La murga, el tango, son centrales en tu vida. ¿Cómo viviste de chico esos géneros? La murga es algo a lo que no tuve opción de elegir porque me llevaron a un tablado desde muy chico, a los cinco años, al tablado de Miramar Misiones, en Rivera y Francisco Muñoz, que ya no existe más. Lo tiraron abajo y pusieron estacionamientos. Tengo algún recuerdo de haber visto a Don Timoteo y a los Gabys, que hacían la parodia del Fantasma de la Ópera. Después, al otro año ya empezamos a ir más al Tabaré, en el año 87, y ese fue el tablado de mi niñez. Casi íbamos todas las noches, y ahí vi a La Falta, a la BCG, Araca la Cana, a Los Saltimbanquis, a los Pierrot, a los Gabys. Me encantaban los parodistas cuando era chico. Como que me gustaba todo el carnaval. Los parodistas porque eran los niños cracs, que bailan. Aparte en esa época usaban banda en vivo los parodistas. Por ejemplo, el baterista del Cuarteto de Nos era el batero de los Gabys, por decirte algo. Había buenos músicos. Después, en el 88 fue la primera vez que fui al Teatro de Verano, y vi a los Saltimbanquis y a los Gabys, que me gustaban porque una prima más grande era fan, y me llevó. Y tuve la suerte de que ese día estaban ellos y los Saltimbanquis. Ahí me hice fanático de la murga. Me acuerdo también que Canal 4 pasaba el Teatro de Verano, y a mí me había encantado La Bohemia del 87. Y nosotros, con mi hermano, grabábamos las murgas en casete. Poníamos el grabador arriba de la tele, y nos aprendíamos de memoria el repertorio de todas las murgas y cantábamos. Jugábamos a las murgas, poníamos el casete y hacíamos la actuación nosotros. De ahí no paré más de ver murga y de ir al Teatro de Verano todos los años. Estamos hablando de más de 30 años. Tengo 37. ¿Cómo empezase a salir en Carnaval? En el 2003 la hija del Flaco, Raúl Castro, la Sole Castro, con quien teníamos unas amistades en común, me metió en una murga joven que se llamaba La Requerida, que era nueva y se estaba armando. Y nos fue re bien. Entramos a la liguilla, sacamos mejor personaje, y otras cosas. Yo debuté como director, como arreglador directamente. Fui director después de otra murga, en el 2004, en el 2005 me fui a Fondo Blanco, donde salí mejor solista de Murga Joven, y ese mismo año entré a Falta y Resto, también gracias a la Sole Castro, porque precisaban. Se había ido un par y necesitaban a uno que les tocara la guitarra. O sea, la primera vez que yo canto en un coro de murga fue en Falta y Resto, porque en murga joven yo siempre había sido director. Después yo seguí saliendo en murga joven y en Falta y Resto hasta el 2007. Ahí me acuerdo que la prueba de admisión del espectáculo Anarquía, que se hacía en el Teatro de Verano, era el mismo día en que yo actuaba en Murga Joven en el Sporting. Es más, si serán botones, me acuerdo que fuimos con la Falta a actuar de saco y corbata al teatro, y no se puede ir con disfraz. Los de Daecpu nos hicieron sacar los sacos, porque decían que estábamos disfrazados. Ese año todos decían que teníamos que haber ganado con la Falta, o salir segundos, y salimos séptimos. De hecho este año no salimos porque estamos cansados de salir décimos. ¿Por qué no sale Falta y Resto este año? El año pasado no entramos a la liguilla, en el 2014 tampoco. Entonces bueno, un poco te cansa eso también. Es como un desprecio constante. Es lo que sentimos en realidad. Nos encanta hacer carnaval, la gente nos da re para adelante pero resulta que en el concurso somos una porquería. Entonces, si bien decimos que no nos importa el concurso, pero un poco ya es como que te duele tanto desprecio. En definitiva, son tantos años de intentos, me vas a decir que ni una sola vez te gustó como para estar más arriba. Ese es uno de los motivos por lo cual la Falta no sale este año. Y todos los años que no salió fue por eso, y porque pintaba laburo en Argentina como ninguna otra murga en Uruguay. La Falta y Resto en Argentina llenó el Luna Park dos veces, el Gran Rex, tocó para los 200 años de la Independencia en Argentina, en la asunción de Néstor Kirchner. Estamos hablando de la Plaza de Mayo con más de 100 mil personas. La Falta en Argentina es como Blades. Lo que pasa es que acá en Uruguay no bancamos lo que tenemos como cultura, ni la murga ni el candombe, en Montevideo. En el interior es el folclore, otra historia. ¿Una murga se puede mantener sin salir en Carnaval? Yo pienso que Falta y Resto se puede mantener sin salir en Carnaval. Desde hace 20 años, o más. Y la otra que se puede mantener sin salir en Carnaval es Agarrate Catalina. Y son esas dos murgas. Las demás murgas precisan del Carnaval. Es así, yo no quiero quedar como un soberbio, yo no me voy a agrandar con Falta y Resto porque yo sé que soy un integrante más de los setecientos que tuvo. Falta y Resto no es Andrés Vázquez. Yo, si no estoy más en la Falta te lo voy a seguir sosteniendo. No es nada contra los compañeros de las otras murgas. Pero Falta y Resto es un fenómeno internacional. Como es Agarrate Catalina desde hace 10 años. Agarrate Catalina no precisa del Carnaval. Y la Falta tampoco. Ahora en junio vamos a festejar los 10 años de Anarquía, y ya se están agotando las entradas en el Sodre. ¿Hace cuanto que estás viviendo en Argentina, con la Falta y con los otros proyectos? Nueve años va a hacer en este 2017. Me engancho a vivir en Buenos Aires por ir a tocar con La Falta. Ahí empecé a hacer amistades, y me empezaron a invitar a tocar en otras bandas, empecé a cruzar el charco más seguido y me terminé enganchando. Y seguía en Falta y Resto, hasta el día de hoy. ¿Y cómo es la movida en la que participás en una escuela de música, con comunidad de uruguayos que aprenden murga y argentinos que van también a aprender de la cultura musical uruguaya? Cuando yo fui a Argentina fue a eso, a dar talleres de murga, porque vi que había todo una campo ahí. Fijate que el primer uruguayo que se radica a dar talleres es Alejandro Balbis en el año 99. Hacía lo mismo que yo, vivía en Argentina y se venía en verano a ensayar con la Falta para salir en carnaval. Después llegó Jesús Fernández, un muchacho de Salto, que salió en La Mojigata, y yo llegué uno o dos años después que él. Me puse a trabajar en tres lugares, de los cuales en dos sigo hoy. Uno es la Escuela de Música del Río de la Plata, y el otro es el Instituto de la Voz, que el dueño es uruguayo y que da técnicas de la voz y locución, y como es uruguayo metió ahí coro de murga rioplatense, como le dicen allá para que sea marketinero. Después, en la Escuela tenemos unos talleres de murga, ahora uno muy avanzado donde participan uruguayos que viven allá y argentinos a los que les gusta la murga y el carnaval uruguayo, que se llama Murga Vení Cuando Quieras (la VCQ). ¿Por qué van argentinos a aprender? ¿Qué hay entre la murga uruguaya y la argentina? Yo veo que los uruguayos van a los talleres míos por un tema de desarraigarse lo menos posible, un tema de nostalgia digamos, fundamentalmente. Y los argentinos van porque, no te voy a decir todos, pero nueve de cada 10 argentinos ven una murga uruguaya y les encanta, porque o nunca lo vieron en su vida, o también ellos como que desprecian la murga porteña, lamentablemente, porque realmente tiene un arte callejero porteño único. Pero bueno, es muy menospreciada por el porteño mismo, como sucedía con las murgas en el Uruguay, calculo yo, en los años 50 y 60, que se decía “este cuadro de fútbol es una murga”. Todo lo malo se relaciona con la palabra murga, lo del under, de la periferia, de los borrachos, de los ladrones. Ahora en Uruguay ya no, está televisado en vivo el concurso. Es high ser murguista ahora. Me parece que a los argentinos les gusta mucho, porque aparte la murga es bien de Montevideo, que es del Río de la Plata, y hay un código rioplatense, entonces por ahí le llega al argentino no solo por su canto, por sus modos, por sus letras inteligentes, la esencia de la murga digamos, el canto y los textos, sino que también está el código ahí, ese código rioplatense, medio tanguero, que quizás de ahí es que me guste mucho el tango. Se decía que los cantantes de tango frustrados terminaban saliendo en murgas. Y la murga ha murgueado millones de tangos. En los 40 y los 50 la gente escuchaba tango. No existía el rock. Era la música que se escuchaba. Además, el tango también es del arrabal, del bajo, de la Aduana, del Barrio Sur. La murga es de la Aduana y el candombe es del Barrio Sur. Nunca se sabe quien fue primero, el huevo o la gallina con el tango, el candombe y la milonga. ¿Y el tango como te llega en todo esto? Con el tango yo también tengo una cosa, que en mi casa mi abuela vivía escuchando a Gardel, y Radio Clarín, que pasa a Gardel en todas las horas pares. Entonces eso me estaba entrando por la oreja. Me empezó a copar el tango a los veintipico, digamos. No me disgustaba, pero no era lo que elegía yo poner. Pero me gustaba la estética del tango, el tanguero con su vestimenta, su peinado, Gardel, pero escuchaba rock. ¿Cómo ves el carnaval de este año, ya que podes mirarlo desde el público después de mucho? Al principio del año estaba re manija, con ganas de salir; y después empecé a disfrutarlo viendo el espectáculo, y está bueno porque te hace ver un montón de cosas. Porque la competencia, y estar vos defendiendo lo tuyo, tu repertorio digo, más allá de la competencia, te hace cegarte y ahí los seres humanos lamentablemente no podemos disfrutar al otro. Además de que estás cansado, porque ensayaste muchas horas, durante tres, cuatro meses, y después estás en carnaval todas las noches, cantando siempre lo mismo, y tratando de que mejore. Estás metido en lo tuyo. Así que como que no tenés tiempo tampoco de ver a las otras murgas. Ahora yo, que no salgo, estoy yendo casi todas las noches al tablado con mi hija, más que nada para disfrutar con ella del calorcito, el verano, y ya que estoy miro, y miro con mucha tranquilidad, y estoy disfrutando, me gustaron como cinco murgas, o seis, o siete. Están muy buenas, la verdad. Vos tenés un gusto o preferencia por esa estética tradicional murguera ¿Cómo ves a las murgas actuales bajo esa lupa? Lo que pasa es que yo de lo que te puedo hablar es de unas características puntuales que han cambiado, que son muchas. La forma de canto por ejemplo. Hasta la murga más tradicional de ahora ya no canta igual a como era el sonido de murga que yo escuché en los 80. Eso ya se perdió. Tenés que agarrar y juntar a los tipos que salieron en esa época, que son tipos de 70 años, y por ahí podés volver a lograr el sonido ése. Sean los viejos Saltimbanquis que junta el Edén, o el que corre la cortina en el Teatro de Verano, el Esteban y el peladito Díaz. De murgas viejas quedan, a mi gusto, Marquitos Gómez, Julio Pérez y el Canario Villalba. Son las tres voces de murgas viejas que quedan saliendo hoy. El Negro Claudio, ponele que sean 20, pero no son más de 20 las que hay. Así que se pierde ese sonido. Cambió la murga. Ya en los 90 empezó a cambiar el sonido con la aparición de la Contrafarsa. Después, a mí me parece que ya la temática, la forma de hacer murga, el humor que se usa y las formas creo que fueron cambiando en todas las décadas porque la murga es el espejo de la sociedad. Entonces yo no puedo decir que eso está bien y aquello está mal. Ahora hay una forma de hacer murga que es mucho más dinámica, que tiene mucha información. Es como la televisión la murga ahora. Como el videoclip, una imagen atrás de la otra, una palabra atrás de la otra, es una murga vertiginosa, sobre todo las murgas jóvenes, pero ya no podés decir que son jóvenes, porque los gurises de Metele que son Pasteles tienen todos 30 años. Vos no sos joven ya a esa edad. O sea, murga joven se inventó hace 20 años. En el 98 empezó el Tump a hacer los talleres de murga joven en los talleres Don Bosco, y de ahí salió Queso Magro, salió La Mojigata, que fueron las primeras murgas jóvenes que salieron en el carnaval. Los muchachos de La Mojigata tienen casi 40 años. Es un estilo de murga del siglo XXI, como era en los 80 decir tal murga es de La Unión, o tal es murga de La Teja. Ya casi no queda eso, ni los Diablos Verdes son ya murga de La Teja. Lo único que tiene de La Teja es el saludo y la retirada. Después el medio y el cuplé tienen esa dinámica de murga joven. La única murga clásica que hay este año son Los Patos Cabreros, que tienen a los mejores cantores, los de más experiencia, más trayectoria y más años en carnaval, y el letrista es Eduardo Rigau, que escribió a Los Arlequines en el 93, la Bohemia del 87, me acuerdo de niño. Ese es el único que sigue haciendo la murga clásica. ¿En qué va esa forma de hacer la murga clásica? Bueno va en hacer presentación, popurrí, cuplé con personaje central, digamos, con el coro respondiendo, y retirada. Eso es la murga clásica. Ahora es como una historia lo que presenta el estilo de murga joven. Después se dio como una mezcla, del estilo de murga joven pero con cosas de murga clásica. Agarrar las herramientas de la murga clásica, por ejemplo la musicalidad, un poco lo que hace Don Timoteo, ponele, con Pitufo y todos ellos. Vos agarrás la musicalidad de la murga clásica y hacés que la agilidad del espectáculo sea tipo murga joven. Eso es lo que se usa mucho ahora. Pero va cambiando todo. Siempre hubo cosas revolucionarias. No es que la murga joven revolucionó todo. No. En los 80 estaba la Antimurga BCG, que era la antimurga, no tenía nada que ver, subía con instrumentos. Sí pero no fue tan aceptada en esa época. Fue un poco expulsada del concurso. No sé si expulsada pero… el flaco Lamolle no quiso salir más, bueno, Falta y Resto fue recientemente autoexpulsada ¿me explico? Los reveses del Carnaval son duros. El Carnaval es sangre y arena.
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