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Política Penadés | corrupción | Alicia Ghione

Rumbo al juicio

La corrupción de Penadés: nueva audiencia y más delitos

El exsenador Gustavo Penadés, acusado hasta ahora de 22 delitos de abuso sexual con menores, agregará el próximo lunes nuevos delitos a su formalización, que lo vinculan directamente con actos de corrupción, llevados adelante en su calidad de funcionario público.

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Desde hace dos semanas, la fiscal Alicia Ghione y su equipo trabajan en la audiencia que se celebrará el lunes próximo. Allí analizarán la conveniencia o no de que los formalizados Gustavo Penadés y Sebastián Mauvezín continúen el proceso con prisión domiciliaria, en libertad o en los establecimientos de reclusión en los que se encuentran alojados.

Asimismo, la Fiscalía solicitará prórroga del plazo para dar inicio al juicio oral y público.

A su vez, en la audiencia que se viene, la Dra. Alicia Ghione pedirá (como ya lo adelantara en nota exclusiva para Caras y Caretas), la reformalización del exlegislador blanco.

No olvidemos que ya hay seis condenados que reconocieron su culpabilidad y participación en los episodios que, uno tras otro, se sucedieron durante meses y que constituyen una verdadera estafa para engañar a la Justicia.

Durante meses, Juana y todos los periodistas que hemos cubierto el caso Penadés hablamos de la trama y la trama de la trama, para describir el uso indiscriminado del aparato del Estado al servicio del entonces senador. Juana quiere ser muy precisa. Cuando Gustavo Penadés montó una verdadera investigación paralela en su domicilio del Parque Rodó, era funcionario público. Al principio de la misma, con fueros. Desde el mes de junio en adelante, sin ellos, pero funcionario al fin. Hay que recordar que Penadés recién perdió su calidad de funcionario, y sus fueros, el 11 de octubre del año pasado, cuando en aplicación de los dispuesto en el artículo 115 de la Carta vigente fue expulsado en horas del Senado de la República y de la Cámara de Diputados.

Con mayor rigor aún, cabe agregar que cuando, la nochecita del 10 de octubre, fue formalizado por 22 delitos, entre los que se incluye la violación y distintas figuras aberrantes con menores de edad, era funcionario público. Un hecho sin precedentes en la historia de nuestro país.

Todo esto viene a cuento porque, como decía mi abuela, nada de “gre, gre” para decir Gregorio. La investigación paralela montada por el exsenador blanco siendo funcionario público, fue para estafar a la Justicia. Es corrupción pura y dura, y así debe analizarse.

Cuando Juana pensó este informe, vinieron a su memoria las incansables horas de trabajo cuando pensaba su tesis de grado. Así, tuvo la suerte de entrevistar a un experto en corrupción, el Dr. Luis Moreno Ocampo. Nunca pudo olvidar una de sus premisas cuando habló de la corrupción en la función pública, cuando decía que el problema a resolver en los países de Latinoamérica es cómo hacer para controlar la corrupción de los altos funcionarios. Ese es el gran tema.

Gustavo Penadés ha sido, durante décadas, un privilegiado hombre del poder político de nuestro país. A una llamada telefónica para que se le abrieran todas las puertas y conseguir, como solemos decir los uruguayos, “una gauchada”, que no es otra cosa que un acto de corrupción.

Hagamos un poco de historia y vamos por partes.

Amigos son los amigos

Cuando el exsenador blanco se vio acorralado, comenzó a decir que era una causa armada. En esos días, apuntó a Jonathan Mastropierro como el ideólogo de un plan para tumbarlo. Así fue que montó un verdadero comando paralelo en su casa del Parque Rodó. Para hacerlo posible contó con la ayuda incondicional de su hermana, Mariana Penadés Etchebarne, quien desde el 18 de agosto de este año fue su nexo con el mundo exterior. No olvidemos que ese día Gustavo Penadés se quedó sin celular.

Juana sabe, porque lo vivió en carne propia, que para comunicarse con el entonces senador, suspendido en sus fueros, pero senador al fin, había que comunicarse al mail de su hermana o llamar a su celular y esperar la respuesta también desde su teléfono. Mariana Penadés fue el contacto permanente para armar el equipo de trabajo que Gustavo creó para realizar una verdadera estafa procesal.

Uno tras otro fue solicitando favores, así logró el apoyo de los funcionarios históricos de su despacho, Graciela del Vecchio y Horacio Tejera. A estos, como ya sabemos, les exigió información reservada del Registro Nacional Electoral. También les solicitó que consiguieran partidas de nacimiento, fotos del archivo patronímico y todo lo que estuviera al alcance, con un único fin: correr el velo de la debida reserva de los denunciantes.

Esta jugada de Penadés fue en verdad maquiavélica. Basta leer la sentencia interlocutoria de segunda instancia del Tribunal de Apelaciones en lo penal de 4º turno (556-46/2023) para imaginar que Gustavo Penadés sabía sobradamente quiénes eran las víctimas que lo denunciaron y que él escuchó en las declaraciones anticipadas que se celebraron en el juzgado de la Dra. Vargas.

Después vino la necesidad de Penadés de conectarse con policías y, según informó Juana, lo hizo a través de un viejo amigo: el funcionario del Poder Legislativo y del Parlasur, Diego Cuiñas. Cuiñas y Penadés. Hace más de 20 años que se conocen… A Penadés alguien le contó que el director del Comcar, Carlos Tarocco, era la persona indicada para tener noticias frescas de Jonathan Mastropierro, y también le soplaron al oído que el veterano policía estaba vinculado a la masonería.

El periodista Eduardo Preve sostiene que Gustavo Penadés recurrió a la ayuda de su viejo conocido Diego Cuiñas, porque está vinculado a la masonería.

Hoy sabemos que Cuiñas ayudó a Penadés. Surge del entrecruzamiento de información en poder de la Fiscalía, surgen contactos y nexos de ambas partes. Actualmente Cuiñas ha sido condenado y piensa iniciar una nueva vida.

Ponele pienso

Carlos Tarocco aceptó colaborar con el exsenador blanco. Para ello se valió además de la ayuda de un subalterno, Federico Rodriguez.

Según la sentencia del Tribunal de Apelaciones de 4º Turno a la que Juana tuvo acceso, éste ratificó la decisión de la jueza de 1° Turno por un delito continuado de cohecho calificado en reiteración real con reiterados delitos de revelación de secretos, habida cuenta de que la Fiscalía de la Dra. Ghione logró reunir la evidencia suficiente sobre la comisión del delito y la identificación de los presuntos responsables.

Del contenido del celular de Tarocco y de Rodríguez surge claramente el plan armado. Es decir, investigar a Mastropierro. Se pudo probar la existencia de varias reuniones en ese sentido, el uso de recursos estatales para la investigación, la vigilancia y pesquisa contra varias personas, incluyendo el entorno del adolescente de 17 años asesinado en Sayago en abril de este año, días antes de que se iniciara el caso.

La idea central era apretar a Mastropierro, a tal extremo que intentaban por todos los medios asustarlo para que diera el nombre de las otras víctimas.

Rodríguez y Tarocco llegan a compartir fotos de las víctimas, partidas de nacimiento, testimonio de las mismas, información policial. La gravedad del hecho es enorme. Lo que se pretendió con esto fue ubicar a las víctimas, amedrentarlas y lograr, en definitiva, estafar a la Justicia.

Tarocco llegó a más, para complacer a Penadés. La fiscal Ghione pudo constatar que una víctima en el caso fue trasladada de la Unidad 1 de Punta Rieles, que dirigía el excomisario, como forma de tenerlo más cerca y controlarlo mejor.

Tarocco y Rodríguez no escatimaron esfuerzos para lograr el objetivo deseado, a tal punto que, cuando la información escaseaba, Tarocco llegó a decir a su ayudante “ponele un pienso, Fede”, para que agudizara la creatividad en busca de vínculos entre las víctimas de Penadés y Mastropierro.

En un largo informe publicado por el diario El País, el 25 de noviembre se establece que Tarocco y Rodríguez buscaron probar delitos de víctimas que denunciaron a Penadés. En el mismo se analiza pormenorizadamente la historia policial de Jonathan Mastropierro y se omite que, en el caso que nos ocupa, Jonathan Mastropierro, es víctima.

Meses antes de ser imputado, Tarocco se valió de varios policías subalternos para seguir a Mastropierro por todo Montevideo. Cuando se le ha consultado por qué lo hizo, insiste en decir que era un viejo conocido de la Policía y que por eso lo seguía controlando. A tal extremo que, para cumplir eficazmente con el pedido del exsenador blanco, Tarocco llegó a pedirle a Rodríguez que se vinculara con Mastropierro, incluso con técnicas de seducción. El policía procuró hacerlo. El objetivo era tener información sobre el entorno del joven en general y del caso Penadés en particular.

Hoy están todos condenados, en juicio abreviado. Una vez más, la investigación del caso Penadés deja al descubierto no solo los crímenes de un pedófilo, sino el uso y abuso que, como figura central del poder político en los últimos 25 años, hizo en varias oportunidades de los recursos del Estado.

En la mira

Juana para este informe se entrevistó con Jonathan Mastropierro. Recordó el consejo del Dr. Luis Moreno Ocampo, de que una técnica a utilizar para desentramar hechos de corrupción en el poder político es aprovechar al máximo la información que tienen las propias víctimas y contó:

“En la Fiscalía les pedíamos que nos trajeran datos básicos sobre posibles testigos, documentos que nos permitieran acreditar los hechos”.

Juana le consultó a Mastropierro si tuvo algún encuentro con el hoy condenado Federico Rodríguez. No lo negó. “Me dijo que se reunió en más de una oportunidad con él”, sostuvo Juana. “Íbamos a ir a comer a Arcadia en el Radisson, pero llegamos tarde. Igual charlamos”, dijo Mastropierro.

Jonathan Mastropierro es una de las víctimas de Gustavo Penadés. Actualmente no la ha pasado bien. En más de una ocasión sufrió seguimientos y vigilancia en su domicilio, amenazas por celular y, como ha ocurrido con otras personas que tuvieron la valentía de acercarse a la Fiscalía y aportar su verdad, se siente amenazado. Prueba de ello es la denuncia que radicó hace unos meses en la Seccional 10ª de Policía (ver foto), en la que agrega copia de amenazas telefónicas.

Antes de despedirse, Jonathan Mastropierro dijo que son varias las personas que él conoce que han estado vinculadas de una manera o de otra a Gustavo Penadés, en esa otra vida del exsenador blanco, que se hizo pública a partir de la denuncia de Romina Celeste.

Penadés ha insistido y ha generado toda su argumentación y trama a partir de Jonathan Mastropierro. Este joven menudito, inteligente y simpático que es, antes que nada, una víctima. También ha cometido varios delitos, por los cuales ha pagado pena de penitenciaría. Hoy dice estar preocupado y temeroso, pero espera que se haga justicia.

Según un informe del periodista Diego Martini publicado en M24, otra de las víctimas de Penadés, que lo denunció judicialmente, llegó a perder su domicilio frente al hostigamiento y la persecución de la que fue objeto. Llegó a vivir en situación de calle pero hoy se encuentra apoyado por la red de contención que brindan la Fiscalía y el Mides, vive en una pensión y sobrevive con changas.

Juana tuvo en sus manos, a la hora de preparar este informe, el flujograma armado para perseguir víctimas, correr el velo de la identidad y tener como eje central en la mira a Jonathan Mastropierro. Entendió que es información sensible a las verdaderas víctimas, y que más allá de reconocer el efecto para una buena nota, no agregaría nada que no sepamos. Es decir, que Gustavo Penadés se apoyó en el exdirector del Comcar y varios amigos para estafar a la Justicia.

El próximo lunes se juega una nueva etapa de este caso judicial que ha impactado a sus pares y a la sociedad toda. La vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, no ha dudado en calificarlo, ante una consulta de Juana para Caras y Caretas, como el caso más difícil que recordará de este período parlamentario que le tocó presidir.

Por su parte, la lista 71, esa que lo tuvo como líder indiscutido de su buque insignia en Montevideo, emblema del herrerismo, se desangra con bajas a un promedio de dos por semana y lucha contra viento y marea para llegar a octubre con posibilidades de mantener, aunque sea, una banca en el Senado.

Juana sabe que el caso Penadés traerá más tela para cortar y nuevas notas para escribir.

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