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Columna destacada | Argentina | América Latina | Milei

Triunfos populares en Guatemala y Ecuador

Argentina se tragó un puercoespín: ¿Lo evacuará en octubre?

No todo está perdido. Faltan casi dos meses para el 22 de octubre. Milei solo se impuso por un 2,86 % de diferencia con UP.

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Caras y Caretas Diario

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América Latina, nuestra Patria Grande, está asombrando a un mundo donde el neofascismo se abre paso por doquier, ocupando gran parte de Europa y otros lares. En sólo 7 días tres elecciones conmovieron el esqueleto político de nuestro continente. A las elecciones internas argentinas, donde dos de las tres opciones se inclinaron por la ultraderecha, le siguieron dos comicios que tiñeron de izquierda el mapa de nuestra América, la pobre. En Guatemala, por primera vez en 69 años, la izquierda recuperó el poder en manos de Bernardo, el hijo del héroe de la revolución del 44, Juan José Arévalo, el primer presidente elegido democráticamente en ese país, exiliado en Montevideo tras el golpe de la CIA encabezado por Foster Dulles y su marioneta, el coronel Carlos Castillo Armas, que derrocó al “soldado del pueblo” Jacobo Arbenz, sucesor en el cargo de Arévalo. Y en Ecuador, la economista y abogada Luisa González, candidata de la emancipadora Revolución Ciudadana, liderada por el expresidente Correa, triunfó en primera vuelta con un 10 % de votos de ventaja sobre su competidor, el joven millonario bananero de 36 años, Daniel Roy-Gilchrist Noboa.

De esta manera, al día de hoy, al contrario de lo que viene sucediendo en Europa y puede ocurrir en EE. UU., la izquierda y/o centro izquierda triunfó en los comicios de 13 naciones de América Latina, en un total de 19 países, no contamos la situación especial de Haití y ubicamos en disputa el golpe de Estado contra la centroizquierda peruana que ganó en elecciones limpias un poder legítimo, arrancado por la fuerza.

De esta manera, nuestra Patria Grande se ha convertido en el único continente de izquierda en el mundo entero. Gobierna sobre el 95,86 % de nuestro territorio latino, 18.784.600 km2 en un total de 19.595.400 km2 y sus políticas inciden en la vida del 94 % de los latinoamericanos, 592 millones de seres humanos en un total de 630 millones que viven en nuestras patrias.

Solo quedan fuera de sus ideas igualitarias 6 Estados. Los gobiernos centristas de Panamá, Costa Rica y República Dominicana que han suavizado sus políticas neoliberales y han rechazado algunas de las órdenes imperiales y los tres gobiernos de la derecha neoliberal, El Salvador, Paraguay y Uruguay, éste último donde la izquierda es favorita, por ahora, en las encuestas para vencer a la centroderecha gobernante el año próximo. De todos modos, estos tres últimos rincones del neoliberalismo puro y duro solo representan el 2,60 % de nuestra América Latina.

Pero dejemos de lado por un instante las merecidas fanfarrias del júbilo por los dos nuevos países que se sumaron o se sumarán (balotaje ecuatoriano mediante) a la utopía realizable de ese sueño milenario de justicia y libertad, y miremos hacia Argentina, esa cuna de cultura, ciencia y trabajo, otrora la Atenas de América y la quinta potencia económica del mundo, hoy a punto de ser fagocitada por la nueva derecha dirigida por un redivivo flautista de Hamelín que los encanta con sus notas disonantes y los dirige mansamente hacia el abismo. Qué personaje se perdieron los hermanos Grimm.

Esta nota solo se centrará en los asombrosos resultados de las primarias en nuestro fraternal país.

El mayor prestidigitador argentino se apropió de un inusual oxímoron: el capitalismo anarquista

“Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda”, la oración del fabulista francés Jean de La Fontaine me viene de perlas para analizar el tsunami de la rabia que arrasó en las PASO a la sociedad argentina, surfeado por Milei, el mayor prestidigitador de la región, un esperpento digno del pincel de Francisco de Goya y Lucientes.

El incendio social que modificó el paisaje cultural argentino el domingo 13 de agosto pasado, protagonizado por el líder de un inusual oxímoron identificado con el capitalismo ácrata, nos obliga a no amordazar los hechos, a bucear en los cromosomas del alquimista, a intentar comprender la urdimbre conceptual de esta catástrofe cultural.

No es la respuesta sino la pregunta donde reside la fuerza de la inteligencia.

Busquemos entonces el por qué del cómo.

No se puede mirar el horizonte sin saber dónde se pisa.

¿Cuál es entonces el epítome de ese ser distópico, que habla con sus canes muertos en sesiones de espiritismo, bautizado hace 52 años con el patronímico de Javier Milei?

Lo primero que surge como un clamor es que es un ser apocalíptico que quiere transformar a su nación en un erial, para luego refundarla sobre las bases del capitalismo ácrata que él pregona sin definirlo de esa manera. Porque lo de ácrata no se lo lleva.

No nos equivoquemos, su discurso no lo cree ni él mismo. Y sabe que jamás podrá llevarlo a cabo. Es un economista inteligente, ambicioso, enfermo de poder y narcisismo que, sin un solo voto de apoyo construido en el pasado, descubrió la fórmula del hechizo: ser dueño del voto bronca, del voto irascible, del voto rabia, del voto emocional, del voto que pasó del “que se vayan todos” al “hay que destruirlo todo, que no quede nada en pie”, aunque nada de esto se concrete. Su ideología es pura copia del movimiento paliolibertario que fundaron los estadounidenses Murray Rothbard y Lew Rockwell en 1989, centrado en el populismo de derecha para romper, como ellos lo definían, “el reloj del socialismo” que se predica en un “púlpito diabólico”. Las ideas de ese movimiento que dejó de existir en 1999 al fallecer su fundador Rothbard, fueron adoptadas superficialmente en el discurso de Donald Trump en 2016 y mal esbozado por Bolsonaro.

Es un mentiroso serial y, si no lo fuera y creyera en lo que dice, sabe que ni una sola de sus promesas será aprobada por un parlamento donde se convertirá en el mejor de los casos en la tercera minoría dada la especial forma de renovación parcial del parlamento argentino. La mentira, cuanto más grande sea, con más funcionalidad rueda y sobre todo cuando cae en una sociedad y en una opinión pública tan incrédula de todo como dispuesta a creer las mayores desmesuras, cuanto más grotescas mejor.

Aprendió del canciller del Tercer Reich, sin compartir su ideología, que en una sociedad que él la percibe como la República de Weimar, un osado advenedizo con un discurso rupturista, con argumentos ad nauseam, con un lenguaje de desecho, pero dando esperanzas a quienes todo lo han perdido, puede hacerse del poder con cierta facilidad. Hitler lo logró sin tener el apoyo de la alienación tecnológica digital, sin la existencia de las redes sociales, los robots y la inteligencia artificial, que en forma eficaz fue utilizada por Milei para alcanzar el 30,08 % de los sufragios en las internas de los partidos. Las redes sociales y los trolls que usó Milei decretaron el reinado de la emoción engañosa y la muerte de la razón, Kant fue considerado un pordiosero de ideas y la inteligencia… “la dan por moneditas”. El otrora pésimo arquero de Chacarita y cantante de un rock desafinado fue tan osado que hasta se apropió de una noble bandera en la que jamás creyó, la bandera de la libertad verdadera, la bandera de los Gracco, de Espartaco, de la Revolución Francesa, de la Comuna de París, de Marx y Engels en su manifiesto de 1848. Y ahora todos debemos hablar del libertario en lugar del esclavista de homos no tan sapiens.

“La justicia social es el cáncer de Argentina y basta de que el Estado robe a los ricos para dárselo a los pobres”

Analicemos la distopía del genial ilusionista que se apropió del hartazgo y modificó, por ahora, los patrones de la ética y la estética de una sociedad en crisis.

Ante el clamor de sus seguidores, multitudes empobrecidas, clase media baja y unos pocos riquillos que apostaron al tanto peor tanto mejor, vociferó sus consignas: “La justicia social es el cáncer de la Argentina”, “los políticos de la casta utilizan al Estado para robar a unas personas para dárselo a otras”, traducido, le roban a los ricos para dárselo a los pobres y hay que terminar con que los pobres le sigan robando a los ricos a través del Estado. Y los pobres aplaudiendo a rabiar porque ataca a los políticos, cuando Milei es un admirador de Macri, también político clásico defender de un sistema prebendario, que además endeudó a todos los argentinos en el empréstito más grande otorgado por el FMI en toda su historia, cuyo pago de intereses hirió de muerte a las políticas sociales del kirchnerismo. Empréstito utilizado para beneficiar a sus amigos y aliados del poder económico dominante, del que fue su pulmón más intenso, desde la época de Marcelo Torcuato de Alvear. Pero sigamos con las ideas del motosierrero, ratificadas en la celebración de su triunfo: “Estamos ante el fin del modelo de casta, basada en esa atrocidad de que donde hay una necesidad nace un derecho”, idea aplaudida a rabiar por una multitud de simpatizantes, al grito de “la casta tiene miedo, la casta tiene miedo”. De no creer. Los aplausos… digo.

En su programa, para que no queden dudas, afirmó que “al Banco Central hay que volarlo por los aires”, desprotegiendo a todos los ahorristas y permitiendo que los ahorros sean invertidos por la banca sin control alguno. A lo que añade su amor por las criptomonedas que el Banco Central rechaza. La criptomonetarización de la Argentina es otra idea que le entusiasma. En su montaña rusa de propuestas prometió eliminar nada menos que los ministerios de Trabajo, de Salud y de Cultura, junto con otros 8 ministerios más, limitando los estatutos laborales, favoreciendo la privatización de la salud y de la enseñanza, cerrando el prestigioso Conicet.

No contento con el delirio, anunció la apertura total de las importaciones, asfixiando a la mitad de las Pymes, dejándolas fuera de competencia, hundiendo el mercado interno y los comercios y la industria nacional que satisfacen ese mercado.

Sobre el FMI explicó que ese organismo cuya política es prestar poniendo una argolla de acero a los planes sociales, se quedó corto en su pedido de ajuste del 1.9 % del PBI. Muy orondo adelantó que él realizaría un asfixiante ajuste del 15 % del PBI. Sin palabras.

Y para complementar el shock reveló que terminaría con la obra pública, enviando al destierro laboral a la mitad de los trabajadores de la construcción.

En materia de comercio internacional declaró que romperá con el Mercosur, perdiendo a Brasil, su mejor socio, y que, como Estado, jamás negociará con un gobierno comunista como China, país que le compra el 95 % de la producción de soja y es la segunda economía en el mundo convertida en la gran locomotora económica de América Latina. Y para que no queden dudas afirmó que sus socios serán EE. UU. e Israel.

Y, finalmente, la frutilla de la torta: la dolarización. La misma que propuso Martínez de Hoz, el delfín de la dictadura en 1979, que ni los militares se animaron a implantar. Para que ello ocurra primero tendrá que decidir una mega devaluación que terminará de disolver los salarios populares, desatando un terremoto social como pocas veces se habrá visto en Argentina. La pobreza aumentará exponencialmente. La mayoría de los economistas argentinos, de distinto signo político, coincidieron en que la dolarización destruirá el 50 % de la producción nacional.

Nadie se animó a tanto desatino y por eso el voto suicida lo acompañó sin análisis alguno.

No nos olvidemos de sus restantes amenazas: reprimir la protesta, ignorar la existencia del terrorismo de Estado tal cual declaró su compañera de fórmula, Victoria Villarruel.

Sin contar el permiso para vender órganos vitales y la derogación del matrimonio igualitario y también del derecho al aborto.

Solo le faltó a Milei introducir en su programa la opinión del siniestro Almirante Massera sobre la crisis en el mundo: “Los culpables de esta situación en la humanidad son tres hombres, Marx al poner en duda la propiedad privada, Freud al destruir los valores de la familia y Einstein con su absurda teoría de la relatividad”.

Gramsci: “El viejo mundo está muriendo y el nuevo mundo lucha por nacer, ha llegado el momento de los monstruos”

Cuando en 1979 el expresidente Cámpora presentó en el exilio mexicano, en la Felap, mi libro “Después de la derrota”, recogió una oración de Gramsci que yo había publicado en esa obra, refiriéndose a las dictaduras del Cono Sur. Aproveché mi exilio para zambullirme en Gramsci que inspiró mi libro pese a que en la década del 70 no estaba muy difundido su pensamiento. Reproduje del profundo filósofo comunista: “El viejo mundo está muriendo a distancia y el nuevo mundo lucha por nacer, ha llegado el momento de los monstruos”. No sabía en 1979 qué debía haberme guardado ese gramscianismo para estas épocas indescriptibles donde Trump, Bolsonaro, Víktor Orbán, Giorgia Meloni, Morawiecki y muchos más, y ahora el más incontinente de todos, se abren paso sin piedad alguna.

El triunfo temporal del voto masoquista solo es explicable por 5 razones: 1) la gran abstención de ciudadanos más apegados a la razón que a la emoción que no estaban contentos con ninguna de las tres opciones y que reservaron su voto para octubre; 2) el voto de gran parte del 40 % de pobres y un gran porcentaje de trabajadores precarizados, que Macri devolvió a la pobreza que había sido erradicada en los primeros gobiernos de Néstor Kirchner y su esposa Cristina y que el gobierno de Alberto Fernández no pudo impedir, entre otras cosas, por el acuerdo de pagos al FMI. A Milei no lo votaron los ricos, tuvo bajos guarismos en Recoleta y Barrio Norte, lo votaron los pobres con excelentes números en La Matanza, en Villa Soldati y en las provincias del interior más pauperizadas. 3) El voto rabia y antisistema sólo tenía dos espacios para hacerse sentir: Milei o Bullrich, pero Bullrich era menos rabiosa y además tenía la antitetánica en la mano. Milei era más creíble como predador, y por eso optaron por Terminator. Eligieron la motosierra sobre la dinamita porque la dinamita de Bullrich destruye ordenadamente y a distancia, la motosierra de Milei destruye sin ton ni son, todo lo que se ponga a tiro del que la porta. 4) No era un voto decisivo. Nada se definía en la instancia de las PASO en el espacio conducido por Milei. No competía con nadie, solo servía para decirle a la sociedad que estaban disconformes con todo y con todos. Escupieron el rostro de “La Casta” sin tocar el rostro de los que en 1966 en los diarios uruguayos Extra, De Frente, Ya y otros más que nos clausuraron, bautizamos con el vocablo “La Rosca”, a la oligarquía dominante que estrangulaba las necesidades del pueblo trabajador. Y ese término fue internalizado por el pueblo que lo grabó en las paredes y en las almas. Casta y Rosca son dos conceptos distintos. Estos condenados al peor de los castigos, a la tragedia del desempleo, la mayoría jóvenes, a los que se sumaron los precarizados calculados en 8 millones de subtrabajadores, los pobres de toda pobreza, pequeños empresarios acorralados por impuestos que no pueden pagar, sabían que con su voto a Milei se sacaban las ganas. No perdían nada. Y en octubre donde se jugaría la final, verían qué les convenía hacer. 5) La última explicación, sin una prueba contundente, es que vieron pero no escucharon. Vieron el show de Milei, su estética rebelde, su furia, su desenfado, pero no escucharon las distopías que profetizaba o no querían escuchar ni entenderlas. Oyeron pero no escucharon. Y el precio que tuvieron que pagar era tragarse ese puercoespín. Lo que puede hacer un puercoespín en el intestino político de los ciudadanos no se lo deseo a nadie, pero para esos 7 millones que lo acompañaron en su delirio, París bien valía una misa, un puercoespín bien valía el pavor producido en el sistema. Porque realmente ese pánico se produjo.

A medida que escribo, pienso en “no llores por mí, Argentina… llora por ti…”. No se merece ese país que fue considerado la Atenas de América Latina, que venga un redivivo Jerjes a expulsar a Pericles, el de “el siglo de Pericles”, para instalar un oscurantismo que niega los valores que la convirtieron en nación. Un país que en la década del 40 fue la quinta potencia económica del mundo, que actualmente sigue siendo el granero de la humanidad alimentando a 420 millones de seres humanos, reconocido en la literatura mundial por el genio de Borges y esa biblia de los marginados que fue el Martín Fierro de José Hernández, el país latinoamericano que más Premios Nobel ganó desde su creación, con 5 galardones, 3 de ellos en Medicina, Fisiología y Química, con una de las figuras femeninas más recordadas por su épica política, Eva Perón, con un héroe nacional, José de San Martín, reconocido como uno de los 5 genios militares de todas las épocas, comparado con Aníbal, Julio César, Alejandro Magno, Napoleón; un país que brilló en todos los deportes teniendo en sus entrañas a los dos más importantes futbolistas de todos los tiempos, Diego Maradona y Lionel Messi, y al primer quíntuple campeón del mundo en automovilismo, Juan Manuel Fangio, y títulos mundiales en basquet, boxeo, tenis; y un país donde nació el primer Papa no europeo del mundo, Francisco I, que además está siendo el gran reformador de un culto que profesan 1.300 millones de seres humanos. Qué tragedia la de nuestros hermanos argentinos.

Pero el susto aviva al mamado: las sociedades no se suicidan

No todo está perdido. Faltan casi dos meses para el 22 de octubre. Milei solo se impuso por un 2,86 % de diferencia con UP. Lo votaron 673.993 ciudadanos más que al peronismo y 424.506 más que al macrismo. La diferencia con el macrismo es solo de un 1,80 %. Mi pronóstico como periodista, además de mi deseo, es que Milei llegó a su techo por las razones anteriormente indicadas y obtendrá muy pocos votos más del conglomerado formado por los 11 millones y medio de ciudadanos que no sufragaron en las PASO en la mayor abstención registrada desde la caída de la dictadura. O el millón y medio que votó en blanco o anuló su voto, o los 600 mil ciudadanos que votaron a partidos que al no obtener el 1,5 % no competirán en octubre y en su casi total mayoría son de izquierda. De esos casi 14 millones de ciudadanos que no incidieron en las internas, si deciden votar en octubre los veo más inclinados a Rodríguez Larreta o a Massa, las opciones más moderadas, pero como Larreta no compite creo que hay buena chance para UP de pescar en esa pecera para superar el 2,86 % que le falta. Y, contra todas las encuestas, creo que el peronismo conducido por su ala izquierda, el kirchnerismo, en alianza con los gobernadores justicialistas no afines a esa hegemonía, a los que ya se unieron los grupos disidentes, con excepción por ahora de Schiaretti-Randazzo, no solo pasarán al balotaje, sino que pueden alcanzar el primer lugar, aunque por poca diferencia con Milei o con Bullrich. Todos los analistas coinciden en que los gobernadores peronistas que ya fueron elegidos no desarrollaron sus músculos en estas PASO donde no estaba en juego nada. El 22 de octubre estarán en juego sus legisladores provinciales y su vida política se decidirá en esas urnas. También creo que Patricia Bullrich no tendrá todos los votos de Juntos por el Cambio y que Milei, con el cual está enfrentada en forma terminal, no la ayudará en nada. No la tiene fácil la candidata de la ultraderecha racional apoyada por el impopular Macri y con un Larreta lastimado que aún no restañó sus heridas.

El resultado de octubre, por lo tanto, es incierto. Y en el balotaje dependerá si es Massa contra Bullrich o Massa contra Milei. Si es Milei contra Bullrich otras serán las preguntas de la etapa.

Hasta ahora venimos oyendo los acordes de dos grandes tangos, “Cambalache” donde se mezcla “la biblia y el calefón” y “vale lo mismo un burro que un gran profesor”, y el tango “Fangal” con su “todo viene en falsa escuadra”, lo que no debemos hacer es entonar “Cafetín de Buenos Aires” con aquella depresión del “se entregó sin luchar…”.

Las sociedades no se suicidan. Primero hay que identificar la contradicción principal. En la primera vuelta creo que es Unión por la Patria contra Juntos por el Cambio. Kirchnerismo y sus aliados peronistas contra el macrismo y sus nuevos rostros. La ironía de la historia enfrenta hoy a una exguerrillera educada en la izquierda nacional, Patricia Bullrich, apoyada por la derecha, contra un neoliberal, Sergio Massa, apoyado por la izquierda y el progresismo. Esa es la batalla electoral a dar en la primera vuelta. El arma para cerrarle el paso a Milei es difundir hasta el cansancio sus ideas. Es veneno puro. Pero no es el enemigo principal en la primera vuelta. Para el progresismo el mejor resultado es pasar al balotaje y enfrentarse con Milei pero, para que ello ocurra, Milei primero tiene que derrotar a Bullrich en octubre. Si ello ocurre, quizás se cumpla la audaz predicción de Jorge Asís: “si Bullrich le gana a Larreta, el próximo presidente es Massa”.

Buscar la chispa que vuelva a encender el encanto de la transformación social para reencontrarse con el pueblo marginado.

Todo esto dicho a sabiendas de que nunca es sabio en el campo popular distraerse jugando a aprendices de brujo. UP debe concentrarse en lo suyo, no en los demás, persuadir, convencer, enamorar, barrio por barrio, casa por casa.

Unión por la Patria tiene que concentrarse en el peligro detectado en la gran encuesta que fueron las PASO, las demás todas se equivocaron. Concentrarse en buscar la chispa que vuelva a encender el encanto de la transformación social, que vuelva a encontrarse con los desposeídos. El mejor representante de la izquierda peronista era Axel Kicillof, un aventajado académico marxista, volcado al justicialismo, de gestión eficiente y transparente y de una honestidad sin fisuras. Ante las dos opciones reaccionarias presentadas por la derecha, entiendo que el peronismo haya buscado moderar su imagen eligiendo a Massa para captar parte del centro y morigerar rechazos hacia su principal baluarte electoral que conduce Cristina Fernández de Kirchner, una líder de talla inusual, cuya prueba de autenticidad es el odio de la oligarquía, que reproduce el “viva el cáncer” o el intento de su muerte. Si fuera Larreta el candidato a vencer lo entiendo mejor, pero al ser dos opciones de ultraderecha las que enfrentan al progresismo, creo que el discurso de Unión por la Patria debe ser más auténticamente nacional y popular. La izquierda peronista, que por primera vez en la historia del justicialismo, con excepción del período en que el marxista John William Cooke fue designado por Perón el 2 de noviembre de 1956 su heredero político, es hegemónica, y arrinconó a los sectores de derecha que la integraban en su seno, y tiene que volver a querer transformar a la Argentina, no sólo administrarla. La izquierda en todo el mundo tiene que volver a ser revolucionaria, aunque por la vía pacífica, sin caer en el error de la vía armada y en el error del radicalismo verbal que no conduce a nada, pero asumiendo una conducta de democracia real que realice cosas radicales. Un poco de izquierdismo en su imagen también le haría bien a UP cuando propone a Massa como presidente. Es imposible detener la macro inflación sin atacar sin piedad las estructuras oligárquicas de los formadores de precios. Y esa es una política de izquierda que Alberto Fernández y Sergio Massa no se animaron a llevar a cabo. Hasta Perón, que no era de izquierda, pero sí un líder popular antioligárquico y antiimperialista, decía que “la izquierda es agria como el vinagre, pero no puede faltar en ninguna ensalada”.

Y algo también preceptivo en estos dos meses es seguir el consejo de Freud, evitar “el narcisismo de las pequeñas diferencias” que tanto mal ha hecho al progresismo argentino.

Marx y Engels, en su obra clásica “La Sagrada Familia” decía que “si el hombre es formado por las circunstancias, entonces hay que formar las circunstancias”.

Quedan sólo 2 meses para formar las circunstancias, para quitarle el instrumento al flautista de Hamelín y acortarle la mecha de la dinamita a la señora del “todo o nada”.

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