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CON LOURDES RAPALIN

Stop al acoso escolar

El acoso a un alumno por sus pares se ha convertido en un grave problema social. La diputada nacionalista Lourdes Rapalin consideró conveniente elaborar un proyecto de ley para ponerle un freno a esta tendencia de la época, que ha llevado al suicidio a más de un estudiante.

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Se le suele conocer con el término inglés bullying, que no es otra cosa que acoso, pero se lo utiliza para designar un tipo de intimidación específica, que es el hostigamiento sistemático que se ejerce sobre un estudiante por parte de sus pares. Puede molestar que se hable –y lo que es peor, se escriba– en otro idioma, pero no hay una palabra que traduzca bullying, ya que, como se leyó, no es cualquier acoso, es el específico entre estudiantes. Hecha la aclaración, se dirá que la diputada nacionalista Lourdes Rapalin elaboró un proyecto de ley con el objetivo de definir, prevenir e intervenir en los casos de bullying. Lo presentó en agosto de 2016, pero como ha quedado dormido, ahora está acelerando el proceso para que sea discutido por la bancada de todos los partidos políticos. El proyecto consta de cuatro capítulos y 16 artículos, y en la exposición de motivos, Rapalin cita un informe en base a datos de la Unesco, en el que se asegura que “más de 50% de los alumnos latinoamericanos de 6º año de primaria sufre acoso escolar”. En el caso de Uruguay, la cifra supera el 30%, lo que, en el contexto regional, “ubica al país en cuarto lugar, detrás de Argentina, Perú y Costa Rica”.   La necesidad de intervenir En diálogo con Caras y Caretas, Rapalin aseguró que “es necesario ser consciente de las consecuencias que puede acarrear el bullying, por eso la necesidad de legislar al respecto”. Según la legisladora, “los estudios marcan que 70% del hostigamiento entre pares se realiza en el aula, bajo la mirada del profesor”. También afirma que “mediciones del año 2012 marcan que en Uruguay estamos con cifras altísimas de niños medicados con psicofármacos y que tenemos altos índices de suicidio. Bueno, 19% está relacionado al bullying; si habrá que hacer algo”, indica.   ¿Qué propone para evitar el acoso entre pares? Primero, capacitar, enseñar y educar de qué se trata. Puedo asegurar que un alto índice de la población no sabe qué es. La prueba está que a cualquier cosa que pasa se le pone ese término adelante. Se necesita saber para prevenir. Hay que enseñar el daño que hay atrás. También se debe capacitar a los docentes   ¿Considera que docentes y funcionarios de los centros de enseñanza tampoco saben de qué se trata? El tema es que en los centros educativos no tratan el tema como tal porque no tienen conocimiento. Cuando estamos frente a un caso de bullying, es una violencia repetitiva y sistemática. Lo más fácil de decir es “son cosas de chicos” o “siempre existió esto de tomar el pelo”. Sin saberlo, el docente puede ser el desencadenante.   ¿Por ejemplo? Imagínate que en una clase hay un alumno brillante y el profesor lo pone como ejemplo delante de todos sus compañeros. Si en esa clase hay un alumno que tenga tendencia a hostigar o lastimar a otro, eso va a ser un efecto desencadenante para que pongan su mirada sobre ese niño y comience la violencia contra él.   Y las redes sociales complican la situación. Claro porque la violencia continúa. Antes era más conflicto, o sea, el persona a persona. El bullying existe cuando se suman cómplices; sin ellos no se podría configurar, ya que tomarle el pelo o usar a alguien sin testigos no es divertido. Es obvio que también la violencia ha avanzado, y hemos aprendido, como sociedad, a ejercerla de manera más sutil. En otras palabras, aprendimos a ser violentos sin dejar rastros, y la víctima no tiene cómo acusarnos porque la correlación de fuerzas, en el caso de bullying, le es totalmente desfavorable. Eso genera un daño impresionante. Los chiquilines están mal, nadie los escucha, se retraen, se deprimen y se hacen daño, a tal punto que puede llevar al suicidio.   La exposición de motivos del proyecto de ley dice: “Según datos de Barómetro Cisneros, los chicos que sufren acoso en un 48% desarrollan patologías como agorafobia, trastorno de ansiedad y crisis de pánico. El 60% de quienes acosan antes de los 24 años delinquen, convirtiéndose en depredadores sociales integrados. Un 53,6% de las víctimas de bullying acaban padeciendo enfermedades psicológicas. Según las investigaciones de la licenciada Silvana Giachero, en estos diez años de trabajo en la materia, desde las clínicas, 90% de las víctimas que llegan al consultorio padecen TEPT [trastorno de estrés postraumático]crónico”.

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