Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
El comandante de la Fuerza Aérea Uruguaya, Luis de León, informó a la prensa que estaría por firmarse un contrato con la empresa norteamericana Satellogic, capacitada para lanzar un satélite y ocupar la órbita que anteriormente ocupaba el satélite Venesat-1. La confidencialidad del contrato y lo poco claro de los objetivos llevó a la bancada de senadores del Frente Amplio a poner una lupa y realizar un pedido de informes.
“Al infinito y mas allá” es la consigna de guardián espacial Buzz Lightyear de la película animada Toy Story; sin embargo, las insospechadas consecuencias políticas y sobre nuestra soberanía nacional a partir del 213er contrato de la Fuerza Aérea Uruguaya con la empresa norteamericana Satellogic (que juega un destacado papel de inteligencia militar en la guerra entre Ucrania y Rusia), hacen que la consigna se pueda parafrasear “al infinito y mas acá”.
El comandante de la FAU, Luis de León, dijo a El Observador que no puede informar qué hará el satélite que la compañía lanzará a la órbita que administra Uruguay debido a que tiene un acuerdo de confidencialidad”. En cambio, indicó que Satellogic “ofrecerá una contra prestación al gobierno.
Una “estrella” que se apagó
El nuevo satélite proyectado ocuparía el lugar del Venesat-1. El satélite Venesat-1 (Simón Bolívar) fue el primer satélite artificial propiedad del Estado venezolano, lanzado desde China el 29 de octubre de 2008. El satélite fue fabricado y puesto en órbita por la Administración Nacional China del Espacio por un valor superior a los 406 millones de dólares, según las especificaciones de la Unión Internacional de Comunicaciones. Sin embargo, el día 13 de marzo de 2020, antes de que se cumplieran 13 años de la puesta en marcha del satélite, este resultó desactivado debido a maniobras que lo dejaron fuera de su órbita habitual.
El objetivo del satélite Simón Bolívar fue facilitar el acceso y transmisión de servicios de datos por internet, telefonía, televisión, tele medicina y tele educación. El gobierno venezolano afirmó que además serviría para la integración latinoamericana e impulsaría a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Uruguay cedió su órbita a Venezuela a cambio del 10% de la capacidad que tenía el satélite y que este no sería utilizado para fines militares.
Por el decreto Nº 328/010 de noviembre de 2010, “La administración de la capacidad del segmento satelital en el satélite Venesat-1 correspondiente a Uruguay, será ejercida por una Comisión
Honoraria integrada de acuerdo al siguiente detalle:
- Un representante de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto que la
presidirá.
- Un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores
- Un representante del Ministerio de Industria, Energía y Minería
- Un representante del Ministerio de Educación y Cultura
- Un representante de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones.
- Un representante de la Administración Nacional de Telecomunicaciones.
Ante la ausencia del presidente, será sustituido por el representante del Ministerio de Industria, Energía y Minería”.
Un destaque no menor en ese decreto es que “la institución autorizada a operar una estación con el satélite Venesat deberá efectuar, bajo supervisión de la Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel), las pruebas y verificaciones que se requieran de forma de asegurar que mientras la estación se encuentre en servicio los sistemas operen de acuerdo a los parámetros establecidos”.
De esta manera el Estado aseguraba su soberanía, y no se sabe al día de hoy si el contrato asegurará su soberanía en base al contralor de instituciones como el MIEM, Antel o la Ursec.
Lentes militares
El 28 de abril del 2020, Javier Bonilla desde el sitio web “Defensa” decía al respecto: “Uruguay era copropietario del Venesat-1 Simón Bolívar, satélite de factoría china lanzado hace 12 años por Venezuela y perdido inesperadamente a finales de marzo al salirse de órbita. Uruguay había cedido su órbita propia, pues posee la posición 78 grados oeste, a cambio de utilizar el 10% de la capacidad del Venesat, compartiendo ambos socios la estación receptora de la estatal telefónica Antel en Manga, Montevideo, donde Venezuela podría tener su propio centro. Para no interferir con satélites próximos, debía reducirse la potencia y su vida útil de 2028 a 2024.
Sin embargo, a mediados de marzo el Venesat salió de su órbita unos 30 grados, el 24 de marzo el gobierno de Venezuela debió comprar espacio en el estadounidense Intelsat 14 para mantener sus estructuras propagandísticas y un mínimo de oferta digital, actuando en Banda C (la internet provista por el Venesat era en Banda Ku). Dejaban de retransmitirse las redes televisivas Telesur (en inglés), Cubavisión, RT (Rusia), CGTN (China) y la oficial TNU (Uruguay). Esto último indica que el contrato con las autoridades uruguayas ya habría quedado extinto, una vez que la órbita, a la que Venezuela había preferido acceder en 2009, para no usar la de la Comunidad Andina de Naciones, de 67 grados, ya no se utiliza por los motivos señalados. Además, Uruguay se retiró oficialmente de la red televisiva bolivariana Telesur días atrás.
La situación ha provocado al Estado uruguayo mayores problemas que la no retransmisión satelital de su red televisiva, dificultando las comunicaciones en diversos niveles, especialmente entre las misiones militares operacionales en el exteriory sus comandos o bases, o entre la Estación Antártica Artigas -en la isla Rey Jorge-y Montevideo, por lo cual, por un lado, trabaja el área de Comunicaciones e Informática del Ejército en posibles variables IP y por otro proporciona los actuales contactos a las tres fuerzas y otros organismos del Ministerio de Defensa, la telefónica estatal Antel, debiendo contratar servicios a precios elevados en el exterior, hasta que se arribe a mejores soluciones. Lo mismo sucede con lo que atañe a la educación a distancia, exigida exponencialmente, tras la aparición del coronavirus”.
Esta visión impone objetivos militares que, como se señalaba anteriormente, no estaba previsto y desde este punto de vista es comprensible, aunque cuestionable, que se busque una empresa que está al servicio de Estados Unidos y la OTAN.
Junta Nacional de Política Espacial
El decreto Nº 71/022 del 25 de febrero de este año crea la Junta Nacional de Política Espacial bajo la órbita del Ministerio de Defensa, que presidirá la junta integrada además por otros organismos (RREE, FAU, OPP, Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, Dirección Nacional de Telecomunicaciones, Ursec y Servicios de Comunicaciones e Infraestructura de Datos Espaciales), pero es notoria la diferencia con el decreto de 2010.
En los planes de puesta en marcha se habría mencionado la posibilidad de instalar una base de lanzamiento satelital en el balneario La Esmeralda de Rocha.
Por otra parte los vecinos anuncian que hay un proyecto de construcción de chacras turísticas, por lo que creen que si ese proyecto se llevara adelante, no estaría exento de juicios.
Welcome, Satellogic
El contrato se llevaría adelante con la empresa Satellogic; según informa El Observador, “la elegida para hacerlo es Satellogic, una compañía argentina instalada en Zonamerica en Uruguay, dedicada a fabricar satélites. Algunos de sus dispositivos que obtienen imágenes satelitales en todo el mundo han sido de gran ayuda para el gobierno de Ucrania durante la invasión de Rusia, tal como informó Cromo hace algunas semanas”.
El semanario El Popular amplía que la empresa Satellogic, de capital originariamente argentino, ahora funge como una empresa norteamericana instalada en Nueva York y cotiza en Nasdaq -la bolsa de valores especializada en tecnología- desde julio de 2021. La empresa se especializa en observación terrestre y tiene una red denominada ÑuSat con cerca de una treintena de satélites que ofrecen imágenes satelitales e “información geoespacial”.
El Observador difunde un comunicado de la empresa donde señala: “Satellogic está trabajando directamente con el gobierno de Ucrania, Estados Unidos y los miembros de la OTAN, así como con organizaciones humanitarias y no gubernamentales que operan sobre el terreno. Estamos comprometidos a proporcionar una cobertura de alta resolución en tiempo crítico en Ucrania y las áreas circundantes afectadas por la invasión rusa. No nos involucraremos con partes restringidas o sancionadas por el gobierno de Estados Unidos y las leyes de los miembros de la OTAN”, señaló la empresa.
Sin embargo, en la nota “Ukraine War Puts Spy Satellites For Hire In The Spotlight” (La guerra de Ucrania pone a los satélites espías en el punto de mira), escrita por Warren P. Strobel y Robert Wall para The Wall Street Journal (https://www.wsj.com/articles/ukraine-war-puts-spy-satellites-for-hire-in-the-spotlight-11651410002), da cuenta de la participación -además de Satellogic- de otras empresas que operan satélites en el espionaje y la inteligencia ucraniana, así como de la “ayuda” que varios gobiernos le brindan, según informa El Popular.
Una de las dudas que genera el acuerdo con esta empresa es la definición de política de No alineamiento en los conflicto de Uruguay, pero todas estas dudas lleva a la bancada de senadores del Frente Amplio a solicitar un pedido de informes.
Pedido de informes de bancada de senadores del Frente Amplio.
1. Características del supuesto acuerdo a ser realizado con la empresa Satellogic, así como la explicación de los motivos por los que se establece confidencialidad respecto al mismo.
2. Características, prestaciones y funcionalidades previstas del satélite que se prevé posicionar en la órbita 78°W administrada por el Estado uruguayo.
3. Monto de los pagos y contraprestaciones a recibir por parte de nuestro país por parte de la empresa Satellogic.
4. Montos que paga nuestro país a organismos internacionales por el mantenimiento de la órbita geoestacionaria 78°W.
5. Consecuencias para la histórica posición de no alineación de nuestro país en caso de realizar un acuerdo confidencial con una empresa que manifiesta regirse por las normas de Estados y los países de la OTAN.
6. En tanto la posición orbital mencionada tiene cono de sombra sobre buena parte del continente suramericano, informar si se han hecho las consultas correspondientes con los países ubicados en la zona de cobertura del mencionado satélite.