Del discurso, solo nos queda el sabor amargo de un presidente en campaña. Fue un sábado y la mayoría de los diputados son del interior y no andan en moto los fines de semana por La Tahona. Sin embargo, se quedaron. Los legisladores de la oposición y del interior se quedaron, en señal de respeto, a escucharlo. Desde el podio les tiró algunos palazos… No estaba preparado.
Pero en la gira por los medios le fue peor. Arrancó en Canal 4, al que le debía una visita. Lo entrevistó un periodista muy prestigioso, Jaime Clara. Le dio la bienvenida muy respetuosamente, de “usted y Sr. presidente”, como corresponde.
Él, en cambio, en un estilo que ha vuelto habitual y característico, propio del estilo que le recomienda su asesor Lafluf, le contestaba en otro tono. Su asesor de imagen sigue siendo el exfuncionario de Presidencia, cuya renuncia fue aceptada tras descubrirse su participación con Bustillo de una reunión para destruir pruebas para la Justicia sobre el caso Marset. No le paga más la Presidencia, pero sigue siendo asesor publicitario: suyo y del candidato Delgado.
Es un estilo que a mí no me gusta, pero convengamos que le queda más natural a él que a Delgado. Tras la respetuosa intervención del periodista, él responde: “¿Qué hacés, Jaime? Me contaron que hoy es tu cumpleaños. Yo esperaba festejo y me diste solo agua…”. Merece ese tono el periodista.
No es algo con Clara, lo hace siempre. Y no solo con periodistas, con empresarios, delegaciones… siempre. A él, Sr. presidente y de usted… Él responde de vos, che y sobrenombre…
Claro, viniendo de él, lo humaniza. De otro uno diría: “Y este atrevido que se le dice de usted y contesta che y vos…”. Pero si uno tiene en cuenta que tenía 16 años cuando subió por primera vez a un ómnibus, es una imagen que lo humaniza. Genera cercanía…
En el curso de la entrevista les soltó la mano a Heber y a Bustillo. Habla del pasaporte entregado a Marset y dice: “Lafluf se comió un garrón, yo también”. Le preguntan entonces por Bustillo y dice “lo dirá la Justicia”. O sea, un garrón dudoso.
Y como no podía ser de otro modo, se mete en un lío internacional. Se lava las manos sobre el narco y el pasaporte. La culpa es de Mujica porque fue en su presidencia que se aprobó la normativa de otorgamiento de pasaportes en el exterior: humo de Cuquito… Marset estaba preso en Dubái por ingresar con un documento falso y se le dio el pasaporte igual… Es más, no se hizo firmar a la persona que retiraba el documento del consulado… O desapareció la hoja. ¡A cuál peor!
Pero no solo la culpa es de otros internamente: “Paraguay y Colombia es donde hay narcotraficantes”. Uruguay, el país, es una víctima, como él.
No habían pasado 24 horas que ambos Gobiernos, Paraguay –país tan amigo suyo, de su padre y de su abuelo– y Colombia habían citado al embajador uruguayo acreditado para expresar su malestar diplomático. No emboca una en política exterior. Yo creí que la salida de Bustillo iba a traer nuevos vientos, pero más bien han sido temporales.
El presidente desde entonces se ha dedicado a cabalgar en la Fiesta Gaucha, visitar a los arroceros y adherir a la crítica que le hacen por incumplimiento de promesas a su propio gobierno, y a él mismo. “Yo estoy de acuerdo Alfredito” le dijo a Alfredo Lago, presidente de la gremial de productores, sobre su crítica por la política de combustibles del presidente. Está de acuerdo con incumplir y con que lo critiquen por incumplir: Batman…
Así comienza este año electoral. No va a ser fácil… pero sobre los hombros del Frente está que se empiece a recomponer un estilo de respeto al adversario, a desoír los discursos de Delgado. Por el bien de todos y el nuestro. Porque empezamos a volver.