Nadie cosecha lo que jamás sembró.
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Estuvimos 15 años sacando gente del pozo y no le explicamos cómo lo hicimos, ni a costa de qué ni de quienes. No nos atrevimos a cambiar la ideología derechista de las Fuerzas Armadas y la Policía ni a democratizar la información mediante una Ley de Medios adecuada, y mientras los adversarios decían cualquier cosa, nosotros apostábamos por ser políticamente correctos y no le llamamos pan al pan, ni vino al vino ni corruptos a los corruptos. Hasta dejamos de usar expresiones como “lucha de clases”, “oligarquía” y “socialismo” y a varios compañeros los dominó el temor de defender a Venezuela ante las agresiones de la derecha internacional. Algunos buscaron el aplauso de los adversarios al despotricar contra el chavismo. Y lo lograron, con páginas del diario El País a disposición.
Dejamos libre el campo de la lucha ideológica mientras la derecha sembraba veneno. El resultado es que ahora medio país ratificó una ley basada en el odio de clase, hecha por los de arriba para proteger los intereses de los de arriba, que beneficia al propietario y perjudica al inquilino, que defiende al empresario y perjudica al trabajador, que facilita toda la tarea a quien lava dinero y a quien paga en negro evadiendo aportes al BPS, que da impunidad a los policías abusadores y deja en total indefensión a las víctimas. Algunos escribanos que certifican operaciones de dudosa legalidad están festejando, mientras que los escribanos honestos están pidiendo la renuncia de las autoridades de la Asociación de Escribanos.
La Policía continúa apoyando a los poderosos mientras el gobierno les quita salario y las comisarías deben pedir ayuda a los vecinos para comprar productos de limpieza. La derecha siempre ha sabido endulzarle el oído a militares y policías mientras los mantiene en la pobreza. A algunos (no a todos) les importa poco que el gobierno les meta la mano en el bolsillo, siempre y cuando les dé vía libre para dar palo.
El presidente, en lugar de celebrar su pírrica victoria con altura, bajó a las cloacas al decir que lamentaba todos los ataques que, en el marco de la campaña contra parte de la LUC, se hicieron contra la Policía. Esta es una canallada inaceptable. Nadie, absolutamente nadie de los promotores del Sí habló en contra de la Policía, sino de los policías abusadores, violentos y prepotentes que, siendo una minoría dentro de la institución, son los únicos beneficiarios de la LUC. Tanto él como el ministro del Interior han negado los abusos policiales.
Luego de ganar por tres votos, Luis Alberto Heber sentenció: “Estas herramientas, que muchas de ellas no se aplicaban porque como estaban en cuestión querían ver si realmente se podían aplicar, ahora están firmes; ahora nadie, ni en el Poder Judicial ni en la Fiscalía, puede hacerse el distraído con lo que establece la LUC. Son más herramientas para defender a la gente honesta, trabajadora, que vive en este país y que somos mayoría”.
Pocas semanas antes, se dieron directivas a los jefes de Policía para que aflojaran la mano hasta el 27 de marzo. Ahora vendrá el crujir de dientes.
Recién al día siguiente en que los uruguayos decidieron retroceder en materia de derechos humanos, el fiscal de Delitos Económicos y Complejos, Enrique Rodríguez, solicitó audiencia para formalizar a uno de los policías que agredieron a dos personas que venían en moto por Jardines del Hipódromo. El video del violento hecho fue censurado por YouTube.
Lacalle Pou está triunfando al imponer la cultura del odio. El caso del hombre que baleó a un vecino en el techo de su casa en barrio Peñarol no es muy diferente al del energúmeno de San José, que salió con un arma de fuego a increpar a unos ediles que dejaron papeletas del Sí en su buzón. Ambos son víctimas de la prédica derechista. Esta cultura también ha multiplicado las agresiones callejeras contra indigentes. El caso de la persona atacada en la plaza de los bomberos no ha sido aclarado. Esta cultura del odio llevó a un camionero a embestir al vehículo de Alejandro Silva, que viajaba por la avenida Eugenio Garzón, en Colón, con su familia, haciéndolo volcar. El agresor dejó claro, mediante insultos, que el motivo era que el auto llevaba un cartel pegado en el vidrio trasero apoyando el Sí.
En Cerro Largo, el alcalde de Cerro de las Cuentas, por el Partido Nacional, fue formalizado debido a una denuncia por violación de una anciana de 77 años. Hasta ahora no hay noticias de que el Honorable le haya pedido la renuncia al cargo. ¡Y pensar que el diputado comunista Gerardo Núñez, ante una denuncia anónima publicada en internet, dejó la banca y se presentó ante la Justicia de inmediato!
Gracias a esa prédica, medio país odia a los sindicatos, aun cuando no existe un solo trabajador en todo Uruguay que no haya sido beneficiado por organizaciones como el Pit-Cnt. Los trabajadores que forman parte de esa otra mitad viven repitiendo todas las críticas que desde el poder disparan contra quienes luchan por sus derechos; pero no dicen nada sobre lo que hacen las agremiaciones rurales y empresariales.
Sin embargo, no debería extrañarnos que veamos hoy a pobres adorando a dioses ricos, porque, aunque duela, tenemos que asumirlo: fallamos. Fallamos porque durante esos 15 años hicimos poco y nada en materia de docencia política.
Aun así, debo decir que un revolucionario jamás se rinde. Un revolucionario se levanta, analiza y vuelve al frente, una y otra y otra vez y las que sean necesarias, hasta el final de los tiempos.
La nuestra no es una revolución de fusiles, sino de mentes y corazones, como decía Hugo Chávez. No cometamos el error de bloquear en nuestras redes sociales a los gorilas. Hay que armarse de paciencia y educarlos.
Como Lacalle está muy bien asesorado en marketing político, pensé que daría directivas a las principales figuras de la coalición para que fueran moderados y respetuosos con la otra mitad del país; pero me equivoqué. Ni él ni sus laderos reaccionaron dignamente. La senadora Graciela Bianchi escribió en Twitter: “Mensaje final: en una democracia el que gana gobierna. Por favor no molesten más, tomen conciencia que perdieron tres veces en dos años y que el presidente que intentaron descalificar es un estadista. Dejen gobernar y vayan a trabajar que el trabajo es salud”.
Paralelamente, el senador Sebastián Da Silva expresó que “la historia la escriben los ganadores, no los perdedores”.
Julio María Sanguinetti continúa atacando a los sindicatos y ha señalado que el Frente Amplio es apenas el brazo político del Pit-Cnt. ¡Cómo le molesta que un partido político luche por las mismas cosas que los trabajadores! ¡Qué diferencia de actitud con la de un verdadero estadista como José Batlle y Ordóñez! A este oligarca, Batlle lo hubiera corrido a patadas del Partido Colorado.
Para estos ejemplares, que los dejemos gobernar es que nos callemos ante todos los abusos de poder, faltas, delitos, atropellos e innumerables hechos de corrupción que protagonizan miembros de la coalición semana tras semana.
Martín Lema usa al Mides para premiar a los militantes. El llamado a técnicos territoriales para la Dirección Nacional de Gestión Territorial (DNGT) ha sido denunciado por falta de transparencia, actas, controles y veedores. Al frente de esta dirección es que Luis Alberto Heber acomodó a su yerno.
Mientras tanto, la política neoliberal exhibe resultados indignantes. La economía uruguaya creció 4,4% en 2021; pero los trabajadores perdieron 6% de salario real entre 2020 y 2021. Los “malla oro” de Lacalle depositaron miles de millones de dólares en el exterior mientras los salarios se aumentaban por debajo de la inflación. Lacalle decía que, si a ellos les iba bien, nos sacarían adelante a todos. Otra más de sus mentiras. El 70% de los uruguayos está endeudado; pero los que deben más, por ejemplo al Banco República, son los que más tienen, no pagaron, no pagan ni piensan pagar. Los que sí pagan son los más humildes, que son los que tienen vergüenza.
Y mientras los defensores de oficio confirman públicamente que hay una justicia para ricos y otra para pobres, la coalición gobernante apunta todas sus baterías contra la Institución Nacional de Derechos Humanos.
Gustavo Zubía lo dijo con toda claridad: se terminó el Uruguay del amor y la solidaridad.
Más no todo ha sido malo. En estos meses de lucha injusta y despareja contra el poder, vimos a varios compañeros como el Boca y Rafael dejando todo en la cancha al igual que miles de militantes del llano a los que aplaudo de pie. ¡Y qué presidente tenemos! Fernando pasó su primera prueba de fuego con honores.
Aun así, no me pidan que pinte como triunfo lo que fue una derrota.
Que nos sirva de lección. Y nunca más medias tintas.