¿Cómo se sale de todo esto, usted es optimista?
Claro que soy optimista y estamos luchando por alcanzar la salida. La crisis y la intervención lograron unirnos a la mayoría del fútbol uruguayo y esa unión es nuestra mayor fortaleza. Venimos trabajando hace mucho tiempo en un modelo de estatutos que contemple el universo de nuestro fútbol, contemplando el fútbol profesional, el amateur, la capital, el interior, el fútbol femenino y el fútbol sala. Inclusive superando la participación de los grupos de interés en el congreso respecto a los estatutos que la FIFA aprobó en Argentina, Paraguay y toda América.
La AUF tenía un peso del 90% del fútbol profesional y dentro de eso el 90% es de la Primera División. Los que verdaderamente cedemos y queremos que esto salga es el Fútbol Profesional, cedemos más del 40% dentro del Congreso, damos participación a todos, convencidos de la inclusión y la necesidad de que se involucren en la búsqueda de soluciones. Ahora, al sumarse Peñarol y Nacional a nuestra propuesta, no solo la mejoramos, sino que logramos un gran peso político que aportará a la salida de los nuevos estatutos, que aprobará la asamblea de la AUF la semana próxima. Creo que también lograremos el apoyo de la Segunda División Profesional, por ser un estatuto que contempla su más sentido reclamo: un club, un voto. La Segunda División Amateur estará bien representada, al igual que el interior, el resto del fútbol amateur y los grupos de interés.
¿Cómo ve que en ese modelo de estatutos se crea la Liga Profesional?
Creo que es de las cosas más importantes. Si no cambiamos el modelo del fútbol profesional, no cambiamos nada. A partir de 2019 debemos tener una Liga Profesional que trabaje por mejorar el producto, con más competencias y más meses de ingresos. Jugar viernes, sábados, domingos y lunes, inclusive de noche. Generar más ingresos de TV, fruto de este nuevo modelo de competencia y mejorar la distribución donde los clubes alcancen ingresos que permitan un desarrollo sustentable. Se deben obtener Ingresos mínimos para cubrir las obligaciones básicas, establecer premios por deportividad donde cobre más el primero y progresivamente el que le sigue hasta llegar al último. También tener en cuenta que los que tienen más hinchas y más historia, reciban más. De esta manera, como en La Liga española por ejemplo, los ingresos de TV irían 50% para todos por igual (esto permitiría estar al día con sus obligaciones), 25% por los resultados deportivos y 25% por hinchas e historia, con una distribución que entre el que recibe menos y el que recibe más no supere el doble en la Primera y Segunda división. Ese modelo es posible, hay amplios consensos y voluntad política.