«Un aviso a los demócratas de Brasil: los golpistas ya han colocado un pie en nuestro balcón; si no hay reacción, derribarán nuestra puerta», escribió Lula en su cuenta de Twitter.
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El 27 de mayo, uno de los hijos del presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro, dijo en una entrevista que ya no es cuestión de debatir si ocurrirá un «momento de ruptura», si no «cuándo» se producirá, y silenció la posibilidad de que su padre tome alguna «medida más enérgica».
Además, el 28 de mayo habló del golpe militar de 1964 (que inauguró la dictadura en Brasil) como una respuesta de los militares al «clamor popular», y dijo que ahora las Fuerzas Armadas podrían poner un «paño caliente» para destensar la situación y restablecer después el juego democrático.
Las palabras del hijo del presidente se producen en medio de una crisis institucional entre el poder judicial y el Ejecutivo, un día después de que el Tribunal Supremo Federal autorizara una operación policial contra políticos y empresarios bolsonaristas acusados de integrar una maquinaria de difusión de «fake news».
El propio presidente Bolsonaro volvió a expresar su indignación con el Supremo, defendió la inocencia de los investigados, y advirtió: «Basta, hemos llegado al límite, estoy con las armas de la democracia en la mano, yo honro el juramento que hice cuando asumí la presidencia de la República».