Una mujer de 57 años que necesita urgente un trasplante de hígado pasó más de 15 horas en la sala de espera del Hospital Pasteur y tuvo que acostarse en el piso por falta de cama y de una sala donde pueda ser atendida.
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Jaqueline Martínez sufre cirrosis hepática a causa de una hepatitis C y espera un trasplante urgente que teme que nunca llegará porque fue rechazada del programa que habilita este procedimiento que podría salvarle la vida. Esta semana llegó desde La Paz para que se le realice un estudio por una grave complicación de su enfermedad pero pasó desde las tres de la tarde hasta las tres de la mañana sin que le consiguieran una cama para internarla.
El viernes anterior ya la habían enviado de vuelta a su casa pese al riesgo de su estado, ya que no había forma de practicarle los estudios que necesitaba, por lo que la citaron para este martes, en que volvieron a repetirle que no había lugar para ella.
Jacqueline pidió ayuda a la Asociación Comunidad Hepatitis C que se movilizó de inmediato para intentar conseguirle un lugar, lo que recién se logró pasadas las 3 de la mañana del miércoles.
Su historia está plagada de contradicciones y paradojas que desnudan las debilidades e irregularidades del sistema.
Es oriunda de La Paz y vive extremas necesidades, ya que siendo prácticamente no vidente está a cargo de una hija discapacitada, y en 2014 se le diagnosticó hepatitis C que luego derivó en cirrosis.
Pese a ello se la descartó para la lista de trasplantes hepáticos, pese a que el CENATH (Centro de Trasplantes Hepáticos) había pedido que se le acondicionara la casa para que estuviera en condiciones para el post operatorio, y una brigada del Sunca la ayudó a realizar las mejoras.
En 2016 se le concedió uno de los 20 tratamientos que el gobierno de Brasil donó a Uruguay para combatir la Hepatitis C, lo que le ayudó a frenar la enfermedad pero no para conseguir un lugar en la lista de posibles beneficiados por un trasplante.
Jaqueline explicó a Caras y Caretas que actualmente su situación es muy delicada ya que, además de la cirrosis, sufre una enfermedad genética que le produce luxación de cadera y rótula, y es casi completamente no vidente.
“La semana pasada me hicieron una ecografía y me encontraron una trombosis en la vena porta, además del cáncer de hígado que ya tengo. Me dijeron que como no había forma de hacerme nada ese día, volviera a mi casa y regresara el martes, pero estuve esperando desde las 13 horas hasta las 3 de la mañana sin conseguir aunque sea un sillón donde acostarme”, señaló.
“Si me hubiesen dicho a las seis de la tarde que no había cama tomaba la decisión de volver a mi casa, y no estar hasta las 3 de la mañana porque me dolía todo el cuerpo y estaba con taquicardia. Tampoco habíamos comida nada, apenas nos alcanzó para pan y fiambre. No me quejo del equipo médico, que son muy buenos. Hablo de la parte organizacional del hospital y desde el usuario. ¿Cómo pueden tener a una persona con mi cuadro sin ningún tipo de asistencia tantas horas? Hablo por mí y por todas las personas que vienen de lejos y tienen que pasar por una sala de espera y no tienen otra opción”, reiteró.
Jaqueline es jefa de hogar y recibe una pensión del Mides.
Desde la Asociación Comunidad Hepatitis C, su presidente, Jorge Adán, explicó a Caras y Caretas que Jaqueline es socia fundadora de la organización y que al tener cirrosis y ser descartada para el trasplante, la enfermedad avanzó y le apareció un hepatocarcinoma, por lo que tuvo que ser tratada con quimioterapia.
“Desde la Asociación venimos reclamando un cribado poblacional para evitar este tipo de situaciones. Hay más de 40 mil personas con Hepatitis C y el 90% no lo sabe. Y las cárceles y centros de salud mental son lugares de alto riesgo", añadió.
Recientemente la Asociación Comunidad Hepatitis C se manifestó frente al Ministerio de Salud reclamando mejores condiciones para la lucha contra esta enfermedad.
Adán se mostró preocupado y dijo que la hepatitis C no está siendo atendida como debe ser y las personas que sufren la enfermedad son discriminadas por el Ministerio de Salud Pública. “El paciente con Hepatitis C toma una medicación por tres meses y se cura, pero el MSP barre bajo de la alfombra esta enfermedad”, agregó.
En Uruguay se han logrado obtener tratamientos eficaces casi en un ciento por ciento gracias al apoyo de la Intendencia de Canelones que se ha puesto al hombro la lucha contra esta enfermedad y trabaja conjuntamente con la Comunidad de la Hepatitis C, la Cátedra de Farmacología del Hospital de Clínicas, la Facultad de Medicina (Udelar) y la Asociación Comunidad Hepatitis C.