El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia al nuevo coronavirus, lo hizo tras semanas de resistirse a utilizar el término y sostener que la propagación de la enfermedad (Covid-19) aún podría detenerse.
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La OMS emitió su primera gran alerta sanitaria el 30 de enero de 2020, pero solo hasta que el brote fue declarado oficialmente una pandemia, muchos países dejaron de pasar por alto las advertencias y tomaron medidas.
Desaconsejar inicialmente el uso de mascarillas de forma generalizada y afirmar que el virus no se podía propagar por el aire fueron algunos de los tropiezos en el camino. “La OMS se ha retrasado un poco, siendo cautelosa en vez de preventiva (…) En momentos de pánico, de crisis, etc., tal vez arriesgarse, hubiera sido mejor», dijo Gian Luca Burci, el exasesor legal de la OMS y actual investigador en el Graduate Institute de Ginebra.
Sin embargo hoy lucha por apegarse a la información científica y ayudar para que las vacunas lleguen a donde más se necesitan.
Las vacunas
Con varias vacunas autorizadas, la OMS trabaja ahora para proveer un acceso equitativo a las dosis a través de la iniciativa COVAX, que tiene como objetivo garantizar que los países pobres reciban las vacunas contra la covid-19.
Actualmente COVAX solo tiene una fracción de los 2 mil millones de vacunas que espera entregar para fin de año. Algunos países que han esperado meses por los antídotos han optado por firmar sus propios acuerdos privados para un acceso más rápido a los fármacos.
Paralelamente se encuentra el acaparamiento de vacunas por parte de los países más ricos. El pasado 10 de febrero, la agencia de la ONU señaló que el 75 % de los antídotos que pueden acabar con el brote se encuentra en manos de diez países.
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha respondido en gran medida haciendo un llamado a los gobiernos a que actúen en «solidaridad», advirtiendo que el mundo está al borde de un «fracaso moral catastrófico» si las vacunas no se distribuyen de manera justa.
Aunque ha pedido a las naciones más desarrolladas que compartan sus dosis de inmediato con los menos favorecidos y que no hagan nuevos acuerdos que pongan en peligro el suministro de vacunas para los demás países, por ahora esas peticiones no han prosperado.
Las nuevas cepas
Mientras se mantiene la apuesta por lograr mayor cantidad de vacunas, países de Europa y oriente Medio ya enfrentan la tercera ola y en América Latina está próximo a ocurrir, según advirtió el miércoles la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
«Hay que mantener todas las medidas para evitar un incremento de la transmisión como tuvimos en muchos países por la Navidad, el Carnaval y otros. Donde se baja la guardia y están las condiciones para acelerar la transmisión, el virus aprovecha las oportunidades y empieza de nuevo a circular con más velocidad y más fuerza», afirmó el subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa.
La mitigación del virus se ha convertido en una labor aún más compleja con las apariciones de nuevas cepas, inicialmente fue hallada una en Reino Unido el pasado diciembre, pero luego fueron detectadas otras variantes en naciones como Brasil y Sudáfrica.
Hasta ahora, varias farmacéuticas han indicado que sus vacunas son efectivas para atacar esas nuevas cepas. Sin embargo, mientras no haya suficiente acceso a los antídotos, las recientes variantes aceleran el contagio del virus.