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Política Maldonado | colorados |

Arde Troya

Maldonado: colorados dicen que si no se abroquelan tras los blancos, vuelve el Frente

La interna colorada en Maldonado está en llamas. La situación es tan grave que el lunes a mediodía la Convención Colorada departamental no tenía un candidato a intendente para designar esa misma noche.

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Finalmente proclamaron al exarquero de Peñarol y de la Selección nacional Fernando Álvez, alguien que no es nativo —lo que no sería un problema porque la mayoría absoluta de quienes viven en Maldonado no nacieron acá— pero es residente desde hace pocos años y hasta mediados del año pasado no tenía actividad política pública. Álvez integra el sector liderado por Andrés Ojeda.

La otra candidata proclamada esa noche es Bethy Molina, actual directora de Medio Ambiente de la Intendencia, una histórica militante colorada que comenzó junto a Benito Stern a principios de los 80, en plena dictadura. Molina integra el sector encabezado por Robert Silva.

El diputado colorado electo en octubre pasado es Máximo Gurméndez, integrante del sector liderado por Pedro Bordaberry. En este período ocupó la presidencia de Antel y, aunque reside en Maldonado, no es conocido por su militancia política en el departamento. No participó de la Convención por encontrarse en el exterior.

El otro protagonista de esa noche fue el actual diputado Germán Cardoso, un hombre caído en desgracia después de su desprolija actuación como ministro de Turismo durante apenas dos años y por lo que fue renunciado por el presidente Luis Lacalle Pou. Desde entonces casi desapareció de la vida política local y mantuvo una muy baja presencia en la Cámara de Diputados. En el 2022 montó una ferretería y a eso se dedica, además de la diputación.

Esa noche de lunes, Cardoso, convencional departamental, llegó tarde al Centro Español de Maldonado y no se le permitió votar porque el acto ya había comenzado. En su defensa argumentó que “venía de una importante sesión parlamentaria donde se votó la ley sobre deudores del BHU”. Se generó un muy intenso debate, pero la resolución de la mesa directiva permaneció incambiada.

De un total de 72 convencionales, casi la tercera parte (21) estuvo ausente, en tanto 30 votaron por Álvez, 15 por Molina y 6 se abstuvieron.

¿Qué hacer?

En octubre pasado el Partido Colorado obtuvo una de las mejores votaciones en lo que va de este siglo: 23.323 sufragios. Por su parte, el Partido Nacional logró 48.536 votos y el Frente Amplio 45.298. Unos 10.000 se distribuyeron entre Identidad Soberana–Salle (4.620), Cabildo Abierto (3.061) y el Partido Independiente (2.154).

En Maldonado no existirá el lema Coalición Republicana para mayo y eso propone un severo problema para blancos y colorados que no podrán votar bajo el mismo lema.

Los blancos necesitan casi desesperadamente los votos colorados para mantener su predominio al frente del gobierno. En el 2015 hicieron un acuerdo que consolidó el triunfo de Enrique Antía, quien dio unos 100 cargos políticos a los colorados, pero llevó a estos casi a su desaparición, tanto que en este período solo tuvieron un edil. O sea, el acuerdo fue extremadamente favorable para los blancos pero perjudicial para los colorados, salvo para los que lograron acomodarse y terminaron casi todos en filas blancas.

De lograr mantener, por lo menos, los votos de octubre, los colorados podrían aspirar a tener entre 3 o 4 ediles en mayo próximo.

La mayoría de la Junta Departamental —16 ediles— se adjudica directamente al partido triunfador. Los otros 15 se distribuyen proporcionalmente a los votos y son los que se “pagan” más caro. Esta situación coloca al Frente Amplio ante la posibilidad de recuperar el gobierno. Para eso necesita que los colorados voten bien y recuperar votos de cabildantes y sallistas.

Los blancos ya no tienen dónde más rascar.

En noviembre, Álvaro Delgado, sumando a blancos, colorados, cabildantes e independientes logró 76.898 votos, que son 200 menos que los que lograron todos juntos en octubre. En cambio, Yamandú Orsi consiguió 54.105, que son 8.800 más de los que obtuvo el Frente Amplio un mes antes. Ante este panorama, los continuistas, que son más que solo los blancos, comienzan a preocuparse. Entre otras cosas porque ya no será candidato Enrique Antía, y Miguel Abella, que cuenta con su apoyo, ni cerca tiene la misma imagen ante la ciudadanía.

En tanto, el otro candidato, el herrerista Rodrigo Blás, tiene casi tanto rechazo adentro como afuera. Históricamente ha sido importante para que el partido ganara, pero él siempre estuvo lejos. Tanto que en la última Convención Antía le tuvo que “prestar” convencionales para posibilitar su candidatura.

Esta situación se expresó en la convención colorada del lunes cuando el convencional Carlos Flores —históricamente vinculado a la 15 de Jorge Batlle, hoy director general de Transporte por Carretera del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y hasta hace un mes secretario general departamental— se abstuvo de votar a los candidatos colorados porque “está convencido de que si el Partido vota bien le quitará votos a los blancos y eso le podría dar el gobierno al Frente Amplio”.

El dirigente colorado dijo que “evalúa la posibilidad de un acuerdo integral con uno de los candidatos blancos”, que, aunque no nombró, se estima que sería Abella. Flores agregó que “si no nos abroquelamos tras los blancos, vuelve el Frente Amplio”. Pero no todos piensan igual, aunque se declaran coalicionistas. Álvez, por ejemplo, dijo que “con ese espíritu hay que luchar para que el partido tenga una gran votación”.

Se presume que Gurméndez, con apoyo de Bordaberry, sería más proclive a fortalecer al partido sin apoyar directamente a los blancos.

En tanto, Molina, la tercera candidata, ya tuvo un enfrentamiento con Antía por una pista para picadas que, como directora de Medio Ambiente, se opuso a su construcción en el lugar elegido. Ocupa el cargo desde hace 10 años, fue parte del acuerdo Antía-Cardoso. El intendente cuestionó la decisión de su directora y dijo “ahora es candidata, está buscando votos”.

La debacle de los colorados empezó hace 40 años

Hasta 1973 el Partido Colorado dominó el escenario político departamental, salvo en 1958, cuando, con gobierno colegiado, ganaron los blancos. En el período dictatorial hubo dirigentes como Benito Stern y Alejo Fernández Chávez entre muchos, que fueron firmes opositores y militantes contra la dictadura. En cambio, muchos otros fueron cómplices directamente.

Al regreso de la democracia, y con Stern como candidato, logró la intendencia, en tanto el dirigente quincista Honorio Barrios Tassano fue electo diputado. No tenían mucha afinidad entre ellos y eso se expresó en 1985 cuando, por primera vez en la historia, los ediles colorados no votaron el presupuesto quinquenal propuesto por su intendente, el cual tuvo que gobernar con los recursos que le dejó la dictadura.

Para los 5 años contó con un presupuesto total de 30 millones de dólares, es decir 6 millones al año. Hoy el presupuesto quinquenal de Antía asciende a mil millones de dólares.

En 1989, cuando Stern renunció para postularse a la reelección, su suplente, Daoiz Jaurena, lo denunció en la Junta y en la Justicia por dejar un déficit de dos millones de pesos. Leyó bien, dos millones de pesos. Hoy el déficit de la Intendencia anda entre 250 y 300 millones de dólares.

El quiebre de la relación Stern-Barrios Tassano y Jaurena–Stern hizo que éste cometiera uno de sus mayores errores políticos: promovió la candidatura a la diputación de un entonces desconocido Wilson Sanabria.

Los colorados nunca más volvieron al Gobierno departamental. Desde 1990 al 2005 gobernaron los blancos; desde ahí hasta el 2015 lo hizo el Frente Amplio y luego, hasta hoy, nuevamente el Partido Nacional.

Sanabria consolidó su poder político departamental en esos 5 años como diputado. En 1994 aceptó ser el 4º suplente del primer senador, un puesto rechazado por Stern. Pero quiso la política —y Sanguinetti— que los tres primeros candidatos pasaran a ocupar cargos en el Ejecutivo y Sanabria se convirtió en senador titular.

En el 99 y en el 2004 fue elegido otra vez como suplente, pero la segunda vez no ocupó siempre la banca. Desde ese cargo se convirtió en mano derecha de Julio María Sanguinetti y consolidó su poder económico.

Pero en Maldonado al Partido Colorado le iba peor en cada elección. En el 2005 por primera vez en la historia se quedaron sin representación en la Junta Departamental, y en sucesivas elecciones nunca pasaron de tres ediles; hoy tienen uno solo. El Partido Nacional solo los cuenta para la foto.

Ahora tienen un intríngulis: o votan a los blancos y pierden poder o fortalecen a su partido y gana el Frente Amplio.

Mientras tanto, el Frente Amplio…

Con discrepancias internas, la coalición de izquierda votó la semana pasada en su convención como candidatos a intendente al actual diputado y desde mañana senador, Eduardo Antonini, al exintendente Óscar de los Santos y a la exintendenta Susana Hernández. Algunos sectores pretendían que hubiera un solo candidato y que fuera De los Santos, pero finalmente se nominó a tres.

El Frente Amplio tiene hoy la mejor oportunidad en 10 años de retomar la conducción del Gobierno departamental. No será tarea sencilla, pero es probable. Eso si todos entienden que, más importante que lograr un carguito de edil, es lograr el gobierno departamental. Algo que muchos no llegan a comprender.

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