Para una empresa multinacional será muy tentador establecerse en Paraguay, ya que los impuestos son mucho más bajos que en el nuestro; pero no podrán hacerlo sin pagar la coima correspondiente a los funcionarios de turno del Partido Colorado. Pueden también negociar mejores condiciones en Argentina, ya que está asfixiada y aceptará cualquier condición leonina del capital extranjero; pero será un capital extranjero kamikaze, porque el corralito penderá sobre la inversión como la espada sobre la cabeza de Damocles.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días


Vení, si querés
En el siglo IV a.C., el tirano Dionisio estaba un poco fastidiado con uno de sus cortesanos en Siracusa, un tal Damocles. El siciliano era excesivamente adulador y no paraba de comentar lo afortunado que era Dionisio al poseer tanto poder y riqueza. Para su sorpresa, el gobernante le ofreció su lugar por un día para que pudiera experimentar su buena suerte.
Se realizó un banquete y Damocles fue servido como un rey, a la vez que se le ofrecieron hermosas mujeres. Todo iba muy bien hasta que se le ocurrió mirar hacia arriba y vio una afilada espada que colgaba sobre su cabeza atada por un solo pelo de crin de caballo. De inmediato suplicó a Dionisio que le retirara de allí, incluyendo banquetes y mujeres, ya que había perdido las ganas de ser tan afortunado.
Aunque no sepamos si se trata de una fábula, leyenda o hecho histórico, la espada de Damocles ejemplifica el peligro que se cierne sobre los que tienen gran poder de perderlo todo de golpe.
Así se sienten los que tienen su dinero e inversiones en Argentina. Las reservas del Banco Central han caído 22% solo en el último mes; el riesgo país, la inflación y el pánico aumentan, la mecha del default ya está encendida y el monstruo del corralito está sacando sus garras desde la tierra. Cualquiera que tenga empresas y dinero en Argentina tiene motivo para estar nervioso.
Creo que veo una luz, del otro lado del río
Increíblemente, los economistas argentinos hablan en televisión como si fueran estrellas luminosas, con una soberbia que fortalece el estereotipo del porteño sobrador. Hablan todos a la vez, insultando, gritando, dando cátedra desde el Olimpo. Sin embargo, del otro lado del charco, hay un paisito que depende en mucho de la suerte argentina, pero que soporta serenamente los coletazos de la crisis macrista. Hay aquí un ministro economista y un presidente que nunca gritan, que nunca insultan, que nunca interrumpen a nadie ni hablan con la verborragia de ellos. Los resultados hablan por ellos. Uruguay es el país con el Salario Mínimo Nacional más alto de América Latina y el Caribe, el de menor pobreza, el de menor indigencia, el de menor corrupción, el de democracia plena, el de mayor velocidad de conexión de internet y un faro para el mundo en muchos otros ítems.
Tenemos sí un problema con una cultura del delito que se va expandiendo como una plaga por toda la región y un aumento del desempleo en los últimos meses; pero no caben dudas de que volverá a caer, porque somos confiables, porque tenemos grado inversor, porque no se despilfarra el dinero y a nadie se le pedirá un soborno para instalarse con una empresa. Tenemos impuestos altos, es cierto; pero también muy buenos servicios públicos.
Ante la falta de ideas, “la grieta”
Pese a lo mucho que queda por hacer, los logros de los gobiernos frenteamplistas son históricos, como también es histórica la falta de propuestas serias e inteligentes de la oposición. Si para muestra basta un botón, Luis Lacalle Pou acaba de proponer en Buenos Aires construir un puente entre Bella Unión y Monte Caseros. Una iniciativa genial y digna de aplauso. Efectivamente, esperamos que felicite al gobierno frenteamplista, porque dicho puente ya está en marcha, se están realizando los estudios y se trabaja en la financiación.
Mejor proponer algo más original, Luis. Por ejemplo, un Sistema Nacional de Salud o, mejor aun, un Plan Ceibal, para que cada niño de la escuela pública tenga su computadora.
Abundan los llamados a sala y pedidos de informes, pero son muy pocos los proyectos de ley presentados.
Beatriz Argimón -entre otros blancos y copiando el discurso macrista- habla de “la grieta”; pero no se refiere a las desigualdades sociales, no pretende achicar las diferencias entre los que ganan más y los que ganan menos, no aspira a igualar las oportunidades en el punto de partida ni reducir un poquito lo que reciben los de arriba para que los de abajo reciban mucho más. No. La brecha que le preocupa no es económica, sino de carácter social y político.
El término fue largado por el mercenario político Jorge Lanata, en ocasión de recibir un Martín Fierro, y utilizado luego por el macrismo y los periodistas leales al proyecto neoliberal. “La grieta” hace referencia a la división tanto entre los argentinos como, ahora, entre los uruguayos, en cuanto una gran parte de la población ve con recelo y hasta desprecio a los representantes de la oligarquía criolla. El problema es que cada vez son menos los uruguayos a los que pueden llenar con cuatro mentiras los maracanases que vienen del pueblo.
Muestran esto como una división nueva y creada por la izquierda a un lado y otro del río, como si antes todos hubiéramos estado unidos fraternalmente, ricos y pobres, oligarquía y pueblo, explotadores y explotados. Es increíble que quienes se quejan de una grieta no sean los que viven luchando para salir adelante, sino los que se han enriquecido gracias a ella, con ventajas desde la cuna.
Me veo obligado a resaltar aquí que no todo millonario es explotador u oligarca. Me alegra mucho que nuestro querido Luis Suárez haya hecho una fortuna gracias a su habilidad deportiva. Son emocionantes casos (que por suerte hay varios) como el de Diego Godín, que junto con Sofía Herrera pidieron que, para su boda, en lugar de regalos los invitados depositaran dinero en dos cuentas bancarias para donar lo recaudado al servicio de Neonatología del hospital Pereira Rossell, gracias a lo cual se pudo comprar un ecógrafo de última generación, único en el país, y de los que hay muy pocos en el mundo.
Tanto Macri como Cristina son millonarios; pero solo una de esas dos personas se preocupó por los más débiles. Tanto Lacalle Herrera como Tabaré están desahogados económicamente; pero solo una de esas dos personas se preocupó por los más débiles.
Desde arriba y desde abajo
El informe de la Confederación Sindical Internacional indicó a principios de setiembre que Uruguay es el mejor país del mundo para trabajar, considerando su respeto a los derechos laborales. El Índice Global Rights, tras estudiar las condiciones laborales en 140 países de todos los continentes, denuncia a España, Nueva Zelanda y Japón por repetidas infracciones a los derechos de los trabajadores, a la vez que Estados Unidos (sí, Estados Unidos), Irán, El Salvador y Argentina “violan las leyes laborales de manera sistemática”.
Por otra parte, y por los mismos días, los reconocimientos llegaron también desde el otro flanco, el empresarial. Durante una visita al presidente Tabaré Vázquez con motivo de conmemorarse la primera década de Montes del Plata en el país, una delegación de Stora Enso destacó las condiciones de estabilidad y seguridad de Uruguay. El mensaje de la firma sueco-finesa integrante del consorcio es muy importante, ya que indica a los inversores internacionales que Uruguay presenta condiciones muy favorables para la recepción de capitales vinculados a proyectos de desarrollo sostenible.
Dos declaraciones, dos sectores muchas veces antagónicos, pero una misma visión sobre nuestro país. Uruguay es un país serio en el que se puede invertir y trabajar.
Como podrán imaginar, esto duró menos que un pestañeo en los medios de comunicación uruguayos.
En Uruguay todos podemos marchar contra el gobierno, contra alguna ley o algún emprendimiento y el mismo gobierno garantizará ese derecho. Claro, lo que no se puede es destruir vehículos o agredir a los funcionarios destinados a preservar el orden. Lo que no se puede es convertir una marcha de protesta en vandalismo. Como sea, mientras que en Colombia asesinan a un dirigente social cada cuatro días, desde que gobierna el Frente Amplio ninguno ha sido ejecutado en Uruguay.
En fin, aquí hay gente seria trabajando y tratando de resolver los problemas que aún tenemos. Lo único que pedimos a la oposición es (si no es mucho pedir) que no estorbe.