Equipos de rescate japoneses continúan buscando decenas de personas desaparecidas entre los escombros después de las fuertes precipitaciones que afectaron el Oeste del país la semana pasada. El número de muertes alcanzó a 199.En este momento Japón busca una manera de reducir el impacto del desastre, mientras las temperaturas elevadas y la escasez de agua vienen aumentando el temor a contraer enfermedades entre los sobrevivientes. Los temporales causaron el peor desastre climático del país en 36 años. Las autoridades locales afirmaron que las operaciones de limpieza y el retiro del barro tierra tiene que continuar, casa por casa, en busca de 60 personas que continúan desaparecidas. Más de 70 mil militares, bomberos y policías han atravesado los destrozos buscando cuerpos. Los deslizamientos lograron enterrar barrios enteros localizados por décadas en las laderas de las montañas y en las planicies de inundación, en gran parte no afectadas por las tempestades. -Ya pasaron 72 horas consideradas decisivas, pero vamos a continuar buscando considerando que todavía es posible encontrar sobrevivientes-dijo Mutsunari Imawaka, funcionario del ayuntamiento de Okayama una de las áreas más afectadas , al lado de Hiroshima. El primer ministro japonés Shinzo Abe canceló un viaje a cuatro países y visitó la provincia de Okayama para continuar hacia otras áreas afectadas por las inundaciones y desplazamientos de tierra. Abe se reunió de forma privada con algunos habitantes afectados por la catástrofe pero no hizo ninguna declaración a la prensa. Miles de personas están en este momento en refugios y otras en casa de parientes. Más de 200 mil familias carecieron de agua por una semana después del desastre y miles de personas quedaron a la intemperie. Con temperaturas entre los 31 y los 34 grados y un elevado índice de humedad la vida en los gimnasios de las escuelas y otros centros capaces de proporcionar techo a personas que colocaban esteras en el piso para descansar, comenzaron a cobrar para permitir el acceso. En el barrio de Mabi, en Kurashiki, en el municipio de Okayama, el nivel de agua alcanzó los 4,8 metros según la Autoridad de Información Geoespacial de Japón .Meteorología constató un índice pluviométrico record en 72 horas en 118 puntos de observación en 15 municipios. Muy criticado por la manera que administró la crisis, el gobierno reconoció los cuestionamientos sobre los métodos de evaluación de riesgo y que los habitantes no lograran abandonar a tiempo sus hogares. La célula de la crisis nacional liderada por el primer ministro solo se accionó el domingo pero el sábado por la noche el saldo ya era de 30 muertos. El gobierno prometió revisar con más cuidado sus protocolos. Casi el 70% del territorio japonés está compuesto por colinas y montañas. Muchas casas se encuentran construidas en laderas empinadas o en planicies susceptibles a las inundaciones, o sea, zonas de riesgo. Además de eso, muchas casas japonesas son de madera, especialmente las construcciones más tradicionales en las zonas rurales. Los especialistas también apuntan para el sistema de alerta japonés, que confía a los funcionarios locales sin experiencia en gestión de catástrofes, la decisión de emitir o no las ordenes de retirada que no son obligatorias. La consecuencia de la no obligatoriedad es que los propios habitantes deciden si dejan sus casas o se quedan, especialmente en situaciones en las cuales las informaciones que poseen son insuficientes.
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