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Salud

APORTE DE LA UNIVERSIDAD

Medidas para combatir plagas en tiempos de covid-19

Desde el comienzo de la pandemia de covid-19 se advirtió el aumento de plagas lo que llevó a organismos internacionales a estudiar medidas para combatirlas. En Uruguay la Facultad de Química realizó un seminario al respecto, fruto del cual se elaboró un protocolo con medidas al respecto.

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La aparición de la covid-19 disparó una serie de plagas en varias partes del mundo, lo que se ha sumado a la menor presencia humana en las calles, en particular durante los meses de encierro en muchas ciudades. Por esa razón la Facultad de Química organizó un seminario virtual sobre el Uso adecuado y seguro de desinfectantes para combatir la covid-19, que contó con la participación de varias docentes de la institución, quienes brindaron recomendaciones al respecto.

Según publicó el Portal de la Udelar, Edith Armanetti, coordinadora de la Comisión de Extensión y Relacionamiento con el Medio, se refirió a las características desfavorables del nuevo virus que han favorecido el desarrollo de la pandemia. Concluyó que las buenas prácticas de limpieza y desinfección de superficies utilizando agentes químicos sirven como medidas de prevención para contener la pandemia y recuperar la normalidad lo antes posible, y además nos permitirán prevenir futuras pandemias.

En este sentido, Ana Fernández Scavino, docente titular del Área Microbiología del Departamento de Biociencias, Facultad de Química, explicó que la supervivencia del virus en superficies puede ser de dos horas a nueve días, y esto depende de varios factores como el tipo de superficie, la temperatura, la humedad relativa, y la cepa del virus. Señaló que en tela y madera sobrevive una hora, en cobre (monedas) cuatro horas, en cartón 24 horas, en vidrio dos días, en acero inoxidable y plástico cuatro días, y en la capa exterior de una mascarilla médica siete días. Este virus sobrevive en un amplio intervalo de valores de pH y temperaturas ambientales, pero es sensible al calor y los métodos de desinfección comunes.

Asimismo, se refirió a los pasos para la desinfección efectiva de superficies: primero la limpieza, es decir, remover suciedad, microorganismos e impurezas de las superficies con agua y jabón; luego se aplican compuestos químicos por cierto tiempo para destruir los microorganismos de las superficies limpias; y por último se evalúa la actividad desinfectante, que debe tener una reducción aceptable de al menos 99,999% de los microorganismos.

En ambientes hospitalarios la Organización Mundial de la Salud recomienda utilizar etanol al 70% para desinfectar superficies pequeñas e instrumentos como termómetros entre un uso y otro, e hipoclorito sódico al 0,1% para desinfectar superficies limpias, y al 0,5% para desinfectar vertidos de sangre u otros líquidos corporales. Ambos significan una inactivación eficaz en un minuto, afirmó Fernández.

Enfatizó que para la desinfección debemos tener en cuenta que la eficacia de los desinfectantes se ve alterada por la presencia de materia orgánica o suciedad. También es importante la concentración del desinfectante porque no siempre una mayor concentración de este significa que sea más eficaz, al igual que el tiempo de exposición del desinfectante, la temperatura, la estabilidad y persistencia en el ambiente. En este sentido, resaltó que no se deben combinar con jabón u otros desinfectantes, los desinfectantes líquidos deben ser aplicados con un paño humedecido en el desinfectante, por aspersión o rociado en el ambiente -solo cuando este es demasiado grande para repasarlo por completo-. Además es relevante la frecuencia de la desinfección, que depende de la circulación del virus y las personas.

Respecto al hipoclorito de sodio o lavandina, indicó que su concentración debe ser de 0,1% en superficies limpias, o 0,5% desinfección de superficies en que no se pudo eliminar completamente la materia orgánica. Este desinfectante irrita la piel, por lo tanto no se puede usar sobre ella, pero es barato, rápido, y eficaz en superficies como pestillos, interruptores de luz, pasamanos, posabrazos, manijas, pisos, mesadas de acero, granito y mármol, artefactos de baño y recipientes de plástico.

Por otro lado, el alcohol etílico es más activo al 70% que el rectificado a 95%. También es barato, rápido y eficaz y se puede aplicar sobre la piel y sobre superficies. Como desventajas, señaló que es inflamable y se evapora. El alcohol puede ser utilizado en las mismas superficies que el hipoclorito, además de la aspersión en ropa. En su versión en gel sirve para la desinfección de manos cuando no se pueden lavar con agua y jabón, mientras que el alcohol 95 o el isopropílico sirven para desinfectar teclados, celulares, pantallas y dispositivos electrónicos.

 

Riesgos toxicológicos

Por su parte, Nelly Mañay, docente titular del Área de Toxicología y directora del Centro Especializado en Química Toxicológica de Facultad de Química, se refirió al uso inadecuado de desinfectantes, que implica un mayor riesgo a la salud humana, como las diluciones inadecuadas o utilizar otros envases que no son originales y no rotularlos, ingerir desinfectantes como medicamentos; mezclar productos, y obtener mezclas tóxicas (por ejemplo: hipoclorito y amoniaco), el uso de productos adulterados (un alcohol en gel que no esté registrado, por ejemplo), y las ingestas accidentales o salpicaduras de los productos químicos, así como la mala ventilación del ambiente cuando se utilizan estos productos, que puede ocasionar intoxicación.

Explicó que en Toxicología, el análisis de riesgo de una sustancia química determina la severidad y probabilidad del daño a la salud humana y al ecosistema por la exposición a esta, es decir, los productos son seguros en sus condiciones de uso. En tanto, la industria debe fabricar, importar, utilizar sustancias o comercializarlas, de manera que no perjudique la salud humana ni el medio ambiente. Para cumplir con el análisis de riesgo se debe valorar la toxicidad y la exposición, caracterizar el riesgo y elaborar una ficha de datos de seguridad por cada producto químico, al igual que un pictograma que determine la peligrosidad del producto y el usuario pueda verlo en el etiquetado del producto.

Con respecto a los productos de limpieza, indicó que por lo general las personas no leen con atención las etiquetas donde se explican sus riesgos o resultan prácticamente ilegibles. Citó el ejemplo del aerosol desinfectante que en letra pequeña indica que es inflamable y tóxico; en el caso del agua lavandina trae la información de la concentración en el rótulo del frente o atrás, por tanto, «no hay una armonización de cómo rotular los desinfectantes domésticos». Remarcó que es importante «seguir las recomendaciones de uso de cada desinfectante porque son productos químicos y su uso incorrecto puede provocar irritaciones y efectos tóxicos, evitar contacto directo con las manos y el cuerpo en general y su inhalación».

También afirmó la necesidad de reforzar las medidas de protección con el uso de desinfectantes en este contexto de pandemia, donde hay un «bombardeo de información» sobre la importancia de la desinfección para evitar la propagación del virus. En este sentido, concluyó que es necesario verificar que el producto esté registrado en el país y que en caso de intoxicación se debe leer y seguir las instrucciones de la etiqueta. Para garantizar el uso seguro y eficaz del producto se debe usar protección para la piel y considerar la protección para los ojos en caso de salpicaduras peligrosas; garantizar una ventilación adecuada al realizar los procedimientos; no usar más de la cantidad recomendada en la etiqueta y evitar trasvasar a otros envases no adecuados; usar agua a temperatura ambiente para la dilución recomendada (salvo excepciones); y evitar mezclar productos químicos para no generar productos más irritantes o tóxicos.

Por último, Rocío Guevara, profesora adjunta de la Unidad Académica de Sistemas Integrados de Gestión de la Facultad de Química, explicó qué productos químicos tienen ciertos riesgos y los cuidados específicos para su manipulación y uso. Indicó que es importante contar con determinados instructivos, procedimientos y una planificación de las actividades.

Es fundamental tener protocolos, siempre contar con documentos por escrito donde se especifiquen los procesos, que las actividades estén claras y también las responsabilidades. Especialmente en el caso en que las organizaciones tienen la responsabilidad de cuidar a sus trabajadores y asegurar las buenas prácticas. Además, de este modo se facilita la capacitación y el entrenamiento de los trabajadores que regresan a sus lugares de empleo.

El paso que debe seguir al protocolo, afirmó, es la participación de los trabajadores, de los directores y de todas las partes interesadas: «La clave no es el protocolo, sino hacer un protocolo adecuado a cada organización o institución». Además, las personas que van a usar el protocolo deben capacitarse, conocer el protocolo, sacarse dudas y a partir de ahí implementarlo. Luego continúa la etapa de ejecución del protocolo, llevar un registro de uso y una vez que está funcionando es importante tener instancias de revisión de cómo funciona e identificar etapas de mejora, y allí se consulta nuevamente a las partes interesadas.

Comentó el ejemplo de la Facultad de Química, que para elaborar el protocolo de reingreso creó un grupo de trabajo integrado por todos los órdenes, los funcionarios TAS y docentes, y por los sindicatos. Se trabajó de forma conjunta, utilizando referencias y la normativa vigente relacionada con el tema, los documentos de las autoridades, y se realizó una consulta a expertos.

Agregó que dentro del protocolo, se incluyó un apartado específico sobre higiene e indicaciones de uso de los diferentes desinfectantes dirigido al personal de limpieza y para los usuarios. También se realizó una capacitación virtual o presencial a los trabajadores, según el caso, que debían realizar antes al reintegro presencial y completaron un formulario de evaluación: «Nadie comenzó a trabajar sin antes haber hecho la capacitación del protocolo», concluyó.

 

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