-Álvarez, entrañable y leal amigo…no como otros desfachatados que te la trabajan de regio y vienen con el puñal trapero. Que solo saben jugar al Poker por internet,
– Lo noto bajoneado, Borges.
– Tranquilo hermano, esto es de ida y vuelta. Mire lo que tengo amigazo.
– No lo puedo creer, Borges.
– ¡Festeje, Álvarez, festeje!
-Los pastelitos de membrillo que le había pedido la semana pasada. Y están calientes… Coma tranquilo, yo ya me mandé cuatro.
– ¡Gula de pipetuás! ¿Qué tiene, hermano?
– Apunte este nombre: Enrique Arezzo.
– ¿Quién es?
– Un perejil herrerista, amigo personal del candidato a la presidencia por el Partido Nacional, Luis Lacalle Pou. El señor es concejal del municipio CH. Bueno, para hacerle honor a la verdad, es un vago oportunista.
– Oiga, Borges, baje unos cambios… Cada vez está más parecido al comunicador argentino Baby Echecopar
– Es un gran elogio el que me acaba de hacer, Álvarez. Le cuento la historia. Este dirigente herrerista trajo en pase a comisión para el municipio a la señora Carmen Rodríguez Acosta, que “trabajaba” en el ministerio de Trabajo y Seguridad Social. La mujer tiene registrado más de 1200 faltas desde el año 2010, me confiaron fuentes políticas.
– Bueno, Borges… Quizás tenga problemas serios de salud. Déjese de quejar… parece “la abuela”… El personaje de Antonio Gasalla.
– Ja, ja, ja. Sigo. La señora efectivamente fue asistente de Arezzo. ¿Sabe cuál era su mérito, Álvarez?
– Por favor, prudencia Borges.
– Reclutarle al concejal gente para los actos herreristas.
– ¡A la recontra pipetuá!
– Pero Arezzo era bastante perezoso. Me refiero a que iba poco y nada a las reuniones del municipio. Es más…
– Siga cochero, por favor…
– La noche en que, en el marco de un cabildo abierto, una vecina denunció que desde el organismo la llamaron para invitarla a un acto de Lacalle Pou en Kibón, él no se encontraba. El que tuvo que dar la cara fue su suplente, el señor Álvaro Maynard.
– Bueno, Borges, se habrá sentido indispuesto. No prejuzgue.
– Ay, Álvarez, Álvarez, Álvarez… Arezzo llegó tarde. Le pidió a su suplente que se retire. Maynard se negó. Èl se fue chiflando bajito. Capaz que a buscar trabajo… Ah, porque le cuento que el dirigente herrerista tenía una parrillada en la calle 21 de Setiembre, en frente en donde estaba la emblemática heladería “Cantegril”.
– Ubico, Borges. Aquellos helados de chocolate blanco…
– La cuestión, Àlvarez, es que el negocio de Arezzo se fundió o, mejor dicho, lo fundió.
– ¡Qué macana! Pobre muchacho.
– No se angustie, Álvarez. En la actualidad se desempeña representando al Partido Nacional en un organismo del Mercosur. Y usted sigue siendo periodista como yo. Somos dos nabos. Hasta mañana, hermano.