Pedro Bordaberry era un adolescente cuando su padre, Juan María, se constituyó en el miserable dictador admirador de Francisco Franco, fascista, ultra conservador y reaccionario, que dio un golpe de Estado en Uruguay.
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30 años después, el juzgamiento de sus crímenes lo condujo a la cárcel y se le probaron la autoría con agravantes, de reiteradas atrocidades, de homicidios, torturas y desapariciones forzadas, consideradas delitos de lesa humanidad.
Pedro no es culpable de las barbaridades de su progenitor, pero nunca se le ha oído ni una palabra de critica a las horribles acciones de su padre, quién será recordado para siempre como un perjuro que arrasó con la Constitución, las instituciones democráticas y las libertades.
Pedro no es una persona muy distinta del dictador, aunque creció en un país democrático que su padre procuró destruir.
El hijo gozó del respeto, las oportunidades, la tolerancia y los derechos que merecemos todos y que lamentablemente no todos tenemos.
Habiendo hecho sus primeros pasos en el rugby, la política y la abogacía, Ministro , Senador y candidato Presidencial del Partido Colorado, este joven privilegiado recaló por sorpresa en el fútbol, arrasando con las instituciones que gobernaron el más popular de los deportes por casi 100 años, dando un golpe de estado que denominó “Intervención” y que recibió la protección de la CONMEBOL, el organismo rector del fútbol de Sudamérica, organización cuya corrupción ha sido proverbial en su breve historia plagada de tramposos y corruptos .
Tengo entendido que antes había organizado los lucrativos torneos de Seven a Side, una variante del rugby con siete jugadores, para disfrute de la pituquería puntaesteña, hasta que los derechos de televisión fueron a parar a manos de empresarios argentinos.
Hablando de historia, no existe en la historia del fútbol uruguayo una persona tan ominosa y nefasta como el Dr. Pedro Bordaberry.
Comparte con su padre el abominable mérito de haber sido los autores de dos episodios de prepotencia institucional, arbitrariedad e intolerancia.
A Juan María Bordaberry, ensoberbecido en el poder de facto que ejerció, se le ocurrió la peregrina idea crear un nuevo orden constitucional suprimiendo y eliminando para siempre a todos los partidos políticos y a las instituciones liberales de su país.
Cómo habrá sido despreciable ese propósito, que sus amigos militares que lo habían depositado por la fuerza en el sillón de Presidente de la República, lo expulsaron en junio de 1976.
En otro ámbito, aunque tanto más popular y de connotación masiva tal vez superior al de la política, el hijo del dictador, Pedro Bordaberry, es el responsable de haber prohijado y liderado otro golpe de Estado.
Además, en este caso y al igual que su padre, su acción prohibió las elecciones que debieron realizarse el 28 de agosto de 2018 para elegir presidente de la AUF, entre los dos candidatos que continuaban presentados. Los candidatos eran Arturo Del Campo y Eduardo Abulafia, luego de la renuncia de Wilmar Valdez a postular su reelección en el cargo.
Así, ilegítimamente y apoyado en la intervención decretada por la corrupta FIFA, el entonces senador Bordaberry, usurpó el sillón de presidente de la AUF con suculenta remuneración y oscuros propósitos.
Con ese negro pasado a cuestas, mientras deshoja la margarita, considerando animarse a volver a la arena electoral en el Partido Colorado, se desempeña actualmente en el cargo de “asesor externo” de Montevideo City Torque Sociedad Anónima Deportiva y escribe en su columna política de los domingos en el diario El País, el diario que apoyó a la dictadura de su papá.
El Dr. Bordaberry dedicó su columna del domingo pasado a las futuras elecciones de la AUF.
Con el título de “Cincuenta es menor que ochenta” el autor deja en evidencia su total y absoluto desconocimiento del tema.
O tal vez conociéndola, manipula los hechos de manera que lo justifiquen.
De exprofeso Bordaberry remite su análisis a un solo episodio, en el prolongado proceso de adquisición de los derechos del fútbol, repitiendo una mentira que procura hacer creer que la disputa electoral que hoy ocurre en la AUF no es un enfrentamiento entre la transparencia y la corrupción, entre el equilibrio y el atropello, sino entre los que apoyan a Paco Casal y quiénes se le oponen.
Hace unos pocos días José Luis Palma lo explicó con contundentes argumentos y con la claridad, independencia, valentía y crudeza que lo caracteriza.
La historia reciente
Estos días, me preocupé de conocer la historia de este intricado tema de la comercialización de los derechos de la televisación del fútbol que hoy se ha convertido en casi el leimotiv para que un grupo de pibes corran detrás de una pelota y un pequeño grupo de hombres de “negocios” recojan la cosecha.
Es sabido que todos los involucrados en el fútbol, lo hacen por plata, los jugadores, la televisión, los representantes, los periodistas, los sponsors, los dirigentes, los jueces, los que ponen los tapones de los zapatos, los boleteros y los cancheros.
Algunos esgrimen el deplorable argumento de que son hinchas de los que le dan de comer.
Unos con poca plata y otros con mucha plata.
Los únicos que sólo van a gozar y a sufrir son los que lo miran desde la pantalla o desde la tribuna.
Esos son los más sufridos, los que pagan y los que menos cuentan.
Hoy merecería un homenaje el hincha.
Tal vez, mejor sería un minuto de silencio.
En el fútbol de nuestro país la compra de los derechos de televisión se inició previo al campeonato sudamericano de fútbol de enero de 1967.
La AUF presidida por el Brigadier Conrado Saéz convocó a licitación de ofertas para emitir los partidos del torneo. Eran pocos los televisores que había en aquella época.
En mi familia, sólo la tele blanco y negro de mi tía Blanca.
Al mencionado llamado solamente se presentó Alejandro Romay, empresario artístico y dueño de canal 9 de Buenos Aires, a quién se adjudicaron los mismos.
Ante el éxito de audiencia de los partidos que se pasaban en diferido, protestaron los canales 13 y 11, que no se presentaron a la convocatoria, molestos cuando sus camarógrafos no fueron autorizados a ingresar al Estadio Centenario.
Desde entonces mucha agua pasó por debajo del puente de este tema. Y nunca hubo llamado a licitación.
Queda demostrado el primer error del Dr. Bordaberry.
La primera venta de derechos, que él afirma que se realizó “hace más de veinticinco años”, se había efectuado exactamente 56 años atrás.
En esos días Pedrito-así le decían al inocente-, estaba comenzando a ir a la escuela.
Y desde los años setenta los clubes uruguayos que participaban en la Copa Libertadores comercializaban directamente sus derechos a canales locales e internacionales.
Vaya anotando sus errores, distinguido “doctor…muerte”.
Entre diciembre de 1980 y enero de 1981 la Asociación Uruguaya de Fútbol organizó la Copa de Oro de campeones mundiales, quedando en sus manos la comercialización de los derechos de televisación.
Sin realizar licitación, el griego Angelo Voulgaris los vendió en forma directa a Silvio Berlusconi.
En el primer año citado el actual gran negocio de la comercialización de la copa mundial de clubes campeones, actualmente en manos de la FIFA, caminaba a su desaparición.
Corresponde a Nacional presidido por Dante Iocco el mérito no sólo de rescatar la disputa de ese trofeo, sino también de lograr la venta de los derechos de televisión sin licitación, directamente a la firma inglesa West Naly.
En 1986 la Confederación Sudamericana de Fútbol sin licitación, comercializó directamente a la empresa Traffic los derechos de organización, patrocinio, televisación y publicidad estática de la Copa América.
El torneo volvió a disputarse en una sede única, fijándose la primera edición a cargo de la compañía brasileña en Argentina. En Uruguay los canales privados se encontraban divididos.
El 10 y el 12 coaligados enfrentaban a canal 4 que adquirió los derechos, sin licitación, de ese torneo y el siguiente en Chile en 1991 en 80.000 dólares.
El contrato con Traffic fue renovándose ininterrumpidamente sin licitación, hasta la edición centenaria de 2016.
Recientemente, las ediciones siguientes de 2019, 2021 y la futura de 2024 en Estados Unidos, sin licitación, fueron entregados por el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, a la empresa japonesa Dentsu Inc.
Las manos enyesadas de los presidentes de las asociaciones continentales, entre ellas la de Uruguay, aprobó y amplió la entrega directa de nuevos negocios.
“El acuerdo cubre la venta de todos sus derechos comerciales incluyendo sponsors, broadcasting, licencias, gaming, ticketing y derechos de hospitality”.
No se tiene recuerdo de que el Dr. Pedro Bordaberry reclamara que su íntimo amigo Domínguez, convocara un proceso licitatorio.
Algo sigue oliendo mal en la Confederación Sudamericana manejada con mano de hierro por el paraguayo.
El gran dirigente que fue el C/N Julio César Franzini intentó llevar adelante un proceso licitatorio de la actividad local del fútbol uruguayo.
Se encontró con una novedad cuando se entrevistó con los presidentes de Nacional y Peñarol, contadores Mario Garbarino y José Pedro Damiani respectivamente.
Esos clubes habían autorizado la difusión de los compactos de los partidos del fútbol uruguayo a los canales privados, que volvieron a unirse cuando comprendieron que la división en dos grupos generaba una competencia que perjudicaba sus intereses.
Pagaban 40.000 dólares por cada mes de actividad.
Desde setiembre de 1993 la AUF tuvo a su frente un consejo ejecutivo provisorio liderado por Mortimer Valdez.
El organismo estaba al borde de la quiebra. En febrero de 1994 en las reuniones de la Confederación Sudamericana en Paraguay por el sorteo de la Copa Libertadores de América, Valdez entró en contacto con la empresa Traffic.
Trajo a Montevideo una oferta concreta por los compactos televisivos del fútbol uruguayo, y los derechos de TV y estática de Uruguay en las eliminatorias para la Copa del Mundo de 1998 en Francia.
En marzo de 1994 asumió Carlos Maresca la presidencia de la AUF continuando Valdez en el organismo. Retomadas las gestiones por la obtención de recursos, el nuevo ejecutivo solicitó ofertas a cada uno de los canales privados.
La respuesta fue conjunta elevando una oferta. “La intención es llegar a un acuerdo en el ámbito local”, declaró el presidente Maresca.
Paralelamente el empresario Francisco Casal, en reunión mantenida con José Lazaro de Traffic, en el Victoria Plaza, acordaron que los brasileños mantuvieran su propuesta por los derechos de la selección, en tanto Casal junto a Torneos y Competencias presentarían la suya por el fútbol local.
Elevadas las mismas se aceptó la formalizada por Taffic de 1.100.000 dólares por la selección en las eliminatorias 1998.
El adelanto de dinero de esa suma se distribuyó en los clubes los que pagaron sus deudas, iniciándose el campeonato uruguayo.
A partir de entonces transcurrió una extensa etapa de negociación con los clubes, Torneos y Competencias y los canales privados de Uruguay -4, 10 y 12-, negociando con las instituciones a través de diferentes propuestas.
Salieron a la luz contratos anteriores de clubes con las referidas empresas, debiendo establecer la AUF por intermedio del presidente Maresca, que “la dueña de la Copa Uruguaya es la AUF”. F
Formalizada por los canales privados una propuesta por un monto menor al ofertado por Francisco Casal y Torneos, sus representantes fueron convocados a una reunión con el Ejecutivo a los efectos de analizar la misma.
Contenía ofertas por los compactos y los goles de los torneos organizados por la AUF, aunque públicamente sus voceros difundían su posición contraria al pago por la compra de los derechos, argumentando que se coartaba la libertad de expresión.
“Los neutrales esperaron, pero ningún emisario de las empresas uruguayas, se hicieron presentes”, informaron los diarios al día siguiente.
Ante la situación creada, boicoteada la negociación por los canales privados que creían ser los dueños de la pelota, la AUF avanzó en las negociaciones con Francisco Casal. Las mismas se extendieron hasta el 18 de mayo de 1994. Esa noche con la presencia de Francisco Casal en la asamblea de clubes, después de anunciar la creación “de una nueva empresa que pienso va a ser muy importante”, se cerró el tema.
Nacía Torneos y Competencias Uruguay establecida a partir de entonces en Montevideo con tres socios: Casal, Carlos Ávila y el grupo Clarín, firmándose el contrato por tres años con opción a otros dos.
El acontecimiento coincidió con la puesta en marcha de la televisión para abonados consolidándose un monopolio de tres grupos económicos en el gobierno de Luis Lacalle Herrera.
En Montevideo cada uno de los canales privados pusieron en marcha sus empresas de TV cable y una conjunta de UHF.
En este sistema en Montevideo también salió al aire Bersabel S.A. integrada por una amplia cantidad de accionistas particulares, con el canal TVC, propietarios de otras operaciones en el interior.
Apostó al fútbol adquiriendo los derechos a Torneos Uruguay. Merced a esta decisión creció en forma exponencial su cartera de abonados, en tanto los canales privados veían fracasar su operación al decidir no adquirir el nuevo producto.
En 1997 el grupo uruguayo Otegui asociado con Multicanal de Argentina adquirió el paquete accionario de Bersabel S.A.
El Cr. Horacio Fernández Ameglio asumió la conducción junto con el gerente general Jorge Pippo.
El nuevo dueño de la vecina orilla, en aquel tiempo era propiedad del grupo Clarín que desarrollaba la operación con Citicorp y Telefónica de España.
Desde la década del setenta hasta el año 2001 los clubes que participaban en la Copa Libertadores de América eran propietarios de los derechos de TV y la publicidad estática.
Era un régimen sano, con cierto propósito positivo de premiar el mérito deportivo, la trayectoria, el presente y “la historia”.
¿Alguien puede poner en duda que los derechos de Nacional y Peñarol tienen un valor muy superior al del resto de las instituciones de nuestro medio?
Precisamente en la Copa Libertadores de América de 1997 los canales privados desataron la lucha en Uruguay en la búsqueda de recuperar terreno perdido.
Adquirieron a Oriente Petrolero y Bolívar los derechos de TV de los partidos de Nacional y Peñarol en su visita a Cochabamba y La Paz. Por su parte TVC mantenía la difusión de los partidos de vuelta en Montevideo.
Renovado automáticamente hasta 1999 el contrato con la AUF las circunstancias generaron a partir de marzo de 1998 un reacomodamiento de los intereses en juego.
Lo único que no cambió a pesar de los nuevos importantes ingresos que recibieron los clubes por los derechos de TV, fue las deudas impagas de la mayoría por sueldos a los jugadores, que impedía el comienzo de la Copa Uruguaya.
El jueves 5 de marzo de ese año, sorpresivamente, Francisco Casal y Nelson Gutiérrez ingresaron a la AUF. Entregaron un cheque por 1.900.000 dólares a cuenta del cierre de las negociaciones entabladas con el presidente Eugenio Figueredo.
El monto acordado con la AUF era muy claro: 50 millones de dólares por diez años de contrato del fútbol local y los derechos de la selección uruguaya. La suma que impactaba tomó inmediato estado público.
Casal anunció que junto con Gutiérrez y Enzo Francescoli formaron en Uruguay una empresa –Tenfield S.A.-, con la determinación de manejar en el futuro los derechos del fútbol uruguayo.
Era el fin de Torneos y Competencias Uruguay.
Un reacomodamiento de diversos intereses, modificaron el tablero donde se desarrollarían los hechos futuros.
En Uruguay, al cambio de opinión de los canales privados acudiendo a Casal para negociar los derechos que antes se negaron a reconocer, se agregó analizar la posibilidad de que la nueva empresa no se los vendiera a TVC. Asimismo, discrepancias originadas en la relación de Torneos y Competencias con Cablevisión, gestaron la creación de la compañía T y T (Torneos y Traffic), marginando al grupo Clarín.
Esto también llevó a que algunas disidencias de Casal con autoridades del grupo Clarín en Buenos Aires, impulsaran la decisión de excluir a TVC de la negociación por venir.
Dos meses después, el lunes miércoles 6 de mayo de 1998, Nelson Daniel Gutiérrez ingresó a la AUF entregando aprobado el proyecto de contrato redactado de común acuerdo entre profesionales de ambos organismos.
Ese mismo día el Dr. Jorge Campomar, abogado de Bersabel S.A. entregó una carta firmada por el gerente general Jorge Pippo, conteniendo una propuesta por la adquisición de los derechos del fútbol y la selección uruguaya.
La empresa distribuyó la carta a todos los medios de prensa y el Cr. Fernández Ameglio la leyó por las cámaras de TVC.
El Dr. Campomar expresó que “nuestra oferta por el fútbol local es por cinco años y es de 30 millones de dólares pagaderos semestralmente por adelantado, con entrega de tres millones al firmarse el contrato. En cuanto a la selección son 22 millones extensibles hasta los mundiales de 2002 y 2006. Además, la oferta nuestra es por los derechos internos y quedan para la AUF y para los clubes el 70% de los derechos televisivos que se emitirán para el resto del mundo. Los clubes y la AUF seguirán manteniendo los derechos de sponsorización, de publicidad estática, de merchandising, que pueden llegar a sumar una cifra igual o superior a la que estamos hablando”.
Nada informó de que la propuesta aclaraba que “en caso de no disputarse un mundialito de selecciones previsto para el año 2000 el pago por los derechos de las selecciones disminuiría en un 20%”.
“Los números no mienten, pero los mentirosos hacen números”, solía decir el Cr. José Pedro Damiani. ¿De dónde surge esa versión equivocada de que la oferta de TVC era por 80 millones de dólares?
El mundialito previsto nunca se disputó. El fútbol uruguayo nunca se emitió para el resto del mundo hasta 2005. Resultó imposible comercializarlo. Recién en ese año al poner en marcha Francisco Casal la señal Gol TV pudo difundirse parcialmente en las tres Américas.
Los derechos de sporzorización, merchandising y publicidad estática, nunca movieron la aguja en los ingresos de las instituciones denominadas menores. Y tampoco significaron recaudación para Nacional y Peñarol. Entre otros motivos, porque los de publicidad estática pertenecían a CAFO, administradora del Estadio Centenario donde se llevaban a cabo todos sus partidos.
También fueron conocidas las declaraciones del gerente general de TVC Jorge Pippo: “las cifras prometidas eran ficticias y nunca podrían ser asumidas por la empresa. Fue una propuesta para negociar que no nos quitaran el fútbol, cosa que finalmente ocurrió. Al asumir Tenfield S.A. la comercialización del fútbol uruguayo tuvimos una excelente relación y dispusimos del producto que mantuvimos en nuestra pantalla”.
Queda demostrado, también, que el llamado a licitación para la venta de este tipo de derechos no ha sido lo común en el fútbol de América del Sur. Bien lo sabe el Dr. Bordaberry. Le puede preguntar a su amigo Alejandro Domínguez.
Dos asambleas de la Asociación Uruguaya de Fútbol con la participación de los presidentes de los clubes de primera división, resolvieron aprobar el contrato a suscribir con Tenfield S.A.
El 21 de mayo de 1998 la novela llegó a su fin: 10 votos a favor y 3 en contra. Los de Nacional, Liverpool y River Plate. El 20 de noviembre de 1998 se firmó el contrato entre la Asociación Uruguaya de Fútbol y Tenfield S.A.
El secreto de sus ojos
Recordando estos hechos comprobables, quiero hacer algunas reflexiones breves. Es verdad que quienes consulté abogan por causas distintas. La información, los diarios, los libros y documentos son inocultablemente subjetivos y cada quién trata de torcer las cosas tirando agua para su molino.
No obstante, quiero decir que hablé con los que saben y con quienes tienen opiniones diversas, hablé mucho sobre los hechos objetivos y poco sobre las opiniones.
Parte de esta historia reciente yo la viví, muchas veces he opinado sobre ella y sus consecuencias prácticas.
Siempre critiqué los excesos de Casal y de sus oponentes. La mayoría de las veces fui más exigente con Casal, que con sus adversarios.
Con Casal estuve sólo una vez en una reunión inútil, olvidable y con malentendidos, así que nadie puede decir que soy su amigo.
Hace más de 50 años que se discuten los derechos de televisión en el fútbol y el tema se ha constituido en un debate circular que la intervención ha potenciado. Antes de la intervención teníamos un gran problema y después de la intervención de Bordaberry tenemos un monstruo que arriesga arrasar con todo.
Ya arrasó con las instituciones, no democratizó nada, menospreció el rol de los clubs de fútbol que son los pilares sobre los que se sostiene el fútbol profesional, la pasión y también el negocio, entronizó a las Sociedades Anónimas deportivas y los negocios financieros y se capituló entregando la independencia a las autoridades más que sospechosas de la CONMEBOL encabezada por el paraguayo Alejandro Domínguez, que para más información es la que le paga el sueldo de sesenta mil dólares al Presidente de la AUF, Ignacio Alonso para que sepa quién es su jefe.
Me temo que si se perpetúan las actuales autoridades nos podemos olvidar de la transparencia entre tantos intereses y “grupos de interés” .
Algo de eso ya visualizamos en el fútbol del mundo y hasta el más distraído tiene la sospecha de que cuando en esa ruleta rusa de las copas internacionales se juegan las fichas más costosas, mandan más los burócratas, sponsors y los intereses que los goles.
Las recientes declaraciones de la ex árbitro Claudia Umpiérrez son harto esclarecedoras.
El estatuto actual fue impuesto por una intervención ilegal y aprobado en circunstancias extorsivas.
Las autoridades que surgieron el ese estatuto acompañan la arbitrariedad de su origen y carecen de independencia y legitimidad. No quiero opinar sobre los detalles pero hay demasiado ruido para hacerse el sordo.
Probablemente la mayoría no pensará como hoy piensan Palma, Ruglio, los dirigentes de Danubio, Defensor, Cerro, Fénix, Progreso, River, Wanderers, Juventud, Rampla entre otros.
No creo que la clave de la disputa sea Paco Casal. Por algo la oposición a la conducción de la AUF es tan diversa y algunos de los más activos han sido fuertes críticos de Casal
Quizás Casal, es un astuto e inteligente hombre de negocios con demasiado poder y mala prensa y aunque demasiado poder es peligroso, no es el más malo de la película.
Al menos no tengo oído que haya defendido al dictador ni a la dictadura, ni nadie le ha imputado participar en las mafias que han debido responder por sus conductas corruptas en la FIFA y la CONMEBOL.
¿Habrá tomado nota de sus errores el doctor Bordaberry?
Me costó sólo un fin de semana de lectura, saber que Pedro Bordaberry, me contó un cuento chino, acomodado según su conveniencia.
Mejor sería que escribiera como llegó a Presidente de la AUF y con qué derecho impulsó el nuevo estatuto, cuántos votos tuvo, quiénes fueron los electores, si hubo voto público o secreto, de donde salió su legitimidad.
Obviamente, tampoco fue electo en Torque, ni hubo elecciones, ni le ganó a nadie, ni lo votó nadie.
Pedro es un intruso en el fútbol profesional, aupado desde la FIFA y las autoridades paraguayas de la CONMEBOL.
Nadie sabe de donde sale tanto poder pero que Pedro manda no hay dudas.
Con esta nota seguro que llego a tiempo para que los que participan en la elección del día jueves de las nuevas autoridades de la AUF, no ignoren la importancia de lo que están votando, no se metan el dedo en el ojo y no le crean a Bordaberry ni a los editoriales de El Paìs.