El 10 de noviembre de 2023 Uruguay perdió para siempre a quien fuera uno de los tres protagonistas del milagro uruguayo desde 2005 a 2019. Danilo Astori representó la humanidad detrás de los números y la solidaridad como política económica de Estado. Fueron 15 años de crecimiento consecutivo y con aumentos salariales por encima de la inflación.
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En 2002 el país perdió su grado inversor (gobernaba la derecha); pero lo recuperó en 2012, con la izquierda.
Nunca fue santo de mi devoción, no era particularmente simpático (aunque sí amable) y hasta llegué a pedir su renuncia en alguna nota; pero años después de publicarla, tuve la oportunidad de hablar con él en México y le confesé que me había equivocado.
Nos legó su costumbre de intercambiar opiniones sin descalificar a quien pensara distinto y soportó ataques rastreros, calumnias cobardes e insultos contra él y su familia; pero jamás bajó a las cloacas en que se movían los adversarios.
Él estuvo detrás de la reforma tributaria de 2007, que derogó 14 tributos y los sustituyó con el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF); de la ley de inclusión financiera, del Plan Ceibal, del Plan de Emergencia, de la creación del Sistema Integrado de Salud y de la creación del Mides. ¿Cuánto cambió Uruguay sólo con eso?
A veces lo criticamos porque era fastidiosamente correcto para el debate y quizá más cauteloso para implementar medidas económicas de lo que nosotros hubiéramos sido; pero su nombre era garantía de estabilidad y generaba confianza en el mundo financiero y en los inversionistas. En 15 años nunca tuvimos sobresaltos económicos ni una crisis bancaria como la de 2002, porque se tomaron las precauciones debidas, regulando y controlando al sistema financiero, a la vez que se modernizaron los métodos de pagos y transferencias adoptando las nuevas tecnologías.
La inflación no era un problema porque los salarios, pensiones y jubilaciones siempre se aumentaron por encima de ella, lo que finalizó abruptamente con la llegada de Luis al poder.
Él estuvo, directa o indirectamente, detrás de todo.
Claro, no siempre las cosas salieron bien. Hubo que tomar la dura decisión de cerrar Pluna luego de 76 años; pero la aerolínea nos estaba haciendo un agujero que crecía día a día.
Más allá de su aparente frialdad, Astori siempre apostó a la inversión social y educativa.
No podemos hablar de Tabaré o del Pepe sin hablar de Danilo.
En 2005, la derecha nos entregó 2.500 millones de dólares en reservas. En 2019 la izquierda dejó en el Banco Central 14.537 millones.
En 2005 nos entregaron un país con 22% de desempleo. En 2019 se devolvió con 8,5%.
En 2005 nos dejaron 40 % de pobreza y 5 % de indigencia. En 2019 se devolvió el gobierno con 8,1% y 0,1%, respectivamente.
En marzo de 2019 Uruguay era reconocido por tener el ingreso per cápita y el Salario Mínimo Nacional más altos de América Latina y El Caribe. Paralelamente, nuestro país compartía el puesto número uno en transparencia (menor corrupción) junto con Chile.
Tras recibir como herencia un desastre, ni Tabaré ni Mujica se dedicaron a lamentarse y culpar a otros. Se dedicaron a arreglar lo que blancos y colorados habían destrozado.
Ésa es la diferencia entre verdaderos estadistas y un presidente de paso.