Entre las muchas barbaridades que el candidato nacionalista dijo en el aburrido debate con Carolina Cosse, hubo una que me hizo despertar y fue la frase en la que lamentó el paro por el cual había “niños que queriendo ir a trabajar no pudieron”. De entrada, me puso en un dilema: ¿Es tonto, apoya la explotación infantil o cualquier cosa le sirve con tal de criticar el derecho republicano a la huelga?
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De inmediato -y como para despejar cualquier duda sobre los intereses que defiende- planteó: “Bajar los aportes al BPS para promover la construcción”. “Esa es la propuesta”. “Subsidiar el trabajo, porque si no terminamos subsidiando la pobreza”. Lo dijo desde el mismo partido que impuso el impuesto a los sueldos, aquel que iba a ser solo por un año. No contento con tanto disparate, sentenció: “La educación pública reproduce la desigualdad”. Y yo que pensaba que con planes como el Ceibal se buscaba la igualdad al permitir a niños y adolescentes acceder a una computadora, cosa que cuando gobernaron los rosados era un lujo exclusivo de las clases altas… Una y otra vez arremetió contra los sindicatos, la representación sindical en la educación, al Ministerio de Trabajo por defender a los trabajadores y no a los explotadores y a todos los países de izquierda representando fielmente con tal discurso oligárquico al partido que sacó de circulación a los Consejos de Salarios cuando tuvo el gobierno en sus manos.
Carolina demestó, gráfica en mano, que durante los dos períodos en que se suspendieron los Consejos de Salarios (en la dictadura y con el gobierno blanco) aumentó el PBI y bajó el salario real; mientras que con el FA, al aumentar el PBI, también aumentaron el salario real y las pasividades.
Al igual que para Talbi, su modelo es Chile y omitió recordar cómo los blancos celebraron hasta que les salieron llagas en las gargantas los triunfos de Macri en Argentina y Bolsonaro en Brasil. Tampoco mencionó a Paraguay, otro modelo admirado por su partido pero que ha dejado de ser conveniente mencionar desde que Oscar Andrade desnudó la explotación laboral y miseria que padece la mayoría de los trabajadores de dicho país.
Cuando el Guapo habló de inseguridad, Carolina le metió un palo hasta la laringe haciéndole acuerdo de que inseguridad también es la violencia doméstica contra las mujeres, tema sobre el cual, el Guapo no dijo ni una palabra.
Carolina dejó mucho que desear como oradora, ya que leyó o recitó de memoria la mayor parte de lo que decía; pero tuvo su punto álgido cuando enumeró algunos logros del Frente Amplio: en salud se logró un sistema integrado que revolucionó el sistema tanto en lo público como en lo privado; bajó a la mitad el índice de mortalidad infantil (algo muy importante porque antes, ese índice variaba de acuerdo a la zona en que se vivía y, por ejemplo, en Pocitos era de 6 y en Ciudad Vieja de 20); desaparecieron las muertes de mujeres por abortos clandestinos, recuperamos desde los escombros los hospitales públicos y nos encargamos de hogares que nunca nadie atendió. Tuvimos que crear un plan de emergencia que en principio iba a atender a 40.000 hogares y descubrimos que eran 100.000 los necesitados. Descubrimos que había un Uruguay que estaba condenado a la exclusión y que nunca había sido registrado; miles de compatriotas indocumentados, decenas de miles de personas que eran ciegas y que en realidad podían ver si accedían al tratamiento adecuado; 80.000 personas recuperaron la vista. También en educación hemos avanzado pese a la prédica deprimente. “Hay cosas maravillosas que pasan en la educación: ha aumentado la matrícula de la UTU en un 50 % (de una nueva UTU); una inversión en estructura edilicia que es más del 50 % de la estructura de la ANEP; la tasa de la universidad creció 50 %; más de la mitad de los universitarios son los primeros universitarios de su familia, tenemos la mejor educación inicial con universalización entre cuatro y cinco años, con una cobertura fabulosa a los tres años; el Plan Ybirapitá (porque el nuevo mundo es para todos); las multitudinarias olimpíadas de robótica, incorporación de plataformas de Matemáticas, enseñanza del idioma inglés, miles de jóvenes que se incorporan a la enseñanza media superior…
“Creo que hemos mucho y que falta mucho más y creo que los uruguayos y uruguayos merecemos la excelencia; pero no la excelencia para pocos: excelencia para todos”. “Hicimos cosas que parecían imposibles, como el Plan Ceibal, que fue una demostración de que los uruguayos, cuando queremos podemos”.
También hizo mención a que una cosa son los hechos y otra, la interpretación de los hechos. Tomando la copa que tenía a su lado, Carolina, señaló que el senador blanco prefería mirar la parte vacía; pero que ella optaba por la parte llena. “La palabra imposible, no va”. Cuando Larrañaga habló irónicamente del derecho a vivir en la calle, creado por el Frente Amplio, Carolina recordó que cuando se implementó el Plan Ceibal (hoy elogiado en todo el mundo) “desde al Partido Nacional se nos acusó de estar creando idiotas informáticos”. Posteriormente, recordó la inclusión de las personas inmigrantes, negras y discapacitas a nuestra sociedad, algo que jamás hizo el Partido Nacional. “Yo sueño con un país en que todos busquemos ampliar los derechos y temo a quienes solo buscan recortarlos”.
Tras esta andanada de avances indiscutibles, la réplica del nacionalista solo se basó en pedir el allanamiento nocturno, como si eso fuera la solución a todos los problemas. Lo entendería si fuera propuesto por un hombre de pocas luces como Manini Ríos, pero no de alguien que dice ser wilsonista.
El punto más impresionante de Larrañaga estuvo cuando dijo que “cada 40 minutos se cierra un tambo”. Guau!!! De inmediato saqué cuentas… Si el día tiene 1440 minutos, eso significa que a diario cierran 36 tambos y por año 13.140 y en 15 años el Frente logró cerrar 197.100 tambos. ¡Resulta que teníamos leche para abastecer a todo el planeta y no lo sabíamos! No hay lugar a una tercera interpretación: o es muy ignorante o es muy mala persona y le miente descaradamente a todo el Uruguay.
Dentro del cúmulo de mentiras que destiló durante el debate, el Guapo sentenció que el inversor no confía más en este gobierno. Por favor, que alguien le avise que en 2018 abrieron 15,000 empresas más de las que cerraron y le avise también a Starbucks, Lojas Renner, H&M y otras multinacionales que están dirigidas por idiotas.
Tal como recordó Cosse, tenemos que recordar el punto de partida. El Frente Amplio tuvo que arrancar con un país sumergido y arruinado, con un 40 % de su población en la pobreza, una desocupación del 17 %, ollas populares en miles de barrios y cadena de pagos cortada. A partir de ahí, el crecimiento económico llegó a duplicar al de nuestros vecinos y duplicó el promedio de América Latina. “En los 15 años de gobierno del FA, ni en un momento bajó el PBI; pero lo que es más importante, tampoco bajaron los salarios”.
Carolina también destacó el aumento del comercio exterior y cómo, sin desatender a los acuerdos regionales, abrimos otras puertas para que las crisis de nuestros vecinos no nos arrastren. Asimismo, recordó el impresionante plan de infraestructura: se abrieron rutas, escuelas, liceos, institutos terciarios y hospitales en todo el país; se cambió la matriz energética y se introdujo al Uruguay en los primeros lugares de tecnología digital a nivel mundial. Sin poder rebatir ni uno solo de estos datos, un Larrañaga tartamudeante apenas apuntó a criticar a Venezuela, Cuba y Bolivia. El remate de Carolina se dio cuando recordó que éste es un país más justo que aquel gobernado por blancos y colorados; aunque nos quieran convencer de que estamos peor que antes o que nada cambió, puntualizando sin embargo que: “Si somos de izquierda, no podemos estar conformes. Hay muchas más cosas que tenemos que hacer”.
Pero si ya Larrañaga me había asombrado con su dato de los tambos, me faltaba por digerir lo peor: el Frente Amplio es culpable de todas las personas que mueren por ACV. ¡Ah, bueno! Es como decir que el Frente es culpable de las personas que mueren porque al pasar bajo un balcón les cae una maceta encima. Afortunadamente, mucha de la gente que le apoyaba le ha abandonado y ya no corremos peligro de que llegue a la presidencia. Como todos los blancos, considera que el dinero gastado por el Estado para auxiliar a las familias que ellos dejaron padeciendo hambre y miseria, es despilfarro; pero no consideran despilfarro el hecho de subvencionar a los grandes productores rurales.
No conforme con toda la maledicencia volcada, repitió que la gente tenía que recurrir a la justicia para obtener medicamentos caros; lo que me hizo me hizo recordar que hasta 2005 el Estado no pagaba ni una moneda en los tratamientos de alto costo. En 2006 el Frente creó el SNIS y, desde entonces, el apoyo estatal del Estado para este rubro no paró de crecer. En ese año, el aporte público fue de 138 millones de pesos para beneficiar a 417 personas, mientras que en 2017 se llegó a 1.117 millones para apoyar a 1.200 compatriotas. Omitió referirse a la universalización de la salud y la entrega gratuita de medicamentos, quizá (y sin quizá) esperando que la gente no recuerde cómo avanzamos en eso.
Queda claro que Carolina no es buena oradora; pero sí que es buena administradora y, más importante que eso, muy buena persona, lo que no podemos decir de Larrañaga, que no solo comenzó abriendo el fuego con mentiras, sino que terminó haciendo un ataque rastrero cuando Carolina ya no tenía oportunidad de rebatirlo. Mala persona; poco caballero y manipulador barato de la opinión pública. Lo más patético es que todavía no comprende por qué Sartori lo pasó como a un poste y sin mirarlo, ya que su objetivo es el otro.
Mientras él se dedicó a criticar; Carolina expuso los logros y proyectos. Mientras ella hablaba de tecnología, desarrollo y crecimiento solidario, Larrañaga hablaba de militarizar al país y defender la Ley de Caducidad, esa ley con la cual el Partido Nacional protegió a violadores, torturadores, asesinos y secuestradores de niños.
Siempre recuerdo con tristeza la última pelea de Mike Tyson, donde coincidí con todos los analistas del mundo del boxeo al concluir que se había ganado solo. Larrañaga me hizo pensar en él. Se ganó solo. Se mostró antipático, torpe, tonto, mal informado y mentiroso. La verdad, dio pena. Mike Tyson tuvo la claridad suficiente como para decir: “Me retiro; no quiero seguir haciendo daño a un deporte que amo”. Ojalá el “Guapo” tenga la misma grandeza y se dedique a consentir a sus nietos, porque su oportunidad ya pasó, ya fue; mostró, demostró y ratificó que ya nada bueno tiene para ofrecerle al país. Ustedes creerán que se los digo con placer. Aunque nadie me crea, se los digo con tristeza. Nunca me gustaron los ocasos.
Carolina no tiene la habilidad de Oscar para el debate; pero ambos tienen algo en común: los datos irrefutables de los avances históricos dados por el Frente Amplio. Cualquiera de los cuatro frenteamplistas que gane el 30, tendrá el apoyo de los otros tres candidatos desde el primer minuto; pero ya sabemos (y porque ellos mismos lo han dicho una y otra vez) que entre los blancos la cosa será muy diferente.
Carolina no brilló (y su oponente, menos) como oradora espontánea; pero sí por los datos contundentes e indiscutibles que manejaba. Ella puede aprender el arte de la elocuencia y podemos esperarla; pero lo que no podemos esperar es que su contendiente se convierta en buena persona. La rectitud no se proclama; se practica. La honestidad intelectual no se festeja; se la demuestra.
Hubo un tiempo en que tuvimos adversarios dignos en el Partido Nacional.
Hace mucho, mucho tiempo…