informaciones con entramados propios de telenovelas, no deja espacio ni tiempo para desmentirlas o acceder a informaciones sin caer en un laberinto de teorías conspirativas.
Todo parece indicar que el cerco electoral sobre Bolsonaro está cerrándose. El actual presidente brasileño, no ha desperdiciado oportunidad de realizar campaña electoral desde su asunción el 1º de enero de 2019, sin importar circunstancias, impedimentos legales, escrúpulos ni papelones absurdos. Sus últimas incursiones internacionales no dejan de sorprender. Basta con ver su vergonzosa asistencia a los funerales de la monarca inglesa o su intervención en la asamblea general de la ONU enfocada en su campaña, retirándose o reaccionando ofensivamente en cuanto se le cuestiona sobre temas actuales de gobierno, particularmente los que generan interrogantes sobre su integridad moral y la de su familia, a la que ha protegido, decretando el sigilo por cien años que podría ser derrumbado en caso de perder su cargo frente a Lula da Silva.
Terror y abuso
Las organizaciones de ultraderecha y sus adeptos incondicionales reaccionan de forma cada vez más violenta y mezquina ante la amenaza del fin de la era fascistoide. En los últimos días se han multiplicado los ataques y víctimas, algunas fatales. Estos han ido desde la humillación pública de personas vulnerables, retirándoles un plato de comida, pasando por provocaciones de todo tipo, insultos, agresiones físicas (incluso a embarazadas) y asesinatos de personas que declaran su apoyo al candidato del Partido de los Trabajadores (PT). Sin ningún tapujo ignoran las mínimas reglas de convivencia en un Estado de derecho, aprovechando desde el abordaje policial, la propaganda en salas de aulas y las arengas con intimidación y en iglesias y lugares de trabajo por parte de patrones coaccionando a sus empleados. Existe un Brasil que evidentemente no ha aceptado el fin de la esclavitud y el “coronelismo”.
La ilusión inmediatista
Junto con las políticas de auxilio y bolsa familia a las cuales se opuso y hoy levanta como propias, la inauguración de obras que son de administraciones anteriores o que ni siquiera se han iniciado y otras maniobras claramente electorales, el foco de los argumentos de extrema derecha deja de lado la idiosincrasia, se coloca a la sociedad como simple espectador o elector engañado cuando el gobierno brasileño ha apelado a la cultura de inmediatismo como paradigma no solo de la sociedad, sino de los tomadores de decisión, inclusive del sistema financiero y gran parte de las empresas para impulsar la campaña electoral por la reelección de Bolsonaro. Se apuesta a generar una falsa estabilidad en base a promocionar la deflación, consecuencia de la baja de los combustibles y el crecimiento del PIB y recuperación económica dejando a un lado intencionalmente que una tercera parte de ese PIB proviene de la recaudación tributaria que, precisamente, tiene relación directa con el aumento de los precios. En definitiva, una cortina de humo de corto plazo decorada, una vez más de chauvinismo nacionalista y denuncias con base en teorías conspirativas.
Show de horrores
La insistencia en una broma idiota y los casos de candidatos que apuntan a lo bizarro para obtener votos tiene en la historia varios casos. A muchos les parece gracioso y antipolítico votar por personajes ridículos sin ninguna competencia política. Podríamos citar a Eneas, a Tiririca y al electo presidente Jair Messias. En los spots publicitarios se utilizan trechos de “perlas” de Bolsonaro: “No soy enterrador”; “Estoy con covid [en tono burlesco]”; “vayan a comprar vacunas a la ‘casa’ de sus madres”, etc., se suman los de algunos candidatos que rozan lo grotesco como, por ejemplo, la campaña de Kid Bengala, actor porno, candidato a diputado con la consigna de meter pau en diputado corrupto, en un juego de palabras que hace referencia a darle palo a alguien como el acto de penetrar sexualmente. La llegada al gobierno de la ultraderecha, en su versión bananera, ha significado un retroceso institucional y político, fuera del impacto económico sobre la población. Urge ir hacia un nuevo punto de partida, sin embargo, faltan elementos de autocrítica que, por lo menos, valoricen el conocimiento sobre la ignorancia. Parece existir una corriente en la forma de ser auténtico con opinar sin base, describir la realidad parcialmente sobre lo que “parece’ a primera vista. Se pueden encontrar los descaradamente famosos influencers generando opinión sobre los más diversos asuntos teniendo como base, en el mejor de los casos, un googleo superficial y todo “gracias a Dios”. La ignorancia no es una bendición.
Make Brazil happy again
Lula promete la mayor revolución pacífica de la historia y pone como antecedente la reforma en la educación que llevó adelante con Fernando Haddad como ministro, actual candidato del PT a gobernador por el estado de San Pablo. A su campaña se han sumado viejos rivales, con los que promete reconstruir un Brasil devastado, principalmente por la incompetencia del actual presidente, al que han abandonado en los últimos días. En una campaña donde la intención de voto revelada por las distintas encuestadoras es analizada en perspectiva de resultados, de acuerdo con cada metodología, el rechazo juega un papel importantísimo a la hora de hacer proyecciones. La intención de voto de Lula ronda el 50% a nivel nacional, llegando a más de 60% en algunas regiones, en cuanto su rechazo se ubica cerca del 35% frente a un 53% de su oponente más importante. Es así que Lula necesita arengar a sus simpatizantes, principalmente los 33 millones que se encuentran en la miseria, los 10 millones de desempleados, los 39 millones de informales, etc., a la no abstención, a hacer el esfuerzo de salir de casa y desplazarse hacia los locales de votación. Si bien las piezas publicitarias de Lula sostienen un tono duro contra el gobierno actual y ha generado una fuerte discusión al interior de las iglesias por el voto de los fieles, sus discursos, aunque firmes, apelan a la unidad, al fin de la destrucción, del odio y la violencia, a echar la luz sobre la ignorancia y a restablecer la paz, el amor y la alegría propias del pueblo brasileño. Valorizar la ciencia, la cultura, la educación, la salud y el medio ambiente en una apuesta a la esperanza.
Retomar el juego
Ante un escenario de retroceso global hacia el neofascismo, es oportuno citar libremente las reflexiones finales de Primo Levi en su libro Los ahogados y los sobrevivientes de que “en mayor o menor medida todos son responsables, la gran mayoría que ha aceptado desde el inicio, por pereza mental, por cálculo miope, por estupidez, por orgullo nacional, las bellas palabras de un militar y lo han seguido mientras la suerte y su falta de escrúpulos lo favorecen y hoy son alcanzados por la muerte, la miseria, el remordimiento”; hoy buscan una salida en razón de un rebuscado juego político o la historia puede volver a repetirse o peor: copiarse a sí misma.
Por Gerardo Osorio, desde San Pablo