El líder cubano había arribado al país para la asunción de Néstor Kirchner y su presencia atraía la atención de todos. El acto estaba pautado en el Aula Magna, pero la enorme convocatoria hace que Fidel improvise un discurso esa noche al aire libre durante unas dos horas y media en medio de ovaciones.
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Lo que se había anunciado como una charla a estudiantes de Derecho en el Aula Magna de esa Facultad se había convertido en un acto masivo con un largo y emotivo discurso del presidente cubano.
Desde su llegada a la Argentina, Fidel Castro atrapó la atención de la gente, de los que lo apoyan y lo critican, los piqueteros se movilizaron para apoyarlo, un grupo de legisladores del partido Recrear quiso boicotear su presencia en el Congreso pero fue el visitante más aplaudido, los periodistas se golpearon para cubrir sus actividades y finalmente un pequeño acto académico terminó por convertirse en un acto de masas por el desborde del público interesado en escucharlo.
“Un mundo mejor es posible”, frase pronunciada por el mandatario, se convirtió en una de las más recordadas y repetidas en todo el mundo.
El acto estaba previsto para las 18 pero recién pudo empezar a hablar a las 21 y siguió hasta pasadas las 23.30 mientras muchas personas que lo veían por la televisión o lo escuchaban por la radio seguían llegando en forma incesante en taxis o en cualquier medio de transporte para no perderse el hecho inusual, histórico, del legendario dirigente revolucionario hablando en público y en directo a los argentinos.
Fidel, que más de una vez había afirmado que su formación ideológica fue martiana en primer lugar, no pudo ocultar su emoción y recordó la admiración de Martí por tres héroes de la independencia latinoamericana: Simón Bolívar, Bernardo O’Higgins y José de San Martín. “Tengo esperanzas en el futuro de nuestros países –afirmó–, juntos saldremos adelante.”
Habló sobre la guerra y la paz, sobre el mesianismo del gobierno norteamericano y de los grandes logros en educación y salud de la Revolución Cubana. Pero también criticó a los divisionismos y destacó la necesidad de encontrar metas comunes.