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Mundo

Los hijos de la guerra

Las mujeres y niños que nadie quiere

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Muchos niños cuyos padres fueron llevados para el califato del grupo Estado islámico (EL) en Irak y Siria ni siquiera estaban en edad escolar. Millares de ellos nacieron en medio del turbión cuando el EL ya era una realidad.

Los hijos de los seguidores del grupo son los seres  más vulnerables del estado islámico (EL)-vestigios  de más de 40mil combatientes extranjeros y sus familias que vieron más de 80 países colaborar en la construcción del califato. Hoy muchos de estos se encuentran detenidos en campamentos y prisiones al este de Siria, en Libia e Irak

Los niños son víctimas inocentes que no hicieron nada,completamente vulnerados en sus derechos, soportando la pobreza y el hambre.

Aunque sean niños los gobiernos de diferentes lugares del mundo tienen dificultad a la hora en que deben decidir lo que hacer con sus destino.

Según investigadores, el EL, empleaba niños como cocineros, espías e instaladores de bombas, y a veces como combatientes o kamikazes. Varios videos mostraron niños matando prisioneros debido al adiestramiento que recibían.

“Ellos son victimas de una situación que nunca tuvo en cuenta lo que querian”dijo Peter Neumann, director del Centro Internacional de Estudios de la Radicalización en el King College de Londres. “Eso no quiere decir que esto los aleje de los riesgos”

Qué hacer con los niños es algo complicado pero decidir el destino de los hombres y las  mujeres es todavía más difícil.

Existen no menos de 13 mil seguidores extranjeros del El detenidos en Siria, incluyendo 12mil mujeres y niños.

El número no incluye cerca de 31mil mujeres y niños iraquíes detenidos en el Líbano.Otras 1400 personas están presas en Irak.

El debate crece.

En campos superpoblados al este de Siria, las mujeres y los niños combatientes que huyeron de las últimas franjas del territorio del EL se están muriendo por la exposición a un clima inclemente, enfermedades y desnutrición.

Los niños se encuentran excesivamente débiles para hablar. Las mujeres que renunciaron al grupo viven con miedo de ser atacadas por las que continúan fieles al grupo terrorista

Del otro lado de la frontera, en Irak, las autoridades están administrando una justicia apresurada a personas acusadas de ser miembros del EL, condenando centenas de ellas a la muerte en juicios que a veces no duran más de cinco minutos.

La mayoría de los gobiernos extranjeros rechazan aceptarlos de regreso convirtiéndolos en parias internacionales que nadie quiere, ni aún en  sus países natales.

Aunque Lorenzo Vidino, director del programa sobre extremismo en la Niversidad George Washington, considera que son muy pocos los extremistas que vuelven a cometer ataques, piensa que es sumamente difícil que existan países capaces de creer en personas que en cualquier momento podrían significar un grave peligro.

Sucesos como los ataques en Sri Lanka en Pascoa, donde por lo menos dos de los atacantes eran nativos del país que recibió entrenamiento del El así como atentados en París en 2015, crearon suspicacias enormes.

Solamente Reino Unido canceló pasaportes de más de 150 personas.

Traerlos de regreso a casa exige que los gobiernos extranjeros respondan a preguntas imposibles como separar los que cometieron crímenes de los que no lo hicieron y los que todavía representan una amenaza o no.

Esto es muy grave cuando hablamos de millares de niños y mujeres afiliadas al EL.

La idea antes común de que las mujeres del EL fueran presas pasivas “novias de yihadistas” seducidas a adherirse al califato y casarse con los combatientes se desmoronó ante la evidencia de que las mujeres sirvieron como miembros de la brigada mortal del califato y en algunos casos intervinieron en batallas portando armas

Meredith Loken, profesora asistente en la universidad de Massachusetts en Amherst que estudio mujeres que incursionan en grupos extremistas violentos, dice que la mayoría de los políticos consideran que ellas sufrieron “lavado de cerebro” fueron engañadas, se enamoraron e ignoraban lo que hacían pero aun las que no se armaron contribuyeron activamente con el grupo.

Algunas fueron guardianas violentas y otras ejercían oficios de reclutamiento. Fueron víctimas y victimarios, según especialistas. Los niños sin embargo, no tuvieron ni tienen opciones de ningún tipo. Nacieron y crecieron en medio de la guerra y la violencia siendo el resultado de un infierno que nunca eligieron.

Especialistas opinan que llevar miembros del EL para  países en los cuales no corran peligro con el fin de ser procesados  aún bajo estricta vigilancia, es mucho más humano e inteligente que dejarlos vagando por el desierto.

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