Arabia Saudí rompió las relaciones diplomáticas con Irán tras los incidentes registrados en Teherán y que culminó con el asaltó e incendio de la embajada árabe en esa ciudad. Los disturbios ocurrieron a consecuencia de la ejecución de un líder religioso chiita saudí. La ruptura fue confirmada por el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí, Adel al Jubeir, quién agregó que todos los diplomáticos iraníes deben dejar el país en 48 horas. El ministro denunció «las injerencias negativas y agresivas de Irán en los asuntos árabes, que provocan con frecuencia daños y destrucciones». Los ataques de manifestantes a la embajada saudí en Teherán y al consulado de este mismo país en la ciudad iraní de Mashad constituyen «una violación flagrante a todas las convenciones internacionales», dijo, acusando a las autoridades iraníes de no haber hecho nada para evitarlos. La ejecución el sábado del jeque saudí Nimr Baqer al Nimr, un crítico virulento al poder de Riad, exacerbó las tensiones en Oriente Medio, en particular en Irán, donde la embajada saudita fue en parte destruida por manifestantes.
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