El domingo 11 de agosto en Argentina, se realizarán las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Del escrutinio surgen las candidaturas que compiten en las generales del 27 de octubre. Sin sorpresas dentro de los frentes y partidos -porque en ningún caso se disputan internas- la competencia funciona como una gran encuesta que, quizás, defina intenciones en votantes “volátiles”, en un escenario signado por la polarización entre dos fórmulas potentes, que podrían concluir la elección en primera vuelta.
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Signada por la crisis económica y en medio de denuncias de la oposición por la implementación de un nuevo sistema de recuento de votos, la elección se disputa entre una fórmula que contiene al actual presidente Mauricio Macri -quién quiere continuar su mandato-, y otra que incluye a la dos veces ex jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner. ¿Qué pueden mostrar las primarias en un contexto electoral cuya característica es la polarización? ¿Cómo se posicionan los candidatos de acuerdo a las campañas? ¿Qué avizoran las encuestas? Caras y Caretas entrevistó a distintos consultores para analizar escenarios posibles sobre el proceso que empieza con las PASO y termina con la elección del próximo candidato a conducir los destinos del país a partir del 10 de diciembre próximo.
El juego de las diferencias
Todas las encuestadoras consultadas coinciden en la ventaja relativa que la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández (Frente de Todos), tiene por sobre la de Mauricio Macri y Miguel Pichetto (Juntos por el Cambio). Los últimos datos difundidos muestran una diferencia de entre 4 y 5 puntos del primero sobre el segundo. Otros analistas describen el momento como de “paridad inestable”, donde todo puede pasar.
Estamos viendo un escenario de mucha competitividad, entre Alberto Fernández, que está primero para nosotros con 38 puntos, y Mauricio Macri que lo sigue con 34
“Hay dos valores a observar porque están vinculados. Cuánto saca el que gana y a cuánto está del segundo, no es lo mismo ganar por 5, 30 a 35, que ganar por 5, 34 a 39, cuanto más se acerque el primero para ganar en primera vuelta, más posibilidades de llegar a ese resultado”, explica Lucas Romero, politólogo y Director Synopsis Consultores.
“Hace tres meses atrás, veíamos determinados niveles de competencia entre los dos espacios, más entorno a los 30 puntos, y ahora, se van acercando a los 40. Nosotros proyectamos que en las PASO, es probable que el Frente de Todos quede alrededor de ese porcentaje”, afirma Romero.
En este sentido, Gustavo Córdoba, consultor y titular de «Gustavo Córdoba & Asociados expresa que “estamos viendo un escenario de mucha competitividad, entre Alberto Fernández, que está primero para nosotros con 38 puntos, y Mauricio Macri que lo sigue con 34. Solo 4 puntos separan a uno de otro. Luego siguen Roberto Lavagna con 11, 7, y José Luis Espert con 6. Para cerrar la grilla de los que pasarían el corte de las primarias, Nicolás Del Caño con el 2, 3%”.
Hace tres meses atrás, veíamos determinados niveles de competencia entre los dos espacios, más entorno a los 30 puntos, y ahora, se van acercando a los 40
Para el especialista, Raúl Aragón, analista de Opinión Pública, director de Raúl Aragón & Asociados, “la tercera opción está demasiado lejos de las otras dos, a menos que alguna de las otras fuerzas pierdan votantes pero, ¿por qué los perderían?. Hoy estamos cerca de lo que decía Néstor Kirchner, una reformulación del sistema político argentino, donde vamos a tener una fuerza de centro derecha y una de centro izquierda. Y es lo que está pasando».
Según Artemio López, sociólogo, titular de la Consultora Equis, “la fórmula electoral opositora tiene un volumen importante porque la transferencia de votos de Cristina Fernández está cerca del 40 %, su figura tiene ese nivel electoral de piso, con ese caudal siempre está en condiciones de resolver en primera vuelta, porque los votos en blanco, los nulos, y los ausentes ausente se quitan de la fórmula de cálculo. Así una fórmula que en las PASO ponga 42 puntos, en la primera vuelta va a estar en torno a los 45, con lo cual es posible que la oposición resuelva en allí elección”.
Al respecto, Romero plantea que “en las primarias anteriores tuvimos altos niveles de voto en blanco, para seguir el escrutinio la justicia, en la primaria, va a contabilizar los votos en porcentaje sobre voto válido, que incluye el voto en blanco. Es decir, que el voto en blanco va a funcionar en las PASO, como un partido más. En octubre, en cambio, la justicia necesita traducir votos en escaños, en esa contabilidad, los votos en blanco le suman a los que más votos tienen. Si el voto en blanco es significativo en agosto, el que gane va a ganar en un porcentaje aún mayor, de cara a octubre”
Todo es reversible, porque en este tipo de contextos electorales donde la diferencia entre el primero y el segundo es bastante escasa, los efectos de la campaña tienen impacto, tanto los aciertos, como los errores»
Por su parte, Ricardo Rouvier, sociólogo y director de Rouvier y Asociados, sostiene que en sus mediciones había escenario de ballotage pero hoy “tenemos mediciones que dan un triunfo en primera vuelta de Frente de Todos”.
¿Puede revertirse el resultado de las PASO en las generales de octubre?
“Todo es reversible, porque en este tipo de contextos electorales donde la diferencia entre el primero y el segundo es bastante escasa, los efectos de la campaña tienen impacto, tanto los aciertos, como los errores, pero en general son más importantes éstos últimos”, opina Córdoba.
Para Rouvier, “si la diferencia entre una fuerza política, la que gane, es de 10 puntos o más, puede ser difícil modificarla. Sin embargo, en un escenario, de acuerdo a las encuestas, donde el Frente de Todos sale primero y el segundo, es Juntos por el Cambio, como se trata del gobierno, obviamente que va a intentar revertirlo, pero la reversión se hace más difícil en relación directa a la diferencia que le lleve a su competencia”, analiza.
“A mayor diferencia, menos capacidad de darse vuelta el ordenamiento en las generales. Hay que ver, después se incorporan nuevos votantes. Empieza otra elección, pero a mayor diferencia se consolida más la posibilidad que se replique en la primera vuelta el resultado de las PASO”, considera López.
Asimismo, Romero dice que “la oferta tal cual quedo confeccionada, con un espacio de centro bastante más disminuido del que preveíamos, con la incorporación de Sergio Massa al espacio opositor, y la de Miguel Ángel Pichetto al oficialismo, potenció esos dos espacios que se acercaron así al 40 por ciento”.
A mayor diferencia, menos capacidad de darse vuelta el ordenamiento en las generales»
“¿Por qué decimos que con esas mediciones incluso podría no haber ballotage?”, se pregunta Romero, “porque el resultado de las primarias genera un efecto sobre el comportamiento electoral.
Aragón opina que “hoy, hay ballotage en Argentina, pero eso va a depender de qué suceda en primera vuelta sobre las consecuencias que el resultado de las PASO pueda tener sobre esa elección”.
Subirse al carro ganador
“A partir de las PASO hay un ordenamiento nuevo, comienza otra elección”, afirma López.
En tanto, Rouvier, considera que “las PASO van a influir sobre un sector de la población que siempre tiende a premiar al que gana, en criollo, se llama subirse al carro ganador, un segmento de la población se une al triunfo”.
Romero evalúa que el resultado de las primarias influye en la decisión de votantes de terceras, cuartas, o quintas fuerzas, que “como habitualmente sucede en los regímenes presidencialistas, que por sesgo mayoritario, hacen que el premio sea indivisible, es decir, yo no puedo dividir el poder ejecutivo, en dos o tres, y repartirlo, gana solo uno, y eso moviliza a participar de la pelea principal”.
La campaña de Macri es más coherente, más concreta, y por tanto, más eficaz, a la hora de instalar climas de opinión»
Según agrega Córdoba, “hay una cierta paridad inestable, porque el gobierno está con una idea y estrategia de hiperpolarizar la elección. Esta hiperpolarización puede hacer crecer las posiciones electorales del candidato Macri, pero también puede hacer crecer las de Fernández. Por lo tanto, que la elección pueda resolverse en octubre en primera vuelta, no es para nada poco probable. Macri necesita ganar votos hacia la derecha del electorado, y el peronismo hacia el centro del electorado, y si la campaña de hiperpolarización del gobierno es efectiva y la campaña de Alberto Fernández también la usa en su provecho, es probable que esta elección no pase al ballotage”, sentencia.
Por su parte, Aragón, expresa que “la campaña está vacía de contenido porque ninguno quiere dar un paso en falso, y los dos esperan lo mismo: jugar de contragolpe”.
En tanto, Córdoba supone que “la campaña de Macri es más coherente, más concreta, y por tanto, más eficaz, a la hora de instalar climas de opinión. Hace muchos meses vienen planteando, a través de los medios de comunicación, que la elección estaba pareja, y no era así, hoy hay como una profecía autocumplida”. Además agrega que “hay una tercerización de la campaña a manos de los grandes medios de comunicación, algo que en términos de competencia democrática sería muy reprochable pero es un dato de la realidad, parte de la sumatoria de intereses económicos, mediáticos y políticos que hoy están apoyando la candidatura del actual presidente”.
La oposición en alerta
Desde el Partido Justicialista (PJ), y Consenso Federal (la fuerza que dirige el ex ministro de economía, Roberto Lavagna), presentaron en distintos momentos, denuncias frente a los cambios que produjo el Ejecutivo, respecto al sistema de recuento de votos. Desconfían de SmartMatic (la empresa de tecnología contratada por el gobierno para el escrutinio), por “estar cuestionada en cuatro de los cinco continentes”.
Si hay fraude realmente es una situación de extrema gravedad institucional, la cual da lugar a la posibilidad del derecho a rebelión según la constitución argentina”
“Son diez intentos de modificación a las reglas electorales. Estos intentos de manipulación ponen en riesgo la trasparencia electoral”, dijo el presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires, Fernando Gray.
También cuestionan la “transmisión electrónica y digitalización de telegramas como supuesta innovación tecnológica”, y solicitan que se vuelva al formato papel porque “el software es vulnerable y permite la manipulación de datos”.
Sobre éste punto, Córdoba entiende que “hay que poner el acento en general un control mucho más fuerte para dar garantías de que el proceso electoral va permitir a todos la igualdad de que su voto valga de la misma manera, y el rol de los veedores internacionales, el rol de los fiscales de cada una de las fuerzas, es fundamental. No debe quedar ningún tipo de duda”.
Para Rouvier, “es un tema políticamente muy peligroso, a mí me parece bien que las elecciones sean controladas y que haya observadores y veedores extranjeros que pueden ser pedidos, sobre todo a la OEA, es razonable en términos de una cierta desconfianza que pueda haber en cuanto a la manipulación de los datos en las mesas donde se vote. Ahora desde el punto de vista político es un problema, porque no deja mucho margen, si hay fraude, la situación es tan grave que compromete institucionalmente al gobierno que es quien administra la elección y después, incide sobre la interpretación del resultado. Si gana el oficialismo, entonces es porque hubo fraude, ahora, si gana la oposición, ¿cuál es la explicación habiendo denunciado previamente fraude?, deja poco margen a la política”.
“Si hay fraude realmente es una situación de extrema gravedad institucional, la cual da lugar a la posibilidad del derecho a rebelión según la constitución argentina”, agrega el sociólogo.
“Hay muchas probabilidades de que se manipulen los datos porque ya pasó. Normalmente, todas las cifras del oficialismo, todas las comunicaciones que tienen que ver con la transmisión de datos están manipuladas. Es una modalidad del gobierno nacional”, estima López, y recuerda “en 2017, por primera vez el escrutinio definitivo dio vuelta el escrutinio provisorio, utilizaron el aparato mediático para mostrar un resultado favorable y lo van a volver a hacer, no tengo dudas”, concluye.
Que pueda haber dificultades en la transmisión de la información y en la presentación de la información ese mismo domingo a la noche sobre el escrutinio provisorio, yo no lo descarto»
En Argentina, cuando se realiza un comicio, la justicia se apoya en ciudadanos que cumplen por un día función judicial, se las llama autoridades de mesa, y son los encargados del conteo de votos, cuando termina el escrutinio. Con esa información, confeccionan dos actas, que tienen destinos distintos. Por un lado, una es incorporada en la urna, y esos datos van para el escrutinio definitivo, y por otro, la otra acta, se comunica por una vía más rápida hacia el sistema de conteo provisorio. Esto es para que, los argentinos, tengan un resultado “provisorio” esa misma noche.
“Que pueda haber dificultades en la transmisión de la información y en la presentación de la información ese mismo domingo a la noche sobre el escrutinio provisorio, yo no lo descarto, sobre todo, porque estamos trabajando con una empresa nueva, y por primera vez después de muchos años, no va a ser la que habitualmente lo hacía. Ahora, hay un escrutinio definitivo sobre la base de las mismas actas que lo realiza la justicia electoral, y del cual participan todos los partidos políticos, y si nosotros ponemos en duda el escrutinio definitivo, entonces tendríamos que alarmarnos porque lo que está en duda es la democracia”, explica Romero.
A su vez, detalla que los errores del escrudiño provisorio pueden ser subsanados en el definitivo y “es lo habitual, nunca esos errores, son de magnitud tal que pudieran alterar el proceso electoral. Es cierto que el frente opositor está realizando un cuestionamiento sobre la base de un antecedente, la elección del 2017. Allí, en el escrutinio provisorio había una ventaja para el candidato oficialista, y en el definitivo, hubo una ventaja para Cristina Kirchner. Es decir, el domingo a la noche se informó que había ganado uno cuando en realidad ganó otro”.
Romero sostiene que en ese momento, los números fueron muy ajustados: “la diferencia fueron 20.000 votos en un padrón de 2 millones de electores, es decir, se produjo una anomalía, propia de una elección muy pareja. Hoy yo no creo que haya margen para que la opinión pública sea manipulada”, sentenció.
Por último, el politólogo consideró que “cualquier siembra de sospecha que se produzca atenta contra la transparencia en la elección, con lo cual hay que manejarse con cierta responsabilidad, sobre todo los dirigentes, quienes tienen responsabilidad pública.
Argentina elige y como plantea Córdoba “es fundamental activar los mecanismos de control internacional y el organismo electoral debiera trabajar para que no haya ninguna duda ni sospecha de fraude”.