Cierran grandes centros comerciales

Aunque Tienda Inglesa nació en 1866, con un local en la calle Juan Carlos Gómez, a pocos metros de la calle Sarandí, no era el supermercado que hoy conocemos. En los años 1950 y 1960 eran populares la galerías comerciales que poblaban, sobre todo, la avenida 18 de Julio, en Montevideo.

A principios de los años 60 aparecieron en Uruguay las primeras grandes superficies que compitieron con las viejas grandes cadenas Manzanares y Almacenes Toledo, con alrededor de una centena de sucursales en todo el país.

El primer supermercado Disco fue inaugurado en 1960 en Montevideo. Es la cadena de supermercados más grande de Uruguay. Una cadena argentina también llamada supermercados Disco fue propiedad desde 1961 hasta 1984 de Supermercados Disco del Uruguay, que terminó vinculada a la histórica familia Peirano.

No fue hasta 1985 que apareció el primer shopping en Montevideo, Montevideo Shopping Center, allí donde estaba el viejo hospital Fermín Ferreira, que fue derribado.

La creación de este primer centro comercial constituyó un gran cambio en los hábitos de los montevideanos, acostumbrados a ir de compras y pasear a 18 de Julio, ya que algunos años más adelante llegaron otros establecimientos en distintos puntos de la ciudad, cambiando la fisonomía de Montevideo, consagrándose la multiplicidad de zonas comerciales.

El primer shopping uruguayo

La arquitectura del primer shopping uruguayo estuvo a cargo del estudio Gómez Platero y López Rey, con intervención del ingeniero Eladio Dieste en la original estructura de ladrillo. La idea original fue del contador Luis Eugenio Lecueder.

Eladio Dieste fue un genio uruguayo, creador de la bóveda gausa, en cerámica armada. Un techo que por su forma curva en ambos sentidos, es capaz de salvar luces muy importantes.

Dieste realizó una vasta cantidad de obras en todo el país y en el extranjero, un enorme galpón en el puerto de Montevideo, el actual depósito de Conaprole en ruta 5 (ex Central Lanera) y la iglesia de Alcalá de Henares en España.

El final de los centros comerciales

Los analistas aseguran que es el comienzo de una espiral descendente que contagiará a toda Europa.

El comercio mueve el mundo y no ha parado de desarrollarse y cambiar desde el inicio de la humanidad. Comenzaron a desaparecer pequeños comercios y a crecer grandes recintos en los que convivían decenas de tiendas y bares. Como siempre, “el pez grande se come al chico”. Sin embargo, la evolución de la tecnología ha llegado para cambiar el comercio una vez más.

El comercio online está en auge y no parece que vaya a detenerse. Los beneficios que los usuarios encuentran son muchos. En estos días hemos vivido el famoso Cyber Lunes con descuentos de hasta 60%, en su décima edición, con ofertas del 3 al 5 de junio.

El ahorro de tiempo que supone comprar desde la computadora de casa o en el celular a golpe de clic es considerable si se compara con tener que desplazarse a la tienda. Quizá por ello el sector logístico avanza sin frenos.

Todo esto está dando como resultado el cierre de gran parte de los centros comerciales construidos en la década de los 90 y en los primeros años del siglo XXI. Un nuevo estudio pronostica que uno de cuatro centros comerciales activos cerrará durante el próximo lustro en EEUU. Es decir, de los 1.200 centros que tiene el país americano, 300 cerrarán. Además del crecimiento del comercio online, las previsiones económicas que anuncian una desaceleración en 2019 y una recesión en 2020 jugarán un papel clave.

En Europa sucederá algo parecido. El último estudio del banco suizo UBS ha puesto en jaque las superficies comerciales de Francia. Señala que en 2021 la quinta parte de las tiendas que albergan los centros comerciales cerrarán. “Es el comienzo de una espiral descendente que puede terminar con la muerte de muchos centros comerciales”, aseguran los analistas de UBS. Los efectos de la revolución en el comercio ya se notan y los cambios para adaptarse al nuevo contexto se suceden a toda velocidad.

Las vacantes en los centros comerciales franceses han alcanzado una tasa de 11,2% y llevan un ritmo que, de mantenerse, cumpliría con la predicción de enero de 2018 de UBS de 20,6% para finales de 2023. Las recientes protestas de los “chalecos amarillos” también han provocado más cierres de tiendas, dijeron los analistas. El crecimiento de las ventas por internet agravará el problema.

Carrefour SA y Maisons du Monde SA se encuentran entre los minoristas franceses con una fuerte presencia en centros comerciales en la periferia urbana afectados por las protestas de los chalecos amarillos en los últimos meses.

El malestar social es probable que acelere el declive del modelo de hipermercado, según Invest Securities, y los “problemas estructurales” de este formato se encuentran entre las razones que Standard & Poor’s aludió para rebajar su calificación de la deuda a largo plazo de Carrefour el pasado viernes.

El imparable e-commerce

En Estados Unidos y Reino Unido el comercio online está teniendo un crecimiento anual medio de 15%, pero en España está siendo superior a 20%, aunque “su penetración en el mercado es mucho menor, representando solo 4% de las ventas minoristas”, señala un estudio de la consultora CBRE.

Sin alcanzar los niveles de disrupción de Amazon Go, la innovación está arribando a las tiendas argentinas también. Desde la automatización de tareas hasta la personalización de las ofertas, pasando por la incorporación de personal shoppers.

La apertura a principios de año 2018 del primer local de Amazon Go, un autoservicio que funciona sin empleados ni cajas y en el que todas las operaciones se canalizan a través del celular, fue interpretada por muchos como la señal de que el futuro ya llegó a las góndolas de los supermercados. Sin embargo, no hace falta viajar a Seattle (EEUU) para descubrir cómo la tecnología está cambiando la manera en que se hacen las compras aun en un mercado tan lejano de Silicon Valley como el argentino.

Desde la automatización de todo tipo de procesos en las tiendas hasta la aplicación de herramientas que facilitan la personalización de las promociones, pasando por el desarrollo de propuestas de marketplace o la popularización de aplicaciones que permiten tercerizar los envíos, las cadenas de supermercados locales están incorporando tecnologías que prometen revolucionar el negocio del consumo masivo.

La transformación digital no está siendo impulsada solo por las empresas, sino por el propio consumidor, que está cambiando sus hábitos de compra. Hoy, el consumidor no ve barreras entre el mundo físico y el online al hacer una compra, y los jugadores que se den cuenta de esta situación son los que van a ganar.

Desde inicios de 2017, la tendencia predominante a concretar compras familiares para consumo periódico -diarias o semanales- dio lugar a una guerra de minimercados, que afloraron como potenciales competidores de los super e hipermercados, inclusive de sus propias marcas.

Hasta entonces, las diez cadenas supermercadistas más grandes de Argentina concentraban 55% de las ventas totales de alimentos en el mercado minorista, contra 40% en 2005. El resto quedaba a cargo de los pequeños comercios barriales, incluyendo los denominados “supermercados chinos” -con más de 10.300 puntos de venta y una participación de 18%-. Por otra parte, las cadenas “mayoristas” comenzaban a competir directamente con los super e hipermercados, registrándose un cambio de modalidad de compras que prioriza proximidad y precios.