El Gobierno está intentando, desesperadamente y con cierto éxito, que ocupemos tiempos y espacios de los medios de comunicación hablando de Venezuela, Cuba y Nicaragua, ya que al tema Raúl Sendic, por más que lo retuerzan, no hay cómo sacarle una gota más de provecho.
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El Antel Arena también dejó de darles réditos porque la gente que lo ha conocido ha quedado sumamente conforme con la inversión, salvo aquellos cuyo fanatismo político les hace ver un triángulo donde hay un círculo. La ciclovía era tema de todos los días y (¡antes de quedar habilitada!) criticaban que nadie la usara. Ahora hay miles de personas de todas las edades que viajan más seguras en bicicleta, un vehículo económico, recomendable para la salud y no contaminante, que debe ser promovido por todos los medios posibles.
Otro tema era un problema real: la basura de Montevideo. Claro, de otros departamentos no iban a hablar. Sin embargo, los críticos (bastante callados ahora) no dicen nada sobre los nuevos contenedores, que han eliminado buena parte del problema.
Con todo esto, el juicio perdido por el cierre de Pluna les ha caído del cielo. La derecha y los medios afines al gobierno estarán con eso y con Venezuela hasta el mismo día de las elecciones nacionales de Uruguay.
La idea es marcar la agenda de temas a debatir y evitar que se toquen otros como:
Que mientras el presidente se pasea en el yate de los dueños de Montepaz, la empresa ha sido señalada en Colombia como la principal proveedora de tabaco ilegal. Luis Lacalle Pou benefició a las tabacaleras con dos decretos (uno anulado por la Justicia), lo que nos llevó, en noviembre de 2023, a perder 60 lugares en el ranking mundial del Centro de Interferencia de la Industria Tabacalera, bajando del puesto número 7 al 67 entre 90 países analizados. Las tabacaleras le dieron miles de dólares para su campaña y él devolvió el favor con decretos protabaco.
Por supuesto que el presidente no sabía nada.
Que 17 personas habrían sido designadas a dedo como “asesoras” del ministro de Transporte y Obras Públicas José Luis Falero; y eso a pesar de que el escándalo de los acomodos en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande sigue caliente, ya que el ministro Omar Paganini no ha cumplido cabalmente con lo decidido por el Parlamento para poner las cosas en orden.
Que los casos Astesiano y Marset (o sea, el caso Torre Ejecutiva) tendrán en vueltas por los juzgados a los exministros Heber y Bustillo e infinidad de funcionarios.
Que también son varios los funcionarios que visitarán los juzgados en 2024 por el caso del intento por salvar al exsenador blanco Gustavo Penadés.
Que la criminalidad aumenta día a día, tanto en cantidad de crímenes como en el sadismo con que son cometidos. Según la Oficina de Drogas y Crimen de la ONU, Uruguay es el segundo país del mundo en homicidios por crimen organizado. Con el gobierno de Jorge Batlle (2000-2005) teníamos a unas 5.000 personas presas; con el Frente Amplio, en promedio, unas 10.000; y con Lacalle Pou, más de 15.000. Sin embargo, la criminalidad aumenta. Y eso que delitos como la corrupción, cometidos por la “gente bien”, no se contabilizan.
Que a pocos días de haber estallado el escándalo de las “fotomultas” (léase robo) en Río Negro, la Fiscalía de Florida comenzó a investigar las irregularidades constatadas por una Comisión Investigadora de la Junta Departamental. Según la comisión, el director de Servicios Varios, Luis Bilbao, habría robado materiales de construcción pertenecientes a la Intendencia, quedando involucrados otros dos jerarcas por pedir al denunciante que retirara la denuncia y perdiera el celular donde tenía registrados los audios que demostraban el delito. ¿No les suena familiar lo de “perder el celular”?
Que el ministro da Silveira fue denunciado ante la Jutep por la venta de la ex-Ancap de Gorlero a Daniel Zulamian, un empresario inmobiliario vinculado al Partido Nacional que aportó dinero para la campaña electoral de Luis Lacalle Pou y que ha logrado varios convenios con el Estado.
No culpamos a los empresarios beneficiados de manera irregular en varios casos. El problema es cómo este Gobierno, desprolijo y oscuro como pocos, insiste en beneficiar a los “amigos de los amigos” dejando por el camino más sombras que luces.
Hay mucho para hablar sobre Uruguay; pero, claro, les queda más cómodo hacernos desviar la atención a miles de kilómetros, mientras caminan sobre un mar de incoherencias.
El mismo presidente que critica a los “dictadores” es el que le regaló una yegua al tirano de Catar.
El mismo presidente que se preocupa por las violaciones de derechos humanos se despreocupa de lo que suceda en China porque quiere cerrar tratados con el gigante asiático.
El mismo presidente que clama por más democracia es el mismo que apoyó a la golpista Jeanine Áñez Chávez en Bolivia y al autoproclamado presidente Juan Guaidó en Venezuela.
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