La reaparición del ex presidente Tabaré Vázquez en la escena pública, aun luchando contra las secuelas de una dura enfermedad, se centró en propuestas constructivas, tanto en el plano epidemiológico como en el social, apoyando -aunque con matices- el tratamiento sanitario que el gobierno está dando a la emergencia y poniendo especial énfasis en las penurias de los más afectados por la crisis, particularmente de aquellos que viven de día a día. El contenido de su mensaje no fue de confrontación sino de unidad, destacando los perfiles propios de su equipo, que de ninguna manera están en conflicto con lo que vienen realizando cotidianamente las políticas oficiales, pero que apuntan a ese hipotético «día después» en el que se configure la «normal anormalidad» que ha impuesto como un aforismo, pero que carece de la perspectiva estratégica que el ex presidente y su equipo pretenden darle.
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El «día a día» y la mirada estratégica
Requerido por los periodistas, el ex presidente coincidó con estos acerca de la inoportunidad de esta situación de pandemia, que además se ve potenciada por la persistencia de la sequía. Agregó que es una situación complicada, de la que sólo se puede salir «codo a codo».
Consultado acerca del por qué del documento, Tabaré respondió que si bien el tema de la enfermedad esta a consideración de los médicos, que cotidianamente informan sobre la evolución de la misma, que administran las internaciones en CTI; el tema de la salud pública le compete a toda la sociedad.
Respecto a la pandemia, expresó que el gobierno tomó medidas oportunas. Algunas de ellas no habilitaron un crecimiento exponencial de la misma, pero otras fueron insuficientes. Resaltó que el gobierno operó en lo cotidiano, sobre el día a día, procurando minimizar el impacto económico y social de la emergencia planteada y elogió que últimamente haya procurado el respaldo de técnicos y profesionales. Pero -insistió- esa actividad acertada se procesó en el día a día.
Sin embargo -acotó- el mundo sigue, el Uruguay sigue y es preciso aportar, no sólo a una visión a corto y mediano plazo, sino procurar tener también una visión estratégica. Vázquez precisó ese pensamiento preguntándose retóricamente: «¿Cómo va a quedar Uruguay luego que esta emergencia se disipe, ya sea en cuatro, en seis o en ocho meses?».
Por eso es preciso hurgar, buscar, analizar posibles escenarios futuros. Eso no se logra solamente con modelos matemáticos y probabilísticos. Sobre ellos sobrevuela la incertidumbre.
Por lo mismo, manifestó que con su equipo trabajaron sobre distintos escenarios que se podrían presentar luego de superar la etapa aguda de la pandemia, tratar de visualizar prospectivamente el escenario que dejará el coronavirus y aportar algunas ideas para enfrentar esa situación.
Aclaró que se trata de complementar las políticas del «día a día» que enfrentan hoy los profesionales de la salud, sin que en la propuesta pueda verse una oposición a las mismas sino un complemento. Complementariamente, expresó la voluntad de que este trabajo pueda ponerse a disposición del gobierno para habilitar un diálogo social y políticas sociales que nos involucren a todos.
El sistema de salud y el estado de la sociedad
La siguiente pregunta a Vázquez estuvo referida al estado del sistema de salud.
Respondió que está en buenas condiciones; que el sistema da una asistencia correcta, tanto a los que se contagian como a los que llegan al CTI. Existe reserva de camas, de salas de cuidados intensivos y un nutrido cuerpo médico y sanitario,
Cuando los periodistas inquirieron sobre las insuficiencias de esas medidas, Vázquez se salió del terreno estrictamente sanitario para incursionar en otros aspectos, tales como la posibilidad de establecer un subsidio transitorio para trabajadores no registrados, cuentapropistas y no registrados.
Pero cuando le preguntaron si además de esas medidas económicas advertía insuficiencias sanitarias, Tabaré se refirió al avance en el número de tests que permitan detectar de manera más precisa y masiva la presencia del Covid-19. Ante la insistencia de qué precisara un número tentativo de tests, Vázquez arriesgó que sería aceptable un número de mil test diarios, en lo que coincide con los técnicos de la Udelar y el Instituto Pasteur. Pero aclaró que «hacer los tests por hacerlos carece de valor». Es preciso además tener un tratamiento epidemiológico específico, que se complemente con medidas de aislamiento y de higiene.
La siguiente pregunta estuvo referida a sus afirmaciones en M24 en las que abogaba por el establecimiento de una cuarentena, con medidas concretas que llevaran al aplanamiento de la curva epidemiológica. Vázquez respondió que sí habló de cuarentena «obligatoria», pero no «total», sino parcial. Agregó que no se puede cerrar toda actividad, como la cosecha de arroz en curso o la de soja que comienza. Lo planteado era un mandato para los grupos de riesgo.
Pero los periodistas repreguntaron, aludiendo al comunicado del Sindicato Medico del Uruguay (SMU) que propuso una cuarentena obligatoria, poniendo el énfasis en que la paradoja de que la izquierda defendiera medidas represivas como las que plantean los modelos obligatorios.
Vázquez asimiló la interrogante, pero objetó que esa prédica libertaria, inobjetable en tiempos de normalidad, se ve alterada por la excepcionalidad de la situación sanitaria. En esa situación existen medidas que las define cada uno, pero otras deben tener carácter obligatorio. Estamos en presencia de algo absolutamente nuevo. Tal vez el precedente más cercano sería la pandemia de 1918, que se llevó cincuenta millones de vidas, pero entonces no existían los elementos comunicacionales que tenemos hoy, que amplifican la dimensión del problema.
La pandemia, la situación fiscal y la financiera
Los entrevistadores trasladaron su interés al terreno financiero. Es decir, a las herramientas que se poseen para apuntalar propósitos que exigen erogaciones cuantiosas. En esa dirección recordaron que sobre el fin de su gestión se contrajo deuda por 2.000 millones de dólares, fondos que están disponibles para atender la emergencia.
Ante esa observación, Tabaré Vázquez destacó tres elementos que interactúan, a saber: la pandemia, la situación fiscal y la situación financiera. Resaltó que cuatro instituciones financieras han concedido créditos para atender la coyuntura y pueden ser utilizados cuando se necesiten. Hoy hay que recurrir a esos créditos para atender la coyuntura, haciendo uso de políticas anticíclicas que no afecten la situación fiscal, teniendo en cuenta el déficit fiscal. Pero forzosamente, para atender la emergencia es mejor utilizar estos créditos financieros.
Antes de pasar al siguiente bloque, la temática del mismo fue anticipada con una «bajada a tierra» de sus componentes, teniendo en cuenta que su fuerza política lo apruebe. En otras palabras: «¿por dónde van esas propuestas en el plano de lo concreto»?