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Columnas de opinión | beduinos | café | Lacalle

Promesas sobre el café

El café de los beduinos

Las tribus nómadas de Arabia, también conocidas como Beduinos en especial la tribu de los jordanos, tienen un rasgo muy singular que las ubican en forma relevante en la cotidianidad de su sociedad.

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El beduino un ser buscador, explorador y con raíces más en la cultura que en el territorio ubica un lugar en donde permanecer un tiempo que no sabe o no quiere dimensionar. Son lugares de pastoreo y caza, sin alambrados ni propietarios excluyentes. El beduino se acerca a una roca que le sirva de protección y allí mismo se instala. Entre las rutinas hay una muy particular: hacer y calentar café.

Cada día, las diversas familias de la tribu comienzan a preparar el café de una forma tradicional. El beduino toma un puñado de los granos de café que lleva durante su peregrinación por el desierto y comienza la ceremonia. Coloca el café en un recipiente de metal que calienta sobre el fuego para tostarlo; el tostado depende de la experiencia de cada persona que lo haga, no teniendo un tostado estándar, siendo éste de acuerdo a la mano del tostador en turno. Lo siguiente es colocar los granos de café tostado para molerlos en un mortero de madera llamado “mehbash”, que posee un agujero en el centro. Dentro de este mortero, la materia prima se muele rítmicamente. Así suena el café. El ruidito de la molienda se transforma en un mensaje sonoro para quienes andan en la zona. Es el aviso beduino de que el café está en preparación. El aroma cercano entusiasma. Los beduinos se acercan; hay promesa de un buen café.

Ligeros de lengua

Las promesas tienen un problema: si no se cumplen se deteriora la confianza en el actor político. Milei está abrazado a una promesa: terminar con la inflación. (Por el camino quedaron varias promesas como la dolarización o cerrar el Banco Central). El aroma que construyó desde el 2016 atrajo a miles de beduinos. Les prometió un buen café y entre varias percepciones que construyó se abraza a una: el combate contra la inflación. Sabe que si fracasa acá, no es difícil que haya otro café; será un café vencido como el que encontró este Gobierno en el Mides en el año 2020.

Entre 2018 y 2019, Luis Lacalle Pou construyó una batería de ideas consignas claras, entendibles y memorizables que jalonaron su campaña. Eligió los temas que estaban preocupando a la población: seguridad, tarifas públicas, transparencia y alguno más.

En el primer tema, de ganar las elecciones, el candidato dijo que el 2 de marzo de 2020, después de designarlos, que se reuniría con los 19 jefes de Policía en la Torre Ejecutiva para que reciban instrucciones claras de cómo deberán actuar y de cómo volver a las comisarías. Junto con Manini Ríos, dijo: “Se terminó el recreo”. Hoy la realidad muestra: hay 15 mil presos (contra 9 mil que había en el 2019), aumentaron los homicidios de manera escandalosa y la inseguridad sigue siendo el principal problema para los ciudadanos. (Al cierre de esta columna, el “populismo militar” de Manini Ríos propone la “emergencia nacional” y una serie de medidas.

Lacalle prometió la rebaja del precio de la energía eléctrica y los combustibles, y propuso un ahorro de 900 millones de dólares por parte del Estado para abatir el déficit. Nada de eso ocurrió.

El diario El País que hizo un informe sobre lo cumplido e incumplido por Lacalle, escribió lo siguiente en materia de transparencia: “La transparencia, así como la necesidad de tener un estado más ágil, inteligente y moderno, fue otro puntal del discurso de los partidos que llegaron al gobierno en marzo de 2020, justo antes del inicio de la pandemia. Sin embargo, se trata del capítulo con mayores grados de incumplimiento, con la concreción de solo una de las doce medidas según el análisis realizado por El País: la creación de una Agencia de Monitoreo y Evaluación de Políticas Públicas (a través de la LUC)”. Lacalle había dicho: si un integrante de mi Gobierno habla mal del adversario no dura dos minutos en el cargo. Ha pasado de todo y nadie fue movido del cargo por esa razón. Más bien fueron por otros motivos.

Cuidado con la segunda taza

Para los nómadas del desierto, rechazar la primera taza de café es tomado como una falta de respeto, por lo que debe aceptarse la taza de café y tomarse con la mano derecha. Esta acción es muy representativa entre los beduinos y es una muestra de amistad entre quien lo ofrece y quien lo recibe. La segunda taza del beduino tiene un significado especial, pues quien la toma se compromete a proteger al que la sirve. En tiempos antiguos, beber una segunda taza representaba cuidarse mutuamente ante asaltantes y otros peligros que derivan del desierto. La tercera taza significa la relajación y la tranquilidad, entre los beduinos. ¿Una cuarta taza? Nunca debe aceptarse ni pedirse una cuarta taza si es de la misma jarra, esto se considera una falta de cortesía y falta de modales. En caso de querer más café, se debe esperar a que se prepare otra jarra.

El aroma anda en el aire; los golpecitos de los morteros de los beduinos suenan en cada esquina. Llaman a otros beduinos de la aldea. Ojo con el café vencido o la promesa de un buen café.

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