Desde hace dos semanas, la fiscal Alicia Ghione y su equipo trabajan sin pausa. Recibieron la información de los audios de los teléfonos que fueron incautados a los policías Carlos Tarocco, Federico Rodríguez y el intercambio con los del formalizado Gustavo Penadés. Según pudo saber Juana, el contenido de los celulares es enorme y ha aumentado sustancialmente la carpeta investigativa. A partir de ella, la Dra. Alicia Ghione realizará nuevas indagatorias antes del inicio de la feria judicial mayor, que comienza el próximo 24 de diciembre al cierre de la jornada laboral.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Hagamos un poco de historia y vamos por partes.
Amigos son los amigos
Cuando el exsenador blanco se vio acorralado, comenzó a decir que era una causa armada. En esos días apuntó a Jonathan Mastropierro como el ideólogo de un plan para tumbarlo. Así fue que montó un verdadero comando paralelo en su casa del Parque Rodó. Para hacerlo posible contó con la ayuda incondicional de su hermana Mariana Penadés Etchebarne, quien, desde el 18 de agosto de este año, fue su nexo con el mundo exterior. No olvidemos que ese día Gustavo Penadés se quedó sin celular.
Juana sabe, porque lo vivió en carne propia, que para comunicarse con el entonces senador, suspendido en sus fueros, pero senador al fin, había que comunicarse al mail de su hermana o llamar a su celular y esperar la respuesta también desde su teléfono. Mariana Penadés fue el contacto permanente para armar el equipo de trabajo que Gustavo creó para realizar una verdadera estafa procesal.
Uno tras otro fue solicitando favores. Así logró el apoyo de los funcionarios históricos de su despacho, Graciela del Vecchio y Horacio Tejera. A estos, como ya sabemos, les exigió información reservada del Registro Nacional Electoral. También les solicitó que consiguieran partidas de nacimiento, fotos del archivo patronímico y todo lo que estuviera al alcance, con un único fin: correr el velo de la debida reserva de los denunciantes.
Esta jugada de Penadés fue en verdad maquiavélica. Basta leer la sentencia interlocutoria de segunda instancia del Tribunal de Apelaciones en lo penal de 4º turno (556-46/2023) para imaginar que Gustavo Penadés sabía sobradamente quiénes eran las víctimas que lo denunciaron y que él escuchó en las declaraciones anticipadas que se celebraron en el juzgado de la Dra. Vargas.
Después vino la necesidad de Penadés de conectarse con policías y, según informó Juana, lo hizo a través de un viejo amigo: el funcionario del Poder Legislativo y del Parlasur, Diego Cuiñas. Cuiñas y Penadés. Hace más de 20 años que se conocen… A Penadés alguien le contó que el director del Comcar, Carlos Tarocco, era la persona indicada para tener noticias frescas de Jonathan Mastropierro, y también le soplaron al oído que el veterano policía estaba vinculado a la masonería.
El periodista Eduardo Preve sostiene que Gustavo Penadés recurrió a la ayuda de su viejo conocido Diego Cuiñas porque está vinculado a la masonería.
Todo parece indicar que Cuiñas ayudó a Penadés. Según el entrecruzamiento de información en poder de la Fiscalía, surgen contactos y nexos de ambas partes.
Según un informe publicado por Caras y Caretas del periodista Ricardo Posse, Diego Cuiñas, casado y padre de tres hijos, en el año 2012 fue descubierto por la policía en su coche particular con otro masculino, lo que motivó un escándalo de proporciones que se supo en el Palacio Legislativo. En ese año Gustaco Penadés ejercía como senador y Cuiñas era directivo del Empole (gremio que nuclea a los funcionarios del Parlamento) y desempeñaba funciones en el área de informática de la Comisión Administrativa.
Pienso
Carlos Tarocco aceptó colaborar con el exsenador blanco. Para ello se valió, además, de la ayuda de un subalterno, Federico Rodríguez.
Según la sentencia del Tribunal de Apelaciones de 4º Turno a la que Juana tuvo acceso, éste ratificó la decisión de la jueza de Primer Turno por un delito continuado de cohecho calificado en reiteración real con reiterados delitos de revelación de secretos, habida cuenta de que la Fiscalía de la Dra. Ghione logró reunir la evidencia suficiente sobre la comisión del delito y la identificación de los presuntos responsables.
Del contenido del celular de Tarocco y de Rodríguez surge claramente el plan armado. Es decir, investigar a Mastropierro. Se pudo probar la existencia de varias reuniones en ese sentido, el uso de recursos estatales para la investigación, la vigilancia y pesquisa contra varias personas, incluyendo el entorno del adolescente de 17 años asesinado en Sayago en abril de este año, días antes de que se iniciara el caso.
La idea central era apretar a Mastropierro, a tal extremo que intentaban por todos los medios asustarlo para que diera el nombre de las otras víctimas.
Rodríguez y Tarocco llegan a compartir fotos de las víctimas, partidas de nacimiento, testimonio de las mismas, información policial. Por lo que se pudo conocer del análisis del celular del exsenador, la gravedad del hecho es enorme. Lo que se pretendió con esto fue ubicar a las víctimas, amedrentarlas y lograr, en definitiva, estafar a la Justicia.
Tarocco llegó a más para complacer a Penadés. La fiscal Ghione pudo constatar que una víctima en el caso fue trasladada de la Unidad 1 de Punta Rieles que dirigía el excomisario, como forma de tenerlo más cerca y controlarlo mejor.
Tarocco y Rodríguez no escatimaron esfuerzos para lograr el objetivo deseado, a tal punto que, cuando la información escaseaba, Tarocco llegó a decir a su ayudante “ponele un pienso, Fede”, para que agudizara la creatividad en busca de vínculos entre las víctimas de Penadés y Mastropierro.
En un largo informe publicado por el diario El País el 25 de noviembre, se establece que Tarocco y Rodríguez buscaron probar delitos de víctimas que denunciaron a Penadés. En el mismo se analiza pormenorizadamente la historia policial de Jonathan Mastropierro y se omite que, en el caso que nos ocupa, Jonathan Mastropierro es víctima.
Meses antes de ser imputado, Tarocco se valió de varios policías subalternos para seguir a Mastropierro por todo Montevideo. Cuando se le ha consultado por qué lo hizo, insiste en decir que era un viejo conocido de la policía y que por eso lo seguía controlando. A tal extremo que, para cumplir eficazmente con el pedido del exsenador blanco, Tarocco llegó a pedirle a Rodríguez que se vinculara con Mastropierro, incluso con técnicas de seducción. El policía procuró hacerlo. El objetivo era tener información sobre el entorno del joven en general y del caso Penadés en particular.
Según relata el periodista Eduardo Barreneche en su nota del matutino El País, un día, mientras almorzaban en un hotel, Mastropierro se concentraba en su celular y Rodríguez aprovechó a sacarle fotos y enviárselas a Tarocco como prueba de que estaban juntos.
Según lo explicitado en el informe, el policía le dijo luego a su jefe que Mastropierro le contó que habían elegido a Penadés porque debía ser “alguien conocido. No podía ser cualquier pelagato”.
Juana, que para este informe se entrevistó con Jonathan Mastropierro (ver recuadro), le consultó si ese encuentro había existido y si esa respuesta era de su autoría. Mastropierro no negó que conoce a Federico Rodriguez. Le dijo que se reunió en más de una oportunidad con él. “Íbamos a ir a comer a Arcadia -en el Radisson-, pero llegamos tarde. Igual charlamos, pero jamás pude dar esa respuesta porque no es cierta”.
En la mira
Juana pudo saber por fuentes de Fiscalía que antes de comenzar la feria judicial serán varios los citados a indagatoria del caso Penadés. Todos los que, de una manera u otra, lo han ayudado en esa investigación paralela que llevó adelante, montando un verdadero comando desde su apartamento con vista al Parque Rodó.
En la sentencia del Tribunal de Apelaciones se explicita que las víctimas, todas, le tenían miedo a Penadés. Y Juana se atreve a decir que quienes le ayudaron en esta investigación paralela, también. Todos le debían algo. Y Penadés se los recordó uno a uno cuando les fue pidiendo su colaboración.
Hoy están todos en la mira de la Justicia. Una vez más, la investigación del caso Penadés deja al descubierto, no sólo los crímenes de un pedófilo, sino el uso y abuso que, como figura central del poder político en los últimos 25 años, hizo en varias oportunidades de los recursos del Estado.