Florencia Pirez Carballo, integrante del colectivo "Empatía Uruguay", expresó su profunda preocupación sobre la falta de avance en el proyecto de ley de eutanasia en Uruguay. Durante entrevista en el programa "Pasaron Cosas" de Caras y Caretas, Pirez señaló que, aunque existe un claro apoyo social a esta legislación —reflejado en una encuesta de Equipos Consultores que indica que más del 82% de las personas está de acuerdo con la eutanasia—, el proyecto sigue estancado en el Senado desde octubre de 2022, tras haber obtenido media sanción en Diputados.
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Pirez destacó la importancia de distinguir entre eutanasia y suicidio asistido y explicó que la única diferencia radica en quién administra el medicamento para facilitar una muerte digna. Según ella, la paralización del proyecto genera una gran tristeza y preocupación, especialmente considerando que la sociedad uruguaya está claramente a favor de esta opción.
¿Qué factores imposibilitan el avance del proyecto?
"Es preocupante que terminemos siendo rehenes de las decisiones o creencias de personas que, en realidad, lo que tienen que hacer es representarnos", comentó Pirez y subrayó que la demora en el tratamiento del tema en el Senado es injustificada y una falta de respeto hacia las personas que sufren y buscan una salida digna a su situación.
La activista también reflexionó sobre la posibilidad de que ciertos factores ideológicos, filosóficos o religiosos estén frenando el debate parlamentario. Aunque no se animó a afirmar la existencia de presiones externas, señaló que la resistencia a discutir el tema podría estar vinculada a su carácter tabú en determinados sectores.
Pirez enfatizó que, aunque el proyecto de ley de cuidados paliativos ya está en vigor, no siempre es suficiente para aliviar el sufrimiento de todos los pacientes, y es por ello que la eutanasia debería ser una opción disponible para quienes lo deseen.
Finalmente, Pirez hizo un llamado a la libertad individual, defendiendo que la existencia de una ley de eutanasia no obligaría a nadie a utilizarla, pero sí ofrecería una alternativa digna para quienes, tras pasar por todos los pasos estipulados en la ley, deseen poner fin a su sufrimiento de manera voluntaria y en sus propios términos.