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El Estado no las busca

No hay avances en los casos de seis gurisas desaparecidas

El colectivo ¿Dónde Están Nuestras Gurisas? y las familias de las jóvenes presentarán una denuncia colectiva ante Fiscalía el próximo lunes. Reclaman que, exceptuando a las personas de sus entornos, nadie las está buscando. ¿Cómo es el proceso de búsqueda por parte del Estado cuando se notifica una desaparición?

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Florencia, Gina, Micaela, Yamila, Hilda y Daniela están desaparecidas. Les faltan a sus familias, a sus amistades, faltan de los lugares que frecuentaban, de las redes sociales. Se trata de desapariciones que sucedieron entre 2019 y 2020 y de las que no hay rastros, ni investigaciones activas. Las familias se enfrentan a dificultades y burocracias para obtener información y denuncian que hay datos que se pierden. La primera dificultad que tienen es demostrar que no solo están ausentes del hogar y que no se fueron por unos días: están desaparecidas. Desde el colectivo ¿Dónde Están Nuestras Gurisas? (DENG) insisten en que “a las mujeres no se las tragó la tierra” ni se fueron por elección propia, como se les suele decir en los destacamentos a las madres que las buscan. Es ante la falta de avances en los casos que las familias de las chicas, junto al mencionado colectivo, presentarán el lunes 13 de setiembre una denuncia colectiva ante la Fiscalía de Género. A las 14 horas se presentarán en la oficina situada en la calle Cerrito 431 y convocan a la población a acompañar la acción y “amplificar el grito por justicia, hasta que aparezcan todas”.

 

¿Quién las busca?

DENG surgió en el año 2017 con el objetivo de registrar y difundir los casos de desapariciones de niñas y mujeres en Uruguay. Además, buscan visibilizar que en nuestro país operan redes de trata de personas con fines de explotación sexual y generar acciones de combate a las mismas. Es una organización autogestionada y autofinanciada por las mujeres militantes que la integran. Asimismo, acompañan a las familias de las niñas y mujeres desaparecidas durante los procesos de búsqueda y denuncia. Desde su origen, este colectivo viene denunciando las falencias del Estado para combatir y dar respuesta a las desapariciones.

En esta oportunidad, junto a las familias, están denunciando las desapariciones de seis jóvenes: Florencia Valentina Barrales Techera, Gina Cristal Rodríguez Sánchez, Micaela Fernanda Ramírez Olivera, Yamila Isamar Estévez Techeira, Hilda Jennifer Gómez Reimundo y Daniela Virginia Bera Fernández. Todas ellas tienen entre 19 y 27 años y pertenecen a barrios de contextos vulnerables.

 

«Malas víctimas»

En diálogo con María Delia, integrante de DENG, nos explicó que la denuncia colectiva que presentarán responde a la “inoperancia” del Estado, ya que se trata de desapariciones ocurridas en los últimos tres años que no han tenido avances en la investigación. La activista explicó que si bien la denuncia colectiva es un mecanismo “poco utilizado”, les pareció pertinente por las similitudes que existen entre el tipo de víctimas que desaparecen. “Son todas gurisas jóvenes, de barrios humildes, con familias que tienen poco acceso a la Justicia, con poca información de qué se debe hacer y con situaciones previas de desaparición”. Delia dijo que son mujeres que, en muchos casos, vienen arrastrando procesos de violencia, con consumo problemático de sustancias, que ya se habían ido de sus casas en alguna oportunidad, pero que siempre regresaban. “Muchas veces estos periplos empiezan cuando las gurisas son menores edad y las familias no tienen ningún recurso ni lugar a donde acudir y sentirse apoyadas en estas situaciones, que se mantienen hasta que cumplen la mayoría de edad y terminan despareciendo definitivamente”.

Para Delia, la constante en este tipo de casos evidencia que existe “una inoperancia por parte del Estado”, que es el que tiene que investigar. “Las denuncias a veces no son recibidas y, si son recibidas, terminan encajonadas”. Ante este tipo de fallas, agrega, son las familias quienes las buscan e intentan visibilizar la situación generando acciones públicas en los barrios o cortando una ruta, pero nada de eso funciona.

“Estas familias, en forma individual, ya han recurrido a la Justicia pensando que su denuncia llegó a un lugar donde se va a investigar, pero no han obtenido respuestas. Ese es el relato de todas. Por eso apostamos esta denuncia pública y colectiva. Queremos que se tenga en cuenta que cuando desaparecen las gurisas, no las buscan”.

Sobre el procedimiento de denuncia y búsqueda, Delia expresó: “Hay casos y casos, pero en general, de los que nosotras tenemos conocimiento, no existe una búsqueda inmediata. Por lo general, cuando las familias se presentan ante la Justicia, les dicen lo contrario: que tienen que esperar. Y el procedimiento, en general, es que las familias esperan que las chicas regresen o salen a buscarlas por su cuenta. Recordemos que son casos en los que las gurisas están en situaciones de vulnerabilidad, lo que las hace más propicias a ser víctimas de cualquier tipo de violencia. Ellas se van de sus casas, están unos días afuera y vuelven, es una constante. Las familias de las gurisas, las madres sobre todo, transitan esta situación como pueden porque no tienen ningún recurso o ayuda para cambiarla. Hasta que llega un día que no vuelven, desaparecen de las redes sociales, que ellas usan bastante, de sus entornos, de sus ámbitos familiares, que es el lugar a donde acuden para conseguir plata, comida y refugio. Cuando ya no vuelven, se hace la denuncia en las comisarías, les dicen que quedó hecho el trámite y que hay que esperar. Esas madres vuelven a su vida, intentando buscar por ellas mismas, y cuando regresan a preguntar si se sabe algo, no hay respuestas y se dan cuenta que no se hizo nada. Es más, se las manda a ellas a investigar y les dicen que tienen que llevar pruebas para que se investigue. Terminan siendo las madres las que recorren las bocas, las calles, los campos. Esa la investigación que hay”.

Delia asegura que no hay operativos cuando se trata de chicas de barrios de contexto desfavorable. La búsqueda, sostiene, “depende de la víctima”. “Quizá si desaparece una chica de clase media o alta, se monta un operativo. Pero a estas otras, que la mayoría terminan siendo desaparecidas o asesinadas, no las buscan”.

A modo de ejemplo, Delia se refirió al caso de Victoria Marenales, desaparecida hace tres años atrás. Su cuerpo fue hallado en la Costa de Oro en 2018 y enterrado como NN en el cementerio de Atlántida, pero su familia no se enteró que se trataba de Victoria hasta el año pasado. “Ese es el tipo de investigación que se hace. No es el CSI de las películas, para que eso ocurra tiene que haber mucho dinero de por medio, mucho estudio de abogado pago y mucho poder”.

Otro caso que mencionó es el de las dos mujeres que fueron halladas en un tarrina, en el fondo de una casa, en febrero del año pasado. “Una de ellas estaba denunciada como desaparecida hace más de un año y, en realidad, no dieron con ese enterramiento porque la estaban buscando en el marco de la denuncia de desaparición, sino de casualidad, estaban investigando otro caso. Eso da cuenta de que tipo de investigaciones se hacen”. “Siempre se dice que las primeras horas son las más importantes porque es cuando hay cierto registro de la movilidad y se pueden buscar imágenes en las cámaras, ya que la ciudad está llena de cámaras, los comercios tienen cámaras, las calles tienen cámaras, se pueden hacer escuchas telefónicas y seguimiento de celulares y eso jamás pasa. Si existe protocolo no sé, pero puedo asegurar fehacientemente que, en estos casos, no se aplican. A quien le corresponde investigar es a Fiscalía, pero no existe un equipo conjunto con Interpol, la Policía, Delitos Complejos, técnicos, forenses que salga a buscar, que pida grabaciones, no hay. Esos recursos existen, pero para otros casos, no para casos de chicas que desaparecen en un barrio pobre».

Según Delia, cuando se trata de casos que involucran a personas menores de 18 años, la denuncia suele tener más efecto y “funciona un poco mejor”. “Después de los 18 años, la respuesta que te dan es que la persona se fue porque quiso, aunque la madre asegure que desapareció, porque venía siempre y un día dejo de venir o porque dejó al hijo. Los testimonios cotidianos de las familias no se toman en cuenta. En estos casos también subyace, entre operadores jurídicos y policiales, el concepto de la mala víctima: se drogaba, andaba en la calle, anda a saber a dónde fue a parar, ella eligió esa vida. Pero nosotras sabemos que no hay una elección en esa vida, hay una multiplicidad de violencias y vulneraciones a los derechos que terminan en con este desenlace. Estas historias comienzan mucho antes de que ellas desaparezcan”.

Con respecto a las expectativas sobre la denuncia colectiva, Delia dijo que esperan que se tome la denuncia y se inicie algún tipo de investigación en los casos. Por otro lado,  buscan que la población se entere de lo que está pasando. “Las gurisas desaparecidas, a veces, ni siquiera salen en las noticias porque no se le da relevancia hasta que aparece el cadáver”.

 

Su solicitud fue elevada

Para consultar si existen protocolos de actuación ante las denuncias de jóvenes desaparecidas y qué acciones u operativos se realizan en estos casos, Caras y Caretas solicitó una entrevista en el Departamento de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes de la Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado e Interpol. Desde dichas oficinas, nos comunicaron que el pedido debía canalizarse a través de la Unidad de Comunicaciones del Ministerio del Interior (Unicom). Al contactarnos con esta dependencia nos respondieron que se recibió la solicitud y que “se eleva para autorización”. No volvimos a tener novedades.

 

Soledad

En marzo de 2019 desapareció de forma definitiva. Su madre esperó cuatro o cinco días para radicar la denuncia “porque nunca pasaba más de un par de días sin pasar por la casa” y porque “siempre se movía en el barrio”. La primera denuncia fue en la comisaria Nº 23, en Paso de la Arena. “Me tomaron la denuncia, dejé pasar diez días, y regresé para saber si habían novedades. La persona que me atendió la segunda vez me dijo que no existía la denuncia. Esa fue la primera experiencia con la Justicia. Me trasladé a la comisaria Nº 19, en Belvedere, y me tomaron la denuncia nuevamente, pero esta vez pedí un formulario, que en la primera denuncia no me lo dieron ni lo pedí porque no sabía cómo funcionaba y tampoco me lo explicaron. Fui aprendiendo con la experiencia”.

Desde ese entonces esta madre no ha obtenido respuestas ni ayuda con la búsqueda de su hija. “La he buscado yo, de forma permanente, a veces acompañada por algún familiar. Inclusive, las veces que conseguí algún dato sobre su paradero, me comunicaba con la oficina de Personas Ausentes de Interpol para darles la información y pedirles si se podía ir a rastrear. Me contestaban que no, que para ir tenía que decirles exactamente en qué lugar estaba. De unos cuantos datos que les pasé, nunca fueron a ninguno. Fui yo que me metí en bocas de pasta base y en zonas difíciles para buscarla”.

En setiembre de 2019 se presentó en Fiscalía de Delitos Complejos y Violencia de Género, acompañada por una abogada del colectivo DENG, y realizó una denuncia, pero solo resultó otra mala experiencia. “Me tomó la denuncia la fiscal Flores, me hicieron preguntas, aporté datos, nombres de personas que se vinculaban con mi hija y ellos grabaron la conversación. Al tiempo, nos enteramos que a esa funcionaria la habían trasladado de lugar y que la grabación de la denuncia había desaparecido”. Por parte de Personas Ausentes me llamaron en algún momento por las huellas de ADN y esa fue la mayor atención que tuve. Sobre dónde está mi hija jamás tuve respuestas, ni del Ministerio del Interior, ni de Fiscalía ni del gobierno, porque también he llevado cartas a Presidencia, que nunca me respondieron. También, junto a otras familias de desaparecidas, denunciamos los casos en la Inddhh. Nunca recibimos un llamado de nadie para informarnos sobre avances en la investigación o para decirnos en qué etapa estaba.”. No existe ni protocolo ni operativo de búsqueda, aseguró la madre, “ellos podrán decir lo que quieran, pero no la buscaron”.

Además de la falta de acceso a la información y de la burocracia, existen ciertos mitos relacionados a los protocolos de denuncia que juegan en contra, dice la entrevistada. “La gente cree que hay que esperar 48 o 72 horas para hacer la denuncia, antes te decían eso, pero la denuncia se puede hacer inmediatamente, sobre todo cuando son menores. También en Fiscalía, en dos oportunidades que fui, me dijeron que tenía que ir acompañada de abogados, pero luego supe que eso no es así. Ellos tienen la obligación de tomarte la denuncia igual”.

En soledad, desprotegidas y desfavorecidas desde el punto legal y estatal, así describió la madre cómo transitan las familias la búsqueda de gurisas desaparecidas. Pero, además, dice, “hay desidia” por parte de los operadores de la Justicia y del Estado. “Cuando asistís a una comisaria te atiende un funcionario, a los días regresás y te atiende otra persona que no sabe ni de qué se trata el caso y le va a consultar a un superior. Eso lo he vivido, hay desorden, falta de coherencia. Puede que haya personas capacitadas en la búsqueda de desaparecidas, pero lo que hay, en primer lugar, es desidia. Estamos hablando de vidas humanas, de gurisas desaparecidas, de mi hija ˗mi ser amado˗ .Nos sentimos abandonados por parte de cualquier institución del Estado”.

Sin embargo, señala, hay personas a las que sí buscan. “Cuando aparecieron los cuerpos de dos mujeres en las tarrinas, fui hasta el lugar del hallazgo y me sorprendió el despliegue policial que vi. Pero estaban buscando a una mujer policía, ese operativo no fue por la denuncia de la familia de alguna joven desaparecida. Eso te da la pauta de a quiénes se busca y a quienes no”.

La mujer asegura que la desaparición de su hija está ligada al narcotráfico y la trata de personas y se lo hizo saber a la justicia, que no tomó en cuenta su relato. Sabe con qué personas se vinculaba. “Ella a sus 14 años sufrió una triste situación que le derrumbó la vida, a ella y a toda la familia. En ese momento fui amenazada. Ella tenía vínculos con personas de las que yo aporté datos, pero eso se perdió en Fiscalía. Como para moverse e iniciar una búsqueda tenían bastantes aportes, pero no buscaron”.

Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

Guía de denuncia

 Se puede realizar la denuncia en cualquier comisaria (se recomienda la más cercana al lugar de desaparición) o en cualquier sede de la Fiscalía General de la Nación de forma presencial (lunes a viernes de 10 a 18 horas) .Teléfono:1985

También pueden contactarse con la División Crimen Organizado – Registro y Búsqueda de Personas Ausentes. Maldonado 1109, Teléfono: 203 04 638 email:[email protected]

Consejos útiles

Es importante saber que no es necesario esperar 24 horas para radicar la denuncia, que cualquier persona puede hacer el trámite, sea familiar o no, y que deben brindar un comprobante con el número identificador de la denuncia (útil para darle seguimiento al caso).

La denuncia no debe ingresarse bajo el rótulo “abandono de hogar” ni presentarse como “queja” o “informe”, sino como “denuncia”.

Desde DENG recomiendan hacer la denuncia de forma urgente y visibilizar el caso con acciones como cortes de calle, movilizaciones o pegar carteles informando la desaparición de la persona.

Organizaciones sociales que brindan ayuda y asesoramiento

Asociación Civil El Paso. Teléfono: 2309 6171, e-mail: [email protected]

ONG Casabierta. Teléfono: 2208-7760 / 098 855 579. Amézaga 1706 esq. Porongos.

Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos. e-mail: [email protected] web:http://www.cdh.com.uy/

¿Dónde Están Nuestras Gurisas? Podés comunicarte a través de los perfiles en redes sociales (Instagram, Facebook) . Email: [email protected]

 

 

 

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