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Política Penadés | Viudas |

Trama

Las viudas de Penadés

El caso Penadés y sus derivaciones sigue abriendo una verdadera caja de Pandora de uso y abuso del Estado.

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Caras y Caretas Diario

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El Sr. Penadés cumple prisión preventiva en la cárcel de máxima seguridad en Florida y tiene nuevos abogados. Quedaron al descubierto a través de la investigación que lleva adelante la fiscal Ghione nuevos audios que involucran a militantes, secretarios, asesores, todos del partido de gobierno. A Luis Alberto Heber la oposición le sacó tarjeta roja.

El título de este artículo, que puede llamar a sorpresa, viene a cuento por una película del argentino Marcelo Piñeyro. Las Viudas de los Jueves relata la historia de una cerrada comunidad en un country. La película intenta describir la franja social que compone este tipo de comunidad de barrios cerrados, generalmente de clase media alta y alta y, por extensión, a un sector de la sociedad.

Las Viudas

Las viudas de Penadés intenta describir ese grupo sociopolítico conformado por militantes históricos de la lista 71, que crecieron junto al exlegislador, lo tenían como su líder y se sentían familia. Estaban convencidos de que la trama urdida por Penadés era cierta. La creían, la hicieron suya y alguno de ellos llegó a poner en riesgo su propio trabajo para apoyarlo y cumplir con sus pedidos sin medir las consecuencias. Así y sólo así podría llegar a entenderse que por meses le hicieran el aguante.

Pero también debemos incluir a algunos integrantes del partido que, si bien no militan en las filas de la 71, fueron amigos durante años e intentaron hacerle alguna gauchada. Como suele decir un amigo, de esos que conocen a los blancos desde adentro, para un blanco no hay nada más importante que otro blanco.

Las viudas de Penadés salieron a la luz en unos audios que todos hemos escuchado. Más allá de las conversaciones privadas, nos permiten ver un patrón de conducta: actuaban en bloque, le creían a Penadés, lo conocían desde hace muchos años y, en el error o en el acierto, hasta el martes 10, día en que fue formalizado por 22 delitos, confiaban en él. Hoy se arrepienten, piensan que fueron manipulados por el imputado exlíder de la 71. Saben también que más tarde o más temprano visitarán la sede judicial en calidad de testigos o indagados.

Pero vamos por partes. La fiscalía a cargo de la Dra. Ghione imputó a Graciela Del Vecchio, así también al secretario eterno de Penadés, Horacio Tejera, ambos funcionarios de la Corte Electoral. Del Vecchio desempeña todavía funciones en la secretaría del ministro Silvera. El caso de Horacio Tejera es una perla más en esta compleja trama de favores entre amigos, porque fue designado en la Corte Electoral a pedido de Penadés, cuando técnicamente tenía suspendidos sus fueros y había renunciado al Partido.

Probablemente la funcionaria que le facilitó información relevante a Penadés sea sumariada. Le han iniciado una investigación de urgencia, pero, además, todo parece indicar que ha incurrido en el delito de cohecho calificado. Ha sacado información relevante del Registro Cívico Nacional y, como bien dijo el senador Rodrigo Blás, quien casualmente ocupa la banca que dejó vacante Penadés, “los funcionarios involucrados son unos pobres desgraciados que fueron víctimas de un hombre desesperado”.

Pero hay más preocupados. Otros audios revelan que un secretario y una persona allegada al senador Jorge Gandini estarían vinculados a favores o gauchadas solicitadas por Penadés, cuando armaba su investigación paralela. No olvidemos que Gandini, cuando crecía el rumor de los audios, llamó al fiscal de Corte, Juan Gómez, preocupado por las filtraciones. Ahora entendemos tanta preocupación…

El fiscal de Corte Juan Gómez no interpretó la comunicación telefónica como una presión. No obstante, para dar garantías, instruyó una investigación administrativa.

Pero, sin lugar a dudas, la principal viuda de Penadés es el ministro Luis Alberto Heber. Su lealtad al inicio de todo esto no tuvo límites. Lo acompañó a la falsa conferencia de prensa en la Cámara de Diputados, se olvidó que su rol esencial en todo este caso, y en su condición de ministro del Interior, es ser jefe máximo de los auxiliares de la Justicia, es decir, la Policía.

Una y otra vez dijo a quien lo quisiera oír que confiaba en él. A tal punto que puso en tela de juicio la veracidad de los dichos de una de las víctimas. Recién cuando leyó el informe fiscal, que acompañó el pedido de desafuero al Senado de la República, comenzó a soltarle la mano. Hoy la realidad ha golpeado a Heber también y se nota. Penadés cumple prisión privativa por 22 delitos, entre ellos violación y corrupción de menores. Luis Alberto Heber es ministro del Interior y mientras conocía la imputación se enteraba, según dijo, de que el director del Comcar y otro policía habían colaborado con Penadés en una investigación para estafar a la Justicia.

Lo dijimos la semana pasada y lo repetimos ahora. Por acción o por omisión, lo de Heber es grave. Pero no es un hecho aislado, siempre repite la misma conducta. Lo hizo en el caso Marset y en unos días concurrirá a la sede de la Fiscalía de Delitos Económicos a cargo del fiscal Alejandro Machado a declarar en calidad de indagado. Lo bueno es que en este caso no está solo. Han sido citadas 14 personas y tendrán que responder por la entrega del pasaporte a Sebastián Marset.

En el conocido caso de Astesiano quedó demostrado que utilizaron el programa El Guardián y miró para el costado. En el caso de su asesor directo Andrés Capretti, recién le pidió la renuncia cuando una investigación llevada adelante por Caras y Caretas lo anotició del uso y abuso que hacía su asesor. Lo grave en este caso es que Heber lo sabía. Hemos publicado un chat del ministro en el que reconocía los errores y horrores en que andaba “el Mono” Capretti desde hacía tiempo.

Ahora Heber

Un día de noviembre de 2012 comenzó lo que el Dr. Luis Alberto Lacalle llamó “la rebelión de los sargentos”. Esa mañana primaveral, casi veraniega, el joven Luis Lacalle Pou le dijo a su familia: “Ya está, arrancó”. La decisión de Luis no fue menor, el comentario tampoco. Le dijo a su familia: ahora tengo que hablar con los viejos y con Luis Alberto (Heber).

A esa altura, Heber estaba transitando su cuarto Senado. Tenía además dos diputaciones arriba. Todavía era el presidente del Directorio del Partido Nacional y pensaba que era su momento. Es más, recuerda algún memorioso amigo blanco, según supo Juana, que había mandado a hacer unos banners para autos que simplemente decían: “Ahora Heber”.

Lacalle Pou fue a su despacho y le habló sinceramente. “Mi reacción -dijo Heber- en su momento, en algún reportaje de la época, fue valorar la sinceridad de venir a decírmelo cara a cara, y pensé que había que disputarlo en la cancha y nada más. Reconozco que en aquel momento no creí que le dieran los respaldos suficientes, porque no me pareció que lograra tanto apoyo de los militantes. Hice el mismo razonamiento que hago siempre: ‘Si uno no puede convencer al entorno de que es el mejor, mucho menos lo podrá hacer afuera’”.

La historia es por todos conocida. Heber se bajó de la candidatura, siguió su camino en el Senado, Lacalle Pou fue candidato, perdió frente a Tabaré Vázquez y ganó en el 2019.

Esta anécdota cuenta que, más allá del vínculo familiar que los une, la política, la militancia y el quehacer compartido se han acompañado siempre.

Ahora Heber no es un subtítulo caprichoso. Ahora Heber es mucho más que un recuerdo de una campaña electoral que no fue. Cuando lo designaron ministro del Interior, el presidente de la República sabía sobradamente que Heber estaba donde quería estar, en el Ministerio de Transporte, un sueño largamente anhelado. La muerte del Guapo Larrañaga y el pedido del presidente no le dieron mucho margen de maniobra. Ahora Heber, ministro del Interior.

Ha pasado el tiempo y varias interpelaciones, las que, una tras otra, fue sorteando con mayor o menor éxito; digamos, con experiencia. Hoy la realidad es otra. Está cansado y se nota. El caso Penadés, Juana cree no equivocarse en decir que fue mucho más de lo que la gente esperaba. A tal extremo que cuando la oposición y los medios insistieron en hacerle ver que por acción u omisión quedó muy mal parado, con la investigación paralela que en sus narices se llevó a cabo, pidió para dar explicaciones en el Senado en régimen de Comisión General.

La sesión fue breve, brevísima. Habló una hora y treinta minutos. Intentó justificar lo injustificable. Habló de su familia, de su buen nombre, de la historia. Habló de los Heber, e insistió una vez más en que se irá del Ministerio si lo decide el presidente o lo resuelve el Parlamento, solo por el mecanismo de la censura.

Tan desdibujado estaba Heber, tan cansado, que ni siquiera gritó. Según dijo, habló con énfasis para intentar demostrar que no hubo omisión y que hubo acción.

La oposición tenía muy clara la estrategia a seguir. En la primera sesión ordinaria del mes próximo presentará el pedido de interpelación. Y han designado como miembro interpelante a la senadora Silvia Nane.

Juana cree que el caso Penadés es un verdadero escándalo que ha salpicado al gobierno de forma tal que involucra policías, militantes de la histórica lista 71 y parece ser que a algún integrante de la Marina; y cree que sería una buena noticia que Heber dejara de una buena vez el Ministerio del Interior. No alcanza con decir que lo deja en marzo para ponerse al frente de la campaña electoral de la malherida lista 71. Sería un gesto que tal vez colaboraría para levantar un poquito a la pobre candidata Laura Raffo, que su grupo promueve en las elecciones internas que se vienen.

La investigación del caso Penadés es una verdadera caja de Pandora. Deja al descubierto no sólo los crímenes de un pedófilo, sino el uso y abuso que algunas figuras del poder político han hecho, utilizando al Estado como hacienda propia.

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