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En pleno exilio en el 80, viajé con Diego Achard a Brasil. Un viaje audaz y provechoso. Desde que el crimen contra Zelmar y el Toba nos alejó de Argentina, era nuestra actividad más cercana a Uruguay. Ya a Brasil se podía ir aunque aún había una dictadura.
Impresionantes fueron los contactos que desarrollamos. Al llegar a Sao Pablo Diego reconoció el avión de Torrijos. El general panameño ya era muy amigo y solidario. Se alojaba en casa de un amigo brasileño, solíamos visitarlo en la isla Farallón, su verdadero hogar. Esa noche cenamos con él.
El anfitrión, Neiva Moreira, del partido de Brizola (PDT), casado con la uruguaya Beatriz Bissio, nos consiguió una entrevista con el prestigioso cardenal Pablo Evaristo Arns. Tanto el arzobispo como Neiva nos sugirieron conocer a Lula.
Era un prestigioso dirigente sindical, aún sin ingresar a política. Así, Lula fue el primer dirigente sindical en el mundo en denunciar la persecución a los dirigentes gremiales uruguayos y exigir la libertad de los sindicalistas presos.
Cuando lo conocimos no teníamos idea de que estábamos frente a un futuro presidente de Brasil; fue dos veces y a lo mejor llega a serlo cuatro veces. Duplica a Bolsonaro en las encuestas. Preso en las últimas elecciones, favorito en las del próximo 2 de octubre.
El 8 de noviembre de 2019 quedó en libertad. Acá, en plena campaña electoral, regresaba de Colonia. Fue un impacto tremendo. 19 meses preso. Pero luego una a una fueron cayendo las causas. La semana pasada la Suprema Corte anuló todas las sentencias. El Consejo de Derechos Humanos de ONU señaló la falta de garantías y acusó al juez Moro de ignorar la presunción de ausencia.
Recuerdo el acto del Pit-Cnt frente a la Embajada de Brasil el 12 de abril de 2012. Cinco minutos antes, al pie del estrado, Fernando Pereira y Marcelo Abdala me invitaron a hacer uso de la palabra. Sin saber todo lo que ello significaba para mí: ser solidario al mismo tiempo con los trabajadores del gas de Uruguay y con Lula.
En agosto el Pit-Cnt y el gremio del gas me invitan a ir a Curitiba a acampar y marchar frente al lugar donde Lula estaba preso. Recibimos una enorme solidaridad del arzobispo monseñor Peruzzo. Nos acompañaron Larbanois y Carrero (este de larga militancia sindical como trabajador del gas) para hacer un recital a Lula frente a su celda.
En un campamento tenía improvisadas cuchetas de madera de obra. Temprano de mañana desfilábamos frente su lugar de reclusión. Encabezaba la marcha un músico (que en Brasil no faltan) cantando “um, dois, três, quatro, cinco mil, queremos Lula livre, presidente do Brasil...”.
Cuelga en la pared de mi escritorio una foto de aquel día, que parece el dúo maravilloso, Juan Castillo y yo, y se ve una cámara de celular con la misma imagen. La miro y me da fuerza y ánimo siempre.
Cuando los trabajares del Sindicato del Gas iniciaron una huelga de hambre en la plaza Independencia frente a Petrobras, solía ir todos los días a acompañar a los ayunantes. También en varias gestiones. No se imaginaban lo que era para mí: ser al mismo tiempo solidario con ellos y con Lula, con el que me sentía en deuda.
Durante el gobierno de Lula, se generaron 15 millones de puestos de trabajo, 50 millones de brasileños salieron de situación de pobreza. Dejó el gobierno en 2010, con un 80% de aprobación y 7,5 por ciento de crecimiento económico. Al terminar su segundo mandato, los trabajadores gozaban de un salario mínimo 54% mayor al de su propio primer gobierno.
Acá el gobierno tiene lazos muy estrechos con su carcelero, Bolsonaro. Sus dirigentes se sumaron al linchamiento a Lula. Manini, aún en actividad, le visitaba. Nos acusaban de “apoyar la corrupción brasileña”. Pero cuando gane, él tendrá la grandeza de no cobrarle cuentas al gobierno y que este haga pagar a nuestro pueblo.
Tanto el presidente como el canciller han inclinado la balanza hacia Boslonaro en el seno del Mercosur. Pero no les costará tirar la tierra abajo de la alfombra. Sabemos que, olvidarán sus errores, y lo vamos a apoyar (y disfrutar mucho) cuando Lacalle y Bustillo asistan a la asunción de Lula como presidente.