El intendente Sergio Botana es hijo de la tradición levantisca de los arachanes. Dicen que, como Atila, por donde él pisa, no crece más el pasto. Asesorado por sus especialistas en comunicación, a su paso, Sergio no deja de levantar polvareda. Tras reivindicar todos los vicios como precedentes necesarios para la acción política, Botana lapidó a Pompita otorgándole una segura medalla de plata en las elecciones de 2019 contra el candidato del Frente Amplio (FA), cualquiera que la fuerza de gobierno elija. Cuando parecía que no nos podía dar más sorpresas, el talentoso economista, candidato a senador, justificó masivas incorporaciones de cargos de confianza y pagos municipales por fuera de la legalidad. Especialista en cumbia, carnaval, caña y boliche, se ha revelado como un digno heredero del inolvidable Saviniano Nano Pérez. Curiosamente, Cerro Largo es tierra de poetisas como Juana de Ibarbourou y cantoras como Amalia de la Vega. Pero más que por su cultura, Cerro Largo, esa tierra apasionada y a veces feroz, es conocida por ser cuna de caudillos como Aparicio Saravia y Wilson Ferreira Aldunate. Y Melo, su capital, ha engendrado también personajes dignos de una ópera bufa, como el exintendente Saviniano Nano Pérez (1907-1985), caudillo menor, caracterizado por su desprolijidad administrativa, pero también periodista, escultor y frecuentador de intelectuales como Juana de Ibarbourou y Juan Zorrilla de San Martín. Nano fue intendente de Cerro Largo entre 1947 y 1955 y tuvo ocasión de firmar decretos municipales en papel de estraza. Líder paternalista al fin, cuando la pobreza apretó demasiado utilizó formalmente los camiones de la intendencia para traer mercadería de contrabando de Brasil, que, según cuentan sus biógrafos, vendió al costo en los despachos municipales. Eliminó los ranchos de barro donando ladrillos y material, creó la Escuela de Arte de Cerro Largo y convirtió su propia casa en un museo. Fue definido como “una imagen descarnada, pero viva y palpitante, y uno de los personajes más auténticos que ha tenido Uruguay por su carisma y por la singularidad de su personalidad política. Él representaba la expresión verdadera, venida de abajo, de la democracia cerril e imperfecta”. Me contaba mi padre que cuando en años de la dictadura lo fue a conocer con mi suegro a su casa, el Nano Pérez, que había sido pieza central de la película Elecciones de Mario Handler, le dijo, estrechándole fuertemente la mano a manera de presentación: “Aquí en Melo no hay más perro que el chocolate… y el chocolate soy yo”. Por estos días, el intendente Sergio Botana, que tiene 53 años, es economista por la Udelar, consultor internacional, casado y con cuatro hijos, ha hecho recordar intensamente a Nano Pérez. A decir verdad, y sin dudar de su autenticidad, a veces parece que lo imita. Siempre en la brecha Botana comenzó su militancia política en el Movimiento Nacional de Rocha, orientado por Carlos Julio Pereyra (que hoy, a sus 94 años, finaliza su carrera política junto a Luis Pompita Lacalle Pou). Siempre fue “duro de boca”, atribuyéndose ser un representante “bravío” del interior. Fue coetáneo y conmilitón en la CGU de figuras como Carlos Enciso, Jorge Gandini, Javier García y Pablo Iturralde. Egresó de la Udelar como economista, fue docente de dicha casa y ocupó el importante cargo de coordinador de la Unidad de Desarrollo Municipal de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de la Presidencia de la República y realizó diversas consultorías. En el año 2005 fue electo diputado por el sector de Jorge Larrañaga por el período 2005-2010 y reelecto hasta 2015, pero el 9 de mayo de 2010 fue elegido intendente de Cerro Largo, cargo para el que fue reelecto el 10 de mayo de 2015. En la próxima elección, por tanto, deberá disputar una banca en el Senado y lo ha hecho con fervor y sin vacilar en consideración de lealtades que en política parecen estar pasadas de moda. En sonadas intervenciones, siempre muy críticas con el lacallismo, señaló que a los dirigentes políticos les faltaba “carnaval y mostrador”, y junto con Eber da Rosa, Adriana Peña, Dardo Sánchez y Enrique Antía, fundó nuevamente el “movimiento de los intendentes”, que aspira a obtener una representación importante, o la presidencia misma, para un hombre del interior de la República (la primera versión, durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera, estuvo liderada por el entonces intendente arachán Rodolfo Nin Novoa). El movimiento se fue desgranando al no acordar un liderazgo, pero Botana continuó con sus declaraciones fuertes y así fue que hace poco afirmó que “Lacalle Pou es un buen candidato… para salir segundos”. El costo del Estado y las reyertas internas Esta semana el inefable intendente pegó otro batacazo. Respondiendo al reclamo de los productores autoconvocados y a su aspiración de “bajar el costo del Estado”, Botana se dio por aludido y levantó la piedra, poniendo de relieve que nada menos que las intendencias ocupan 605 de los 850 nuevos cargos de confianza que se registran en la administración pública. Y cacareó porque, según datos de la Oficina Nacional de Servicio Civil (ONSC), de esos 605, 202 cargos se encuentran en la Intendencia de Cerro Largo. El propio Sergio Botana reconoce que las 202 contrataciones directas se debieron a la reincorporación de funcionarios que Pedro Saravia (quien integra el sector de Luis Lacalle Pou y realizó su suplencia durante la campaña electoral pasada) habría cesado en los pocos meses en que sustituyera a Botana como jefe comunal. Botana cree haber así reparado la injusticia que habría hecho Saravia, que “corrió como perros” a los que el primero habría designado poco antes de renunciar a la intendencia para dedicarse a la campaña electoral, violando las normas legales que prohíben nombrar funcionarios de la intendencia en el último año de gestión. Agregó que “el FA y Pedro Saravia echaron a más de 400 trabajadores de la intendencia por su filiación política”, afirmando de paso que la ONSC “con esos datos confunde a la gente”. Las declaraciones de Botana a El Observador evidencian de nuevo las disputas entre los herreristas y los que responden o respondían al liderazgo de Larrañaga, y otra vez se devela que las discrepancias son por cargos o por plata. El intendente arachán “reconoció que el mecanismo de contratación de esos funcionarios fue ‘fuera de la norma’, pero que se trató de ‘un acto de justicia’ con gente que fue ‘víctima de una feroz persecución política’. “No los iba a poner a hacer concurso”. Dijo luego que vino a asumir la responsabilidad política de ponerlos de vuelta y reconoció que los llamados cargos de confianza respondían a un artilugio administrativo porque, en realidad, se desempeñaban en las áreas de barrido, recolección, comedores, partidas de nacimiento y otros servicios. En el mismo medio agregó “que si ‘a veces’ el gobierno departamental realiza compras sin boleta, él hace una resolución y se ‘aguanta’ la observación del Tribunal de Cuentas, y respondió a los autoconvocados pidiéndoles que apunten para otro lado porque ese palo no es para su gallinero”. Ayer Botana mató tres pájaros de un tiro: por un lado reconoció que comete gruesas ilegalidades, como autorizar compras sin documentación de respaldo (recordemos que además de funcionario público es economista); por otro lado deslizó el carácter político de los autodenominados autoconvocados, al afirmar que su objetivo no son los blancos ni los colorados, sino el FA. Y en tercer lugar reconoció que nombró sin norma legal que lo autorice nada menos que 200 funcionarios públicos para vengarse de una resolución de su antecesor, Pedro Saravia, que habría destituido a otros 400 funcionarios que él nombró irregularmente. Los liderazgos (y las ilegalidades, hasta los magnicidios) siempre han sido arrasadores en Cerro Largo. Hay al menos 15 denuncias penales que acusan a Botana por irregularidades administrativas, abuso de funciones y otras ilegalidades mayores que aún no han recibido sentencia en los juzgados competentes. En Melo las motos siguen circulando sin cascos protectores y la intendencia se apresta a dar un permiso de conducir departamental violatorio de la patente única. Pero esta semana se olvidan las angustias y comienza la bacanal. El carnaval se apoderará de las calles de Melo y Lucas Sugo, Claudia Fernández, Orlando Petinatti, Giannina Silva, Moria Casán y Cecilia Comunales sonreirán en el corso y cosecharán aplausos. En los carros alegóricos, compartiendo vítores con las vedettes, desfilará el más guapo de los intendentes, el que no se calla ni ante los más poderosos y no se achica ante nada, ni siquiera ante la ley. Aunque parezca mentira, Botana en Cerro Largo manda. Desde el boliche del Tuna, en donde con su barra de amigos come deliciosas milanesas de tararira, ejerce, poniendo la pierna fuerte, el poder. Como en tiempos de Nano Pérez, en Cerro Largo no hay más perro que el chocolate, y el chocolate se llama Sergio Botana.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARME